El mito del sistema de salud cubano

Un testimonio personal

Hilda Molina es doctora especialista en Neurocrirugía y Restauración Neurológica. Fue fundadora de las Escuela Cubana y Latinoamericana de Restauración Neurológica (CIREN). Por sus méritos científicos fue elegida diputada al parlamento cubano en 1993. En el año 1994 renunció por decisión propia a todo lo que la vinculaba al régimen cubano debido a que el gobierno se proponía convertir el CIREN en una institución exclusiva para extranjeros que pagaran en dólares. Este ensayo es un intercambio telefónico de la Dra. Hilda Molina desde Cuba, con estudiantes universitarios de la República de Argentina el 20 de octubre de 2005. También puede leer este documento en formato PDF aquí.


Introducción

Para comenzar, deseo agradecer a los señores de CADAL, el honor que para mí representa, la posibilidad de dialogar con jóvenes universitarios argentinos, sobre un tema tan complejo e interesante como es el sistema de salud en Cuba. Quien conversa con ustedes, hoy médico neurocirujano de 62 años, era una jovencita de apenas 15 años cuando triunfó en Cuba la llamada Revolución. Como las prédicas de sus dirigentes coincidían con los principios en que había sido educada, pensé que se trataba de un proceso humanitario, a favor de los más necesitados, por lo que me entregué con todas mis potencialidades a trabajar por esa causa, a la que dediqué, en el ámbito de la medicina, lo mejor de mi vida. Con el transcurso del tiempo, fui comprendiendo cada vez con mayor claridad, que las prédicas teóricas no se correspondían con la terrible realidad que vivíamos; totalmente decepcionada, y atendiendo a los reclamos de mi conciencia, decidí romper definitivamente con el régimen en 1994.

Teniendo en cuenta la temática que trataremos en este intercambio, pienso que es importante, a manera de introducción, exponerles con brevedad, algunas consideraciones generales:

• La sociedad donde se proyecta el sistema de salud cubano, es una sociedad enferma, porque durante casi medio siglo, varias generaciones hemos crecido carentes de algo esencial e inherente a la condición humana, la libertad. De una u otra forma, médicos, pacientes, todos estamos enfermos. Esta es una sociedad enferma.

• El gobierno cubano ha utilizado recursos ilimitados en propagar y fortalecer el mito de su insuperable sistema de salud, pues este mito le sirve de salvoconducto para actuar impunemente como un régimen totalitario, establecido en nuestra patria con carácter vitalicio.

• La atención de salud no es un favor, ni un privilegio ni es caridad; es un derecho.

Constituye un deber elemental de todo gobierno, y en este caso hablamos del cubano, garantizar un buen sistema de salud al pueblo. El hecho de que el gobierno cubano cumpla con su elemental deber de brindar a la población salud y educación supuestamente “gratuitas”, no lo autoriza a violar pública y despiadadamente los sagrados derechos de este pueblo.

Algunos comentarios sobre el sistema de salud en Cuba antes de 1959

Antes de referirme a la atención médica durante el proceso comunista, considero útil destacar brevemente, algunos antecedentes relativos al sistema de salud en Cuba antes de 1959.

Los índices de salud de este país en la década de los 1950s, eran reconocidos en toda América Latina, sin necesidad de que se desarrollara propaganda internacional al respecto. Por ejemplo, la esperanza de vida en Cuba era de aproximadamente 60 años; y en las naciones del Tercer Mundo era sólo de 40 años. En 1955, la esperanza de vida en Cuba era de 63 años; y en América Latina, de 52 años.

La atención de salud era oficialmente reconocida en Cuba como un derecho.

Los profesionales e instituciones de salud; y la Escuela de Medicina, tenían gran calidad y prestigio.

Desde esa época hasta la fecha, han transcurrido más de 46 años, casi medio siglo. En esta etapa se produjeron importantísimos progresos científicos en beneficio de la salud. Estos trascendentes avances fueron puestos a disposición de la humanidad por sus creadores; y a través de programas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El gobierno cubano implementó rápidamente algunos de estos Programas; podemos citar, el tratamiento integral de la tuberculosis, las campañas de vacunación anti-poliomielitis, etc.

