El mito del libre mercado en la sanidad estadounidense
Michael F. Cannon dice que no solo la industria farmacéutica, sino todo el sector sanitario estadounidense, se ve impactado por controles estatales que derivan en precios altos.
Rena Conti, Richard Frank y David Cutler publicaron recientemente un artículo muy útil en el New England Journal of Medicine bajo el título "El mito del libre mercado de productos farmacéuticos". Conti, Frank y Cutler echan por tierra los mitos comunes de que Estados Unidos tiene "precios en gran medida no regulados" para la atención médica (Los Angeles Times) o es "uno de los únicos países desarrollados donde la atención sanitaria se deja mayoritariamente en manos del libre mercado" (The Economist).
Los autores detallan múltiples formas en que el gobierno interviene y distorsiona el mercado farmacéutico y concluyen: "El efecto neto de estas desviaciones del ideal de libre mercado es que los precios son altos". Cuando los fabricantes de medicamentos como Merck afirman que "el Congreso lleva mucho tiempo comprometido con un enfoque de libre mercado basado en precios determinados por el mercado", estos productores simplemente intentan proteger las intervenciones gubernamentales que les permiten cobrar precios más altos de los que prevalecerían en un mercado libre.
Este problema no es exclusivo de la industria farmacéutica, sino que afecta a todo el sector sanitario estadounidense. En el nuevo libro del Instituto Cato The War on Prices (que salió a la venta el 14 de mayo), contribuyo con un capítulo titulado "Government Price Fixing Is the Rule in U.S. Health Care". En él explico que –contrariamente a la propaganda de la industria que sostiene que los controles gubernamentales de precios sólo dan lugar a precios ineficientemente bajos– los precios médicos estadounidenses son a menudo altos porque el gobierno los controla. Por ejemplo, "los estudios realizados en Estados Unidos suelen concluir que la fijación de precios por un regulador... mejoró la estabilidad financiera de los hospitales".
Recuérdelo la próxima vez que le llame el lobby hospitalario.
Aún así, es difícil no objetar lo que Conti, Frank y Cutler describen como algunas de las características de los mercados libres.
Cuando escriben: "En los mercados libres, se supone que los consumidores están plenamente informados", la voz pasiva delata que están confundiendo el concepto de mercados libres del mundo real con el concepto teórico de mercados perfectamente competitivos. Los mercados libres pueden existir y existen. En cambio, hay pocos mercados, si es que hay alguno, que satisfagan todos los requisitos de la competencia perfecta. Confundir ambos conceptos priva de utilidad al término libre mercado.
Es igualmente impreciso enumerar que los anuncios de medicamentos "son a menudo engañosos", que "la mayoría de los consumidores están asegurados" o que "los médicos pueden ser recompensados económicamente por utilizar medicamentos más caros incluso cuando los medicamentos menos caros son igualmente eficaces" entre las "desviaciones del mercado farmacéutico del ideal de libre mercado". Por mucho que me guste la conclusión principal de los autores, la publicidad engañosa, los seguros médicos y los conflictos de intereses existirían en un mercado libre. De hecho, la publicidad engañosa podría indicar que el mercado es demasiado libre porque el gobierno no está haciendo su trabajo de impedir que los productores utilicen el fraude para vencer la voluntad de los consumidores.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 13 de mayo de 2024.