El propio estado está desfondando el presupuesto

Víctor Pavón comenta la elaboración del presupuesto 2020 frente a la economía en recesión de Paraguay.

Por Víctor Pavón

Mientras el ministro de Hacienda, Benigno López, insiste acerca de que el presupuesto 2020 está al límite de gastos, en el Congreso y específicamente en la Cámara de Diputados se aprobó días atrás una reprogramación presupuestaria por más de 45 mil millones de guaraníes. Más llamativo aún es que en el preciso momento en que se estudia el presupuesto para el año que viene, esta nueva disposición proviene desde el mismo poder ejecutivo, del cual el ministro de Hacienda es la figura principal del equipo económico.

Hacienda tiene razón en manifestarse en favor del presupuesto remitido por el ejecutivo y todavía más debido al escenario poco propicio de la economía que repercutirá en la disponibilidad de las respectivas partidas presupuestarias. Sin embargo, lo que se viene dando desde hace años se repite nuevamente en el presente. Son los mismos ministros y autoridades de entes públicos, dependientes del ejecutivo, los que van al Congreso a pedir incrementos.

Y no van precisamente para hacer notar su interés de disminuir los gastos superfluos –como debería ser según se insiste desde Hacienda– sino para aumentar todavía más los gastos corrientes en materia de salarios y bonificaciones sin contrapartida de calidad y las más de veces hasta de transparencia.

Los que al final están “desfondando” las arcas del estado están en el mismo gobierno, altos funcionarios del ejecutivo, lo que confirma algunas cuestiones. Primero, la falta de liderazgo en el mismo partido de gobierno en cuanto a tratar el Presupuesto como un tema de política de Estado, situación que, desde luego, será para algunos mucho pedir pero que así debería intentarse en atención a la delicada situación de la economía, hoy en recesión, y que el próximo año podría no ser muy diferente.

Segundo, que no basta con “ser conscientes” de la situación económica actual como también afirmó el ministro de Hacienda. Si se apelara a la “consciencia” pues entonces quiere decir que la administración del estado se halla supeditada al voluntarismo y valoraciones propias de cada funcionario. En el gobierno del estado lo que prevalece es lo que está previamente establecido y por lo tanto todo funcionario público solo está autorizado a disponer del dinero ajeno –de los contribuyentes– con estrictos criterios de contrapartida, transparencia, calidad y rendición de cuentas.

Por estas cuestiones es que la administración pública en Paraguay sigue subordinada a los intereses de los grupos de presión antes que al principio de juridicidad, esto es, al orden legal establecido en la Constitución y las leyes como la Ley Financiera y del Presupuesto. Los grupos de presión alientan su expansión exigiendo más dinero a su disposición; no obstante, ello no significa supeditar el principio de legalidad a la “consciencia” de ese mismo funcionario que, por cierto,  tenderá a proteger sus intereses y ampliar sus privilegios.

Es por ello que el Estado se fue convirtiendo en una gran piñata de la que todos y cada vez más gente desea vivir a costa de los demás. A lo que hay que agregar que a las razones expuestas se agrega algo detestable: el abuso del poder por parte de los que detentan ocasionalmente el gobierno, ya sea se encuentren en el oficialismo y en la oposición, porque de esto ambos sectores tienen responsabilidades compartidas.

Al respecto, si se desea evitar que los más altos funcionarios del ejecutivo contradigan a su mismo “jefe”, el presidente de la República, se podría aplicar la propuesta del titular del Congreso, Blas Llano, de emitir una directiva expresa y directa, resolución mediante, por el cual los ministros no acudan más a la Comisión Bicameral de Presupuesto a plantear incrementos.

De igual importancia, de cómo se apruebe el presupuesto 2020 sabremos si hay o no consciencia y consciencia, porque no basta con lo primero, en el sentido de percibir la realidad reconociéndose en ella, sino que también es necesaria la conciencia entendida como el conocimiento moral de lo que está bien y lo que está mal.

Si la previsión de la economía paraguaya para este año es negativa al punto que será la que más caerá en la región, lo que conlleva efectos directos sobre el empleo y la seguridad, pues como mucha más razón el presupuesto 2020 debe expresar el interés de los gobernantes en mitigar en algo el notable declive constatado en el deterioro económico recesivo. 

Ser conscientes de esta realidad no basta, también los gobernantes sin excepción de partidos políticos deben expresar consciencia para y hacia la gente porque al final y al cabo estamos llegando al fondo (recesión) pero también convengamos que los fondos (dinero que hace a los gastos del presupuesto) provienen siempre y en todo momento del pueblo contribuyente.