La aplicación en Cuba, con el apoyo de la OMS, de adelantos de la ciencia universal, contribuyó sin dudas a magnificar la imagen del régimen en lo relativo al sector de la salud. Con fines propagandísticos, se compara constantemente la situación médica de Cuba antes de 1959 y en el presente; pero objetivamente no son comparables ambas realidades, pues el prolongado período de más de 46 años que media entre ellas, ha sido pródigo en aportes científicos extraordinarios.

El sistema de salud en Cuba después de 1959

Con la implantación del comunismo, comienzan en Cuba transformaciones radicales en el sistema de salud. Este nuevo sistema que se desarrolla a partir de 1959, logró innegables resultados positivos, que en su mayoría se han degradado evolutivamente. Se caracteriza también por aspectos negativos presentes desde el inicio, y que han empeorado en el transcurso del tiempo. A continuación les expongo los aspectos positivos y los negativos.

Aspectos positivos del sistema de salud en Cuba:

Existe acceso universal gratuito a los servicios de salud. Previamente a 1959, como ya les señalé, los índices de salud en Cuba se evaluaban como buenos; sin embargo, la distribución geográfica de estos servicios no era adecuada; en 1958, sólo el 30% de la población aproximadamente, tenía garantizados servicios de calidad. El sistema surgido en 1959, crea una red de atención de salud que abarca desde el nivel nacional al municipal; y desde la atención primaria hasta institutos de alta categoría científica. En síntesis, se logra una correcta distribución geográfica de los servicios médicos en la totalidad de la isla, situación que aunque cuantitativamente se mantiene, se ha afectado en calidad, como explicaré posteriormente.

La formación de profesionales de la medicina fue muy buena durante las primeras etapas del gobierno comunista.

También en estas primeras etapas se ejecutaron rigurosos procesos de selección de los candidatos a estudiar carreras médicas, basados en el índice académico y en la vocación. No obstante, debe resaltarse que se exigía además, una absoluta identificación con el sistema político imperante, no sólo para acceder a estas profesiones, sino a estudios universitarios en general.

La calidad de los servicios puede calificarse como buena durante las décadas iniciales, debido a que este ámbito siempre ha prevalecido en el contexto de las metas políticas del gobierno; pero fundamentalmente, como consecuencia de la capacidad, responsabilidad, ética y abnegación de los especialistas de la medicina.

Se han aplicado diversos programas patrocinados por la OMS, que aunque están a disposición de todos los países, no todos los gobiernos utilizan estas positivas opciones.

Aspectos negativos del sistema de salud en Cuba:

El sistema de salud es totalmente controlado por el Estado. Al tomar el poder, el gobierno comunista se apropió de todas las instituciones de salud; se eliminaron las modalidades de medicina privada; y desaparecieron los colegios médicos y otras organizaciones independientes de profesionales. Estas arbitrarias medidas, además de sus múltiples implicaciones negativas, tuvieron nefastas consecuencias desde el punto de vista ético: se sustituyó la sagrada relación médico-paciente, por una impersonal relación estado-paciente. Cuando los enfermos están obligados a atenderse con los médicos y en los centros que decide el gobierno, sin otras opciones, viven consciente o inconscientemente inmersos en una angustiosa sensación de inseguridad.

El sistema de salud es absolutamente politizado. Se ejerce control político por el gobierno de las instituciones médicas y científicas, de las universidades médicas, y de los profesionales; y se politizan todas las instancias.

Jamás el régimen comunista ha garantizado a los que habitamos esta isla, ni igualdad ni equidad en lo que a servicios médicos se refiere. La élite gobernante, sus familiares, amigos y protegidos, han recibido siempre una atención diferenciada, superior a la de la población.

Los profesionales de la Medicina carecen de libertad, de estímulos y de motivaciones. Todos son asalariados del gobierno, cumplidores obedientes de sus órdenes, sin libertad de acción, no sólo en el contexto laboral, sino incluso en el de la creatividad y en el de la superación. Estos profesionales se forman en base a concepciones que definen como indisolubles, sus deberes médicos y sus obligaciones con el comunismo.

