El Salvador: Enfermedad y síntoma
Manuel Hinds considera que la pérdida del grado de inversión para El Salvador podría aumentar el peso de la deuda en el gasto fiscal justo en momentos en que, debido al estancamiento de le producción, la recaudación fiscal continúa disminuyendo.
Por Manuel Hinds
El 16 de noviembre de 2009 la empresa Moody´s de clasificación de riesgos degradó la calificación de la deuda salvadoreña de grado de inversión a lo que en el mercado de deuda se llama “basura”.
Esto terminó un período de 12 años en el cual El Salvador fue uno del puñado de países latinoamericanos que tenían calificación de “grado de inversión”. En el momento en el que el país ingresó a este selecto grupo en 1997, éste contenía sólo cinco países—Chile, El Salvador, Colombia, Uruguay y Panamá. Durante las crisis de 1998 y 2001 Uruguay, Colombia y Panamá perdieron su grado de inversión y México lo ganó, de modo que sólo Chile, México y El Salvador lo tuvieron por un buen tiempo. Recientemente, varios países lo obtuvieron, incluyendo Brasil, Colombia y Panamá. Costa Rica se está posicionando para obtenerlo. El Salvador lo acaba de perder.
¿Y qué era el grado de inversión, que tuvimos por 12 años y nunca apreciamos? Es una calificación alta a la deuda del país, que indica que hay muy pocas probabilidades de que la deuda no se pague. ¿Y eso qué importa? Importa mucho porque la deuda en bonos del país se vende en los mercados mundiales a miles de inversionistas, que no saben si El Salvador es buena paga o no, excepto por la calificación dada por estas empresas. Por supuesto, la demanda de bonos vendidos por países con calificación de grado de inversión es mucho mayor que para los que son calificados como basura. Por esa razón, los bonos con grados de inversión pagan tasas menores de interés ya que los inversionistas están dispuestos a cobrar menos intereses al prestarle a un país que tiene grado de inversión que a uno que tiene calificación de basura. Es decir, el grado de inversión representa mucho dinero. Por muchos años el país ha ahorrado enormes cantidades en el servicio de su deuda por tener el grado de inversión. Dos puntos porcentuales ahorrados en mil millones de dólares de bonos equivalen a 20 millones de dólares por año.
El comunicado oficial en el que Moody´s degradó la calificación de la deuda de El Salvador dice textualmente: “Leos [el representante de la empresa] explicó que, mayormente como resultado del colapso de la actividad económica las cuentas gubernamentales han sufrido un choque negativo en sus ingresos, que han comprometido la situación fiscal en el corto plazo, empeorando los déficits fiscales y los indicadores de endeudamiento”. Esto puede verse claramente en las dos gráficas que acompañan este artículo. La gráfica 1 muestra cómo el déficit del gobierno se ha abierto y profundizado como resultado de la caída violenta en los ingresos fiscales. La pregunta es, entonces, ¿por qué es que los ingresos han caído tanto? La respuesta está en la gráfica 2, que muestra cómo los ingresos fiscales se han movido muy cercanamente con el indicador de la actividad económica IVAE, calculado por el Banco Central. Al aumentar la actividad económica, han aumentado los ingresos fiscales, y viceversa.
En combinación, las dos gráficas muestran que los déficits que ahora afectan las cuentas fiscales no se deben a ninguna otra razón que la caída en la actividad económica que se ha producido como resultado de la crisis mundial y de la incertidumbre política que afecta a nuestro país. Fue por estas razones que Moody´s degradó la calificación de la deuda de El Salvador.
Es decir, tanto Moody´s como las cifras mismas muestran que el problema fundamental por el que atraviesa el país es la caída en la actividad económica, y el problema derivado es la caída en los ingresos fiscales. La enfermedad es la baja actividad económica y uno de sus síntomas es la caída en la recaudación fiscal. La solución debería entonces enfocarse a revertir la contracción económica, lo cual automáticamente revertiría la caída en ingresos fiscales y reduciría el déficit y la necesidad de endeudarse más.
El gobierno ha visto los dos problemas pero se ha concentrado en el síntoma, no en la enfermedad, y está buscando incrementar los ingresos fiscales a través de medidas impositivas, aduciendo que la carga fiscal en el país es demasiado baja y que es necesario aumentarla. El problema es que aumentar la carga fiscal en este momento en el que, como se ve en la gráfica 3, la producción está cayendo casi verticalmente no es aconsejable. Aunque el gobierno diga que no, hay varias medidas entre las reformas propuestas que incidirían en los precios al consumidor y al productor, causando rebajas en la demanda, menores ventas y mayor desempleo.
Más dañino que el impacto en las ventas y el empleo a través de los precios es el que varias medidas incluidas en las reformas-tales como los enormes incrementos en el costo de llenar los trámites burocráticos de los impuestos y los poderes de mandar a la cárcel a cualquiera investidos en los peritos—están teniendo en las expectativas de los inversionistas grandes y pequeños. Estas medidas están deteriorando gravemente el clima de la inversión en el país, empeorando la caída de la economía y así afectando negativamente los ingresos fiscales que el gobierno quiere aumentar. Todos los libros de texto de macroeconomía demuestran con toda claridad desde los tiempos de la Gran Depresión que no hay que subir impuestos cuando hay una crisis de demanda.
Ojala que el gobierno no persista en querer hacerlo, ya que si lo hace, la crisis será más profunda y durará más—y el gobierno no recaudará más porque la base de los impuestos, la actividad económica, estaría disminuyendo.
Ya perdimos el grado de inversión. Podemos perder mucho más si el gobierno no realiza que la principal enfermedad que tiene el país es el de la caída en la producción y que la caída en los ingresos fiscales es un síntoma de dicha enfermedad.
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 18 de noviembre de 2009.