El libre mercado a ultranza en Suiza
Víctor H. Becerra y Miguel A. Cervantes consideran que el progreso de Suiza se debe a sus elevados niveles de libertad económica: competencia tributaria entre los diversos cantones, apertura comercial, un estado benefactor limitado, flexibilidad laboral, entre otros factores.
Por Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes
Cuando un piensa en Suiza las ideas que vienen son las montañas bonitas, y los bancos. Al respecto, muchos piensan que el éxito de Suiza se debe a los servicios financieros. Esta visión reductora no ha permitido aprender de las buenas prácticas suizas, las cuales llevarían a muchos países a la prosperidad. El sector financiero solo representa el 15% del PIB Suizo, y el sector bancario representa el 7%.
En contraste, la industria manufacturera Suiza es conocida por las exportaciones a todo el mundo; se especializa en motores de alta precisión, generadores, turbinas, molinos, y productos de tecnología de punta. También equipos de automatización, y la ingeniería de plantas industriales. Y productos de alta complejidad, en series pequeñas. Suiza tiene también una fortaleza en la industria química y farmacéutica, la cual ha sido un motor del crecimiento, con grandes compañías como Laroche y Novartis.
Un secreto muy bien guardado son las pymes suizas, que son el 99% de las 330.000 empresas que emplean menos de 250 trabajadores. Algo interesante que las pymes suizas son internacionales, ya que el mercado doméstico es muy pequeño para tener economías de escala. El acceso a la Unión Europea ha permitido las Pymes suizas un mejor desarrollo.
Las grandes compañías suizas son multinacionales, como Nestlé, Glencore, Novartis, las cuales han permitido un enorme crecimiento en los países donde se instalan.
Una razón fundamental de la prosperidad suiza se debe a su elevado nivel de libertad económica. Así, la llamada Confederación Helvética está clasificada en el Índice de Libertad Económica del Fraser Institute en el 4to lugar mundial y 1ro en Europa. Es decir, Suiza es una economía muy abierta, competitiva. En otros índices como: el Doing Business del Banco Mundial, o el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial, Suiza está muy bien clasificada en los niveles superiores.
Suiza tiene un estado benefactor limitado: las personas no se quedan mucho tiempo recibiendo ayudas del estado benefactor, ya que se reintegran rápidamente al mercado de trabajo. Al respecto, fue muy llamativo el aplastante rechazo de los ciudadanos suizos a establecer un “nuevo contrato social” en 2016, no aceptando recibir cada ciudadano una renta básica universal de 2.500 euros al mes a cambio de… nada. Así, ocho de cada 10 suizos rechazaron la propuesta, lo que habla enormemente del compromiso suizo con el libre mercado y la competitividad.
Otras características a este respecto de Suiza, es que también tiene un sistema de salud muy competitivo. Cuando en un hospital público hay una espera de más de un mes para una operación, la persona es enviada al hospital privado a cargo de la seguridad social. Igualmente, las empresas estatales son muy limitadas: representan solo 13 por ciento de la inversión total. El impuesto sobre la renta personal difiere entre los 26 cantones que integran el país: en el cantón más bajo es de 26 por ciento, y en el canto más alto es de 42 por ciento.
El sistema legal suizo es uno de los mejores del mundo, ya que hay un verdadero Estado de Derecho, los tribunales son imparciales, las decisiones legales son independientes de toda influencia política y de empresarios poderosos. Hay una protección elevada de los derechos de propiedad.
Suiza tiene un firme compromiso con el libre comercio, por lo que tiene aranceles muy bajos en general. Al respecto, aunque el país no pertenece a la Unión Europea, tiene varios tratados de libre comercio, y está muy integrada económicamente con la Unión Europea. Suiza pertenece a la Asociación Europea de Libre Comercio que incluye a Islandia, Noruega y Liechtenstein, que a su vez tiene un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Suiza tiene también una gran apertura para la inversión extranjera directa, y muchos ciudadanos de la Unión Europea trabajan en Suiza.
Suiza tiene gran apertura en el mercado laboral, el cual es un gran activo de competitividad, ya que permite una gran flexibilidad laboral, dado que es fácil la contratación y el despido con causa. Las negociaciones colectivas se hacen a nivel empresa, lo que ha permitido que Suiza tenga la tasa de desempleo más baja, y una gran integración de jóvenes e inmigrantes en el mercado laboral. Esta flexibilidad del mercado laboral ha evitado los brotes de xenofobia y populismo de otros países europeos donde hay leyes laborales más inflexibles. Y esto a pesar de que la población migrante es del 25 por ciento, una de las más altas en el mundo.
Abrir una empresa es muy fácil en Suiza, los permisos para operar se obtienen muy fácilmente, las regulaciones son transparentes, previsibles, y no están sujetas a la corrupción ni a la presión política.
En conclusión, la prosperidad de Suiza se debe a su elevada libertad económica, que le permite una gran sofisticación en su libre mercado.