Por tratarse de una sociedad cerrada, los viajes y nexos con el exterior están férreamente controlados por el gobierno, lo que ha impedido o reducido al mínimo, los intercambios de los profesionales del sector con sus homólogos de la comunidad científica internacional; y el acceso sistemático a fuentes de información actualizadas. Esta política absurda, retrógrada y violadora de los derechos elementales, afecta con especial énfasis a los jóvenes, cuyos necesarios contactos con colegas de otras naciones, están aún más restringidos por las autoridades.

Las estadísticas médicas se controlan políticamente y no por especialistas independientes. Los procesos de validación al respecto, tanto los nacionales extra-gubernamentales, como los internacionales, son inexistentes. Esto ha permitido el manejo de los indicadores de salud, en función de intereses político-ideológicos, y con fines propagandísticos.

Gran parte de las llamadas misiones internacionalistas, han consistido en movilizaciones de verdaderos ejércitos de profesionales hacia regiones no siempre afectadas por eventos catastróficos. Y puedo hablar de este tema a partir de vivencias personales, pues participé en una de estas misiones como neurocirujano en Argelia, durante más de dos años. A los gobiernos ineptos y/o corruptos de todas las latitudes, les resulta más barato y cómodo, alquilar cubanos como mano de obra esclava, que desarrollar buenos sistemas de salud en sus respectivos países. Un número significativo de estas misiones no son desinteresadamente humanitarias: los médicos trabajamos, y el gobierno cubano cobra las divisas. Los especialistas de la medicina cumplimos estas misiones lejos de nuestras familias, en condiciones muy adversas; y obligados a vivir en colectivo con personas desconocidas. Además de lo señalado, se priva a los enfermos cubanos de la atención de estos profesionales, durante el tiempo que permanecen en el extranjero. Deseo precisar, que admiro la verdadera solidaridad humanitaria que podemos brindar los médicos; y que sinceramente anhelo ofrecer mi ayuda a los pacientes más desvalidos en cualquier lugar del mundo. No obstante, opino que estas misiones deben realizarse con carácter voluntario, si son realmente necesarias; sin utilizarse por regímenes totalitarios como instrumentos de campañas políticas; y sin que los que realizan tan sacrificado trabajo, sean explotados.

El sistema de salud de Cuba está hipertrofiado, pues especialmente en los últimos años, se aplican programas de formación masiva y acelerada de profesionales, con una preocupante afectación de los aspectos cualitativos.

Ha existido permanente control y racionamiento por el gobierno de los alimentos que recibe la población, con los subsiguientes problemas nutricionales.

Las disposiciones vigentes en relación con la literatura especializada, son francamente violatorias de derechos elementales: las publicaciones científico-médicas, y la prensa en general del país, están totalmente subordinadas al régimen, con vistas a imponer los criterios estatales en materia de salud; y a emplear los logros de la medicina, como elementos de propaganda. Por otra parte, corresponde exclusivamente al gobierno, la decisión de las publicaciones internacionales a las que pueden acceder los profesionales del sector, con el agravante de que las vías al respecto no son nunca suscripciones personales, sino que toda esta literatura, patrimonio de la ciencia universal, se controla, se concentra y se censura, por instituciones oficiales.

Deterioro evolutivo del sistema de salud en Cuba

Los aspectos negativos que expuse, están presentes desde el inicio del proceso comunista. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un gran deterioro evolutivo de la atención de salud en Cuba, que en mi opinión, no es consecuencia de la debacle del comunismo en Europa del Este. El sistema de salud cubano, como toda obra, depende básicamente de los seres humanos, más que de los recursos materiales. Pienso que es precisamente el accionar negativo de los seres humanos, cruelmente dominados por un gobierno totalitario, lo que ha determinado el progresivo deterioro de los servicios médicos en nuestro país. Recordemos además, dos lamentables realidades de la Cuba post-1959: Primera, el máximo responsable del caos reinante en esta nación, y por ende en su sistema de salud, es el gobierno vitalicio que nos oprime; y la segunda, como ya les expresé, somos una sociedad enferma, que se ha fomentado bajo constante represión policial, pero sin contenedores cívicos, religiosos, ni morales.

