El poder de la libertad económica
Por James D. Gwartney y Robert Lawson
El útlimo Informe Anual: La Libertad Económica en el Mundo publicado la semana pasada, confirma una vez más lo que ocurre cuando el estado se hace a un lado y permite que el sector privado se desarrolle.
Basta con considerar el éxito en Irlanda, Islandia y Nueva Zelanda, los cuales han experimentado cambios importantes al liberar sus economías desde la década de los ochenta.
El informe, publicado por una red de think-tanks privados de más de 60 países, utiliza 38 componentes diferentes para calificar las instituciones y las políticas de 127 países en una escala de 1 a 10 puntos.
Principalmente, las calificaciones reflejan hasta qué grado los países dependen de los intercambios voluntarios y de los mercados, en lugar de depender de los impuestos, del gasto público y de las regulaciones para asignar bienes y recursos.
De acuerdo con dichas calificaciones, Hong Kong continúa siendo la economía más libre del mundo. Singapore se ubica en el segundo lugar, mientras que Nueva Zelanda, Suiza y EE.UU. empatan en el tercer lugar.
El Reino Unido, Canadá e Irlanda ocupan los tres puestos siguientes.
Las calificaciones de las economías más grandes del mundo inlcuyen a Alemania en el número 19, Japón en el 30, Francia en el 38, Italia en el 54, México en el 59, India en el 66, China en el 86, y Rusia en el 115.
El mundo ha cambiado sustancialmente desde hace un cuarto de siglo atrás, cuando Margaret Thatcher y Ronald Reagan fueron electos por primera vez como líderes de sus países.
De acuerdo con el informe, en relación a 1980, las tasas marginales de impuestos han disminuído, el comercio internacional es más libre, y la política monetaria es más estable. De los 102 países con calificaciones en 1980 y en el 2003, solamente cuatro registraron un retroceso en materia de libertad económica en el año 2003.
¿Acaso la libertad económica tiene algún efecto? Un amplio cuerpo de investigación académica indica que si. Aquellos países que tienen libertad económica tienden a crecer más rápidamente y alcanzar niveles de ingreso más altos que aquellos que tienen menor libertad.
Beneficios que se suman
Las experiencias de Irlanda, Nueva Zelanda e Islandia ilustran la importancia de la libertad económica.
A mediados de los ochentas, todos estos países se caracterizaban por tener gobiernos con alta y creciente participación en la economía, altos impuestos y numerosas restricciones al comercio internacional.
En 1985, la calificación de libertad económica de Irlanda era de 6.2, de Nueva Zelanda 5.9, y de Islandia 4.9.
Entre 1985 y 1995, sin embargo, cada uno de estos países avanzó sustancialmente liberalizando la economía, y sus calificaciones crecieron en consecuencia.
Hoy, los tres países se ubican dentro de las economías más libres del mundo y han obtenido beneficios substanciales.
Durante los últimos 12 años, la tasa de crecimiento del PIB per cápita de cada uno de estos países es más de dos veces lo que era en 1980. En los últimos años, las tasas de desempleo de Irlanda y Nueva Zelanda han sido aproximadamente de 5%, menos de la mitad de la tasa de desempleo de la mayoría de los países europeos.
Y la tasa de desempleo de Islandia es aún menor, apenas 2.6%.
Estonia también muestra el poder y la fuerza de la libertad económica. En el informe de este año se ubica en el noveno lugar (empatando con Australia, Luxemburgo, y los Emiratos Arabes Unidos).
De esta manera, es la economía más libre de los países que conformaban la ex-Unión Soviética.
Hace una década, la inflación en Estonia superaba el 1000%, la economía empeoraba, el desempleo era mayor al 30% y el 95% de las empresas eran estatales.
Sin embargo, Estonia actuó ágilmente. Privatizó las empresas estatales, adoptó una tasa fija de impuestos, redujo significativamente el gasto público y eliminó las restricciones al comercio. En el breve período de ocho años, la calificación en libertad económica de Estonia aumentó de 5.3 a 7.8 en una escala del 1 a 10.
Aprender la lección
En la actualidad, la inflación en Estonia es de 2.5%, la economía crece a una tasa anual mayor al 6%, y el desempleo es bajo.
El crecimiento económico actual se basa fundamentalmente en inversiones, innovación y el descubrimiento de mejores maneras de hacer las cosas. Sin la libertad económica, se estancan los procesos de crecimiento.
Esta es una lección que todos los países, tanto los ricos como los pobres, deben tomar en serio y luego deben actuar de acuerdo con esta idea.
Este artículo fue publicado originalmente en el Investor’s Business Daily el 9 de septiembre del 2005.
Traducido por Marina Kienast para Cato Institute.