El Salvador: El plebiscito y la seguridad jurídica del país

Manuel Hinds considera que como el FMLN ya llegó a la presidencia y ha logrado tomarse el tribunal electoral, ahora pretende cambiar la constitución y "debilitar fatalmente a las fuerzas democráticas del país".

Por Manuel Hinds

Para usted puede ser sorprendente que el FMLN, que está abiertamente conspirando para destruir la democracia en el país, está proponiendo que se establezca en el país un instrumento que es considerado como legítimo dentro de una democracia.

Usted puede pensar que no importaría si logran instalarlo. Para darse cuenta de que dejarlos que lo hagan sería un grave error basta ver que todos los partidos que están dedicados a abolir la democracia en Latinoamérica han buscado instalarlo, y que una vez que lo han instalado lo han usado para destruir la democracia. Para ver como lo hacen podemos revisar la estrategia que estos partidos han aplicado para instalar sus tiranías.

Esta estrategia es bien simple. Primero, tomar el poder de cualquier manera, aunque sea con un candidato que no comulgue con todas las ideas del partido. Segundo, con el poder en la mano, tomarse el tribunal electoral para cargar los dados a favor del partido en todos los eventos electorales por venir. Tercero, una vez establecido este control, cambiar la constitución para permitirle al partido cambiarla cada vez que quiera, a su conveniencia para capturar el poder total. Cuarto, usar la facilidad de cambiar la constitución para seguir cambiándola gradualmente, comenzando con aquellos cambios que debiliten fatalmente a las fuerzas democráticas del país para pasar luego a las que transfieran el poder total al FMLN. Con esas fuerzas eliminadas, estos partidos no tienen que asaltar el poder. Éste cae en su regazo.

El FMLN ya logró dar los dos primeros pasos en El Salvador. Todavía no ha dado los otros dos, pero ya anunció que se propone hacerlo instalando lo que los líderes del partido llaman "una democracia participativa", que significa una sociedad sin instituciones, que puede cambiar todo en cualquier momento de acuerdo al capricho del gobernante. Esto es lo que existe en Venezuela, en donde Chávez cambia todo continuamente diciendo que lo hace por decisión del pueblo. El instrumento principal de la democracia participativa es el plebiscito, o referéndum.

Pero, usted dirá, ¿por qué necesita el FMLN al plebiscito si, controlando el tribunal electoral, pueden manipular las elecciones y perpetuarse en el poder sin necesidad de cambiar la constitución? Hay dos razones asociadas entre sí. La primera es que el poder total que busca el FMLN no consiste únicamente en perpetuarse en el poder ejecutivo. Como lo han dicho muchas veces los representantes del FMNL, ellos buscan el poder total, que incluye el manejo de la justicia y de las leyes, además del poder ejecutivo. Para conseguir este poder total, el FMLN necesita demoler las instituciones jurídicas que establecen y defienden la libertad y los otros derechos fundamentales de los habitantes del país. El plebiscito les permitiría poner a votación cambios en los procesos judiciales y en otras instituciones relacionadas con la justicia, directamente, sin tener que pelear a través de elecciones para la Asamblea, y luego en la Asamblea. Que el FMLN quiere usar los plebiscitos para cambiar el régimen judicial del país ha quedado muy claro. Fue precisamente en ese contexto —su deseo de controlar la Sala de lo Constitucional y de imponerle condiciones a sus sentencias— que el FMLN sacó el tema de las reformas constitucionales y de los plebiscitos. Es decir, la primera razón es porque el plebiscito les permitiría realizar rápidamente reformas constitucionales que les permitirían luego controlar políticamente la justicia en el país.

La segunda razón por la cual el plebiscito es un instrumento muy conveniente para instalar una tiranía en El Salvador es porque demoler las instituciones democráticas a través de manipular elecciones es muy largo y complicado, lo que erosiona la ventaja más grande que tienen los partidos que quieren imponer una tiranía: la complacencia de los que podría defender la democracia, que están ocupados en hacer otras cosas y no quieren meterse en política hasta no tener la soga al cuello. Para la instalación de una tiranía es esencial apretar la soga rápidamente.

Como escribió Maquiavelo en El príncipe: "El populacho es voluble por naturaleza; es fácil persuadirlo de algo, pero difícil confirmarlo en dicha persuasión. Por lo tanto, uno debe urgentemente arreglar las cosas de tal manera que cuando ellos han dejado de creer pueda hacérseles creer a la fuerza". El FMLN está muy claro en este tema. Esas palabras de Maquiavelo son, en realidad, el alma de su programa. Al partido no se le puede olvidar que a finales de los setentas y principios de los ochentas estuvo muy cerca del poder y no logró apretar la soga a tiempo. Esto permitió que las fuerzas democráticas se dieran cuenta de la amenaza, y se organizaran en un pequeño movimiento que con el tiempo creció a ser el partido político más formidable del país, que mantuvo al FMLN alejado del poder por más de quince años.

Por otro lado, solo basta ver a Venezuela para darse cuenta de lo que pasa cuando los cambios constitucionales se hacen con gran rapidez, antes de que las fuerzas democráticas se puedan organizar. Ya cuando estas tratan de organizarse, las fuerzas anti-democráticas ya tienen el suficiente poder como para mantenerlas lejos del poder. Estas dos experiencias, más la de Cuba en la que Fidel Castro fusiló a cualquiera que se opusiera a él y no lograra escapar a Miami, muestran claramente que es mejor para los que quieren abolir la democracia hacerlo con la máxima rapidez. En el siglo XXI también es necesario mantener la pretensión de estar haciéndolo democráticamente. Es decir, una vez instalado el proceso de plebiscito, es muy fácil demoler todas las instituciones si ya se cuenta con el control de las elecciones —algo que el FMLN ya tiene.

No ha habido experto político y económico que haya visitado este país desde hace muchos años que no haya enfatizado que lo que necesitamos para desarrollarnos como democracia y crear una economía sólida y progresiva es la seguridad jurídica contenida en instituciones fuertes. Es decir, lo que necesitamos es mantener las reglas del juego que garantizan la existencia y la defensa de los derechos fundamentales de los habitantes del país. Y ahora viene el FMLN y propone una manera de demoler estos derechos y estas instituciones —manera que partidos similares han manipulado en otros países latinoamericanos para efectivamente demolerlos. ¿Y no vamos a oponernos a que lo hagan? Si no nos oponemos y no defendemos las instituciones fundamentales de la sociedad, vamos a darnos cuenta de cuán fielmente está siguiendo el FMLN el consejo de Maquiavelo.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 19 de julio de 2011.