A continuación me referiré concretamente, a los principales elementos que, en mi criterio, demuestran el alarmante deterioro que sufre actualmente el sistema de salud en Cuba, pero antes resaltaré algunos factores y características relacionados con los seres humanos, en este caso con el personal dirigente y con los trabajadores en general de la medicina, que han sido decisivos en el curso evolutivo negativo de este sector.

Sobre el personal dirigente

La ineptitud ha prevalecido en la dirigencia del ámbito médico. ¿Por qué, si Cuba ha contado invariablemente con excelentes médicos y científicos? Porque un elevado porcentaje de estos directivos han sido y son más políticos que médicos y científicos; y por tanto, implementan estrategias frecuentemente erróneas.

Una característica que yo llamo “prepotencia totalitaria”, identifica a los dirigentes de este universo. La “prepotencia totalitaria” se manifiesta en una modalidad de mando ejercida dictatorialmente, sin identificación eficaz de las jerarquías con los niveles inferiores; de existir esta identificación, sin dudas resultaría muy enriquecedora.

Existe una burocracia extrema en todas las instancias de dirección.

La corrupción ha estado y está presente, aunque no puede afirmarse que todos los involucrados en la dirección del sistema de salud en Cuba son corruptos. La corrupción convive en este sector, con el acomodamiento, los privilegios, la desidia y la decepción.

Lo señalado anteriormente, es extensivo a dirigentes de otros ministerios y organismos, cuyas acciones obviamente repercuten en la calidad de los servicios médicos.

Sobre los profesionales y otros trabajadores

El pueblo cubano y los trabajadores de la medicina, como parte del pueblo, han enfrentado carencias de todo tipo durante casi medio siglo. Las fundamentales necesidades personales y familiares de los cubanos, han permanecido sin solución en los últimos 46 años. Estas persistentes penurias, unidas a una formación teórica “igualitarista”, generan un enajenante y comprensible afán en pos de la supervivencia cotidiana; y de obtener todo lo anhelado, situación que subsecuentemente ha provocado la distorsión, y en muchos casos hasta el envilecimiento involuntario de las personalidades individuales.

La posibilidad de pensar, y la propia condición humana, han conducido a que el régimen que nos imponen, se torne consciente o inconscientemente, irresistible para gran parte de la población, incluidos los trabajadores del sector sanitario, a pesar del sistemático adoctrinamiento a que han estado sometidos. Se constata en ellos, agotamiento, desgaste, inseguridad, decepción, desesperanza, e incluso desesperación.

Las opciones, ya en etapas más recientes, de algunos contactos con el exterior, a través del turismo, de las llamadas misiones internacionalistas; y de escasos y limitados viajes cortos de índole académico-científicas, etc., han permitido que los especialistas médicos comparen sus precarias condiciones personales y de trabajo, con las de sus colegas de otros países. Estas nuevas experiencias, inciden en sus estados psicológico-vivenciales; y por consiguiente en sus proyecciones laborales.

Un número creciente de profesionales de la medicina se siente insatisfecho con el régimen y con el sistema de salud del país. Ellos desean: libertad personal y laboral; libre intercambio con el exterior; seleccionar la especialidad de su vocación, entre otras legítimas aspiraciones; en síntesis, el respeto de sus derechos y de su dignidad como seres humanos.

En períodos más recientes se ha producido una formación masiva y acelerada de profesionales de la medicina, con menores requerimientos en cuanto a expediente académico; y sin tener muchas veces en cuenta la sagrada vocación, tan trascendente en este sensible universo.

Existe un deterioro generalizado y preocupante en el país, de los valores espirituales, cívicos y morales, terrible realidad de la que no pueden sustraerse los trabajadores sanitarios.

Algunas características actuales del sistema de salud cubano, demostrativas de su gran deterioro evolutivo

Deplorable situación higiénico-ambiental. Suministro de agua potable muy deficitario; y frecuente contaminación del agua que recibe la población. Aguas albañales y basuras diseminadas en las calles. Puedo afirmar que una aceptable atención de salud es absolutamente incompatible con las pésimas condiciones higiénico-sanitarias que se constatan en la totalidad de la isla.

Al menos dos generaciones de cubanos hemos crecido con importantes deficiencias nutricionales. El gobierno ha dilapidado sumas millonarias de dinero en guerras ajenas, en acciones subversivas internacionales, en campañas propagandísticas; y al unísono, ha desatendido la alimentación del pueblo.

