El petróleo y la política
Por Richard W. Rahn
Si le proponen hacer una apuesta sobre el precio del petróleo dentro de 10 años, ¿apostaría usted por un aumento o por la caída del precio? Algunos argumentan que se está acabando el petróleo fácil de extraer, por lo que el precio seguirá subiendo. Otros aseguran que el alto precio actual provocará una inundación de nuevas fuentes petroleras, por lo que los precios caerán, siempre y cuando los políticos en Washington no sigan con su marcha fúnebre sobre la energía y el medio ambiente.
El argumento sobre la caída de los precios petroleros es que existen cientos de años de reservas petroleras, al nivel actual y al proyectado aumento del consumo, si incluimos las reservas de petróleo pesado. En países como Arabia Saudí e Irak queda mucho petróleo barato por producir (a $15 o menos el barril), pero no en cantidad suficiente para suplir toda la demanda mundial. Por eso se está produciendo más petróleo en aguas profundas que es más costoso, como también el petróleo pesado proveniente de arenas bituminosas.
El monto de las reservas petroleras se mide en función del costo. Hay más de 1.300 millones de barriles de reservas de petróleo convencional, concentradas principalmente en el Medio Oriente. Las mayores reservas de petróleo pesado están en la faja del Orinoco en Venezuela, que se estiman en 1.200 millones de barriles, cuya producción costaría menos de $50 el barril.
De las arenas petroleras de la provincia de Alberta en Canadá se está actualmente extrayendo petróleo, a un costo de unos $45 y esas reservas se estiman en 1.800 millones de barriles. El total de las reservas mundiales de petróleo bituminoso de esquisto, una roca negra azulada, se estiman en 3.300 millones de barriles, de los cuales 70% están en Estados Unidos, principalmente en Colorado, Utah y Wyoming.
La empresa Shell informó el año pasado haber desarrollado una técnica para extraer petróleo de esquisto a un costo de alrededor de $35 por barril. Estados Unidos también tiene las mayores reservas de carbón, suficiente para suplir la demanda por varios siglos. El carbón se puede convertir en petróleo (como lo comprobaron los alemanes y sudafricanos hace años) y el costo estimado de conversión en la actualidad es de unos $35 el barril.
Entonces, ¿no parece muy raro que el precio actual del petróleo sea más del doble del costo de producir lo que ahora se consume y de lo que necesitaremos en el futuro? La razón del exagerado precio es que la oferta ha sido artificialmente restringida por los gobiernos. El 88% de las reservas de petróleo convencional pertenece a gobiernos y esos gobiernos invierten cantidades insuficientes en nueva producción. Por su parte, el gobierno de Estados Unidos ha restringido las perforaciones costa afuera, en tierra firme y la conversión del carbón.
Algunos políticos dicen que tomaría años aumentar la producción en este país. Mentira. Nuevos pozos se pueden taladrar a un promedio de mil pies diarios, por lo que la elaboración de un pozo promedio tarda apenas una semana y estaría produciendo en pocos meses. Las perforaciones submarinas tardan más, pero lo que toma más tiempo son los permisos gubernamentales.
Los políticos que dicen que no se puede aumentar rápidamente la producción petrolera son los mismos que proponen fuentes alternas de energía, tales como molinos de viento y energía solar, sin tomar en cuenta que eso sí tomará mucho más tiempo.
Felizmente, la gente comienza a comprender que está pagando por la gasolina el doble de lo necesario y que el ambiente no se está beneficiando en nada por ello. Energía barata y un ambiente limpio no se logran con fuentes diferentes de energía, sino con políticos diferentes.
Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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