La gestión administrativa en lo relativo a la adquisición y distribución de los recursos imprescindibles es ineficaz y burocrática. Además, como consecuencia de la devastación moral y de la menesterosidad de la población, los trabajadores roban estos recursos en casi todas las instituciones; roban medicamentos, instrumental médico, alimentos, medios para la higiene, etc.

Resulta alarmante el deterioro de los centros de salud: la infraestructura en general, los inmuebles, el equipamiento, el avituallamiento; a esto se adicionan, condiciones higiénico-epidemiológicas tan precarias, que hay presencia de contaminación en algunas instituciones médicas. La caótica situación imperante determina que los enfermos, al ser hospitalizados, deben llevar las sábanas, los alimentos; y en ocasiones el agua que van a utilizar.

Porcentajes elevados de los servicios de salud son de mala calidad. En esto inciden, entre otros, factores tales como: deficiente preparación de los profesionales, pues muchos se han formado en los llamados Programas Emergentes (masivos y acelerados); cifras altas de especialistas trabajando en el extranjero; desatención y/o incumplimiento de los planes de medicina preventiva; no funcionamiento de algunos centros de atención primaria, fundamentalmente consultorios del Plan Médico de Familia; condiciones psicológicas desfavorables y corrupción en el personal. Un sector de los profesionales médicos mantiene la sensibilidad y la ética; ellos luchan con coraje y abnegación para tratar de brindar lo mejor a los pacientes. Otro sector, progresivamente creciente, es irresponsable y corrupto.

La discriminación en el universo de la medicina es insultante. Ya les hablé de los privilegios de los poderosos con respecto al pueblo. Sin embargo, en mi opinión, una de las mayores infamias cometidas por el gobierno que nos humilla, es la discriminación de los enfermos cubanos en relación con los extranjeros, dolorosa realidad que me llevó a tomar la decisión de desvincularme definitivamente del régimen en 1994. En tanto los cubanos deben conformarse con los ineficaces servicios cuyas características ya expuse someramente; los pacientes foráneos son atendidos en instituciones lujosas, provistas de todos los recursos. Los medicamentos que no consigue la población, están disponibles en las llamadas “diplofarmarcias”, siempre que se paguen en divisas.

Los planes supuestamente orientados a favor de la atención de salud, están realmente en función de campañas políticas.

Las llamadas misiones internacionalistas, a las que ya hice referencia, se han convertido en los últimos años, en una exportación masiva de profesionales; en uno de los recursos exportables más valioso y rentable del país. Como dice un respetable colega: las misiones internacionalistas son verdaderas “tratas” de médicos y otros especialistas de la medicina.

La salud integral de los ciudadanos cubanos está innegablemente deteriorada. El hábito de fumar se extiende a niños y adolescentes. Se ha incrementado la incidencia de enfermedades tan preocupantes como son: las infecciosas, las carenciales, las de transmisión sexual, las derivadas del stress, las mentales, los suicidios; y de otras como el alcoholismo y la drogadicción, que se suponía serían eliminadas por un proceso político que ha proclamado como prioridad, la creación del “hombre nuevo”.

Para concluir, destaco un elemento importantísimo, e indiscutiblemente demostrativo de las actuales condiciones de la medicina en nuestro país: la opinión del pueblo de Cuba sobre el sistema de salud, es mayoritariamente negativa. A pesar de esta firme convicción, la población no manifiesta su inconformidad mediante protestas públicas, porque la población cubana creció y vive aterrorizada. Para muchos, el concepto de gratuidad de los servicios de salud constituye un mito, sólo un mito, engendrado y nutrido por régimen. El ciudadano cubano promedio reconoce que existe en nuestra Patria, un sistema de salud maltrecho e invadido por la corrupción; y esta triste realidad genera desilusión, angustia e inseguridad. El ciudadano promedio, que es muy pobre, sabe que con divisas se resuelve todo; y valora tan degradante discriminación, como una contradicción, como una imperdonable traición de un gobierno que tanto critica al capitalismo salvaje; y que, mintiendo, prometió la igualdad para todos los cubanos.