El Índice Simon de Abundancia 2020

Gale L. Pooley y Marian L. Tupy presentan el índice Simon de Abundancia 2020, destacando que entre 2018 y 2019 la población mundial aumentó en 1,1 por ciento mientras que los precios nominales de las materias primas cayeron en un promedio de 6,65 por ciento.

Por Marian L. Tupy y Gale L. Pooley

Introducción:

El año pasado presenciamos la popularización del Movimiento Extinción Humana Voluntaria (Vhemt). De acuerdo al fundador estadounidense que se hace llamar Les U. Knight, “Yo he visto más y más artículos sobre personas eligiendo no tener hijos o no agregar más a una familia existente”. Él está en lo correcto. En años recientes, se han publicado varios artículos celebrando los beneficios de la extinción humana, incluyendo el de la revista The New Yorker titulado “El caso a favor de no haber nacido”, “La ciencia demuestra que los niños son malos para la tierra. La moralidad sugiere que debemos dejar de tenerlos” en las noticias de NBC y el polémico artículo del New York Times “¿Sería una tragedia la extinción humana?”. Un reporte de CNN sobre las conclusiones de la Plataforma Intergubernamental de Política Científica de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad y los Servicios de Ecosistemas señaló que “debemos actuar ahora, consumiendo menos, contaminando menos, teniendo menos hijos”. Pero, ¿realmente la gente es tan mala para el planeta?

En 2018, escribimos un estudio titulado El Índice Simon de Abundancia: Una nueva forma de medir la disponibilidad de recursos. En este estudio analizamos los precios de 50 materias primas básicas entre 1980 y 2017. De manera contra-intuitiva descubrimos que los recursos se han vuelto más, no menos, abundantes. Nuestros cálculos confirmaron los argumentos del economista de la Universidad de Maryland Julian Simon, quien observó en su libro de 1981 El último recurso que los humanos somos seres inteligentes, capaces de innovar para superar la escasez mediante una mayor eficiencia, aumentando la oferta y desarrollando bienes sustitutos. Para llegar a nuestras conclusiones, creamos cuatro conceptos nuevos: las mediciones de precios en términos de horas de trabajo (esto es, el precio medido en horas de trabajo, el multiplicador de abundancia, el porcentaje de cambio en la abundancia, la tasa compuesta de crecimiento anual de la abundancia y los años que tarda en duplicarse la abundancia), la elasticidad de precios de la población, el marco teórico de abundancia Simon y el Índice Simon de Abundancia.

Las mediciones de precios en términos de horas de trabajo

El precio en términos de horas de trabajo indica la cantidad de tiempo que una persona tiene que trabajar para obtener suficiente dinero para comprar algo. Para calcular el precio en términos de horas trabajadas, el precio en dinero nominal es dividido por el ingreso nominal por hora (obtuvimos las primeras cifras del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y las segundas combinando las cifras de PIB del Banco Mundial con los cálculos del Conference Board de las horas anuales trabajadas). El precio promedio en horas trabajadas de 50 materias primas cayó 74,2 por ciento. Eso significa que por la misma duración de tiempo que una persona necesitaba trabajar para obtener suficiente dinero para comprar una unidad de la canasta de 50 materias primas en 1980, podría comprar 3,87 unidades en 2019. En otras palabras, la persona promedio vio su nivel de abundancia aumentar en un 287,4 por ciento. Eso equivale a una tasa compuesta de crecimiento anual de 3,63 por ciento e implica una duplicación de la abundancia cada 19,45 años (ver Tabla 1).

Tabla 1: Las mediciones de precios en términos de horas de trabajo (1980-2019)

La elasticidad de precios de la población

La elasticidad de precios de la población (EPP) nos permite medir la sensibilidad de la disponibilidad de recursos ante el crecimiento de la población. Entre 1980 y 2019, la población mundial aumentó de 4.458 millones a 7.677 millones o 73,2 por ciento. El precio en términos de horas trabajadas de las materias primas cayó en un 74,2 por ciento. Considerando esto, el precio en términos de horas de trabajo de las materias primas cayó en un 1,014 por ciento por cada 1 por ciento de aumento en la población mundial. Dicho de otra manera, a lo largo de los últimos 39 años, cada ser humano adicional que nació en nuestro planeta parece haber hecho que los recursos sean proporcionalmente más abundantes para el resto de nosotros.

El marco teórico de abundancia Simon

El marco teórico de abundancia Simon utiliza los valores de la EPP para distinguir entre distintos grados de abundancia de los recursos, desde una abundancia decreciente en un extremo del espectro hacia una súper-abundancia en el otro extremo. Considerando que el precio en términos de horas de trabajo de las materias disminuyó a una tasa proporcional más rápida (-74,2 por ciento) que lo que aumentó la población (73,2 por ciento), concluimos que la humanidad está experimentando una súper-abundancia. (Para aprender más acerca del marco teórico, por favor consulte nuestro estudio original).

El Índice Simon de Abundancia

El Índice Simon de Abundancia 2020 utiliza el precio en términos de horas de trabajo de las materias primas y el cambio en la población global para calcular la abundancia global de recursos. El índice representa la relación entre los cambios en la población 

y los cambios en el precio en términos de horas trabajadas, y la multiplica por 100. Tiene un año base de 1980 y un valor base de 100. En 2019, el Índice llegó un nivel de 670,9. Esto implica que la Tierra como un todo era un 570,9 por ciento más abundante en 2019 de lo que era en 1980 (Ver Gráfico 2).

Gráfico 2: El Índice de Abundancia Simon (1980-2019)

Tendencias de corto plazo

Entre 2018 y 2019, la población mundial aumentó de 7.594 millones a 7.677 millones o en un 1,1 por ciento. A lo largo del mismo periodo, los precios nominales de 50 materias primas cayeron en un promedio de 6,65 por ciento y el producto bruto nominal (PIB) por cada hora trabajada aumentó en un 3,8 por ciento. Eso significa que la cantidad de tiempo que una persona tiene que trabajar para ganar suficiente dinero para comprar una unidad de nuestra canasta de 50 materias primas cayó en un 10,07 por ciento. De manera más específica, 43 materias primas (esto es, 86 por ciento de aquellas consideradas) disminuyeron su precio en términos de horas trabajadas, mientras que siete materias primas (esto es, un 14 por ciento) aumentó en términos de horas trabajadas.

Conclusión

Las percepciones revolucionarias de Simon respecto de la interacción mutuamente beneficiosa entre el crecimiento de la población y la disponibilidad de los recursos naturales, aquellas que nuestra investigación confirma, podrían ser contra-intuitivas, pero son reales. Los recursos del mundo son finitos de la misma manera que son finitas las teclas de un piano. El instrumento tiene tan solo 88 notas, pero se pueden tocar con una variedad infinita de combinaciones. Lo mismo sucede con nuestro planeta. Puede que los átomos del planeta sean de una cantidad fija, pero las posibles combinaciones de estos átomos son infinitas. Lo que importa, entonces, no son los límites físicos de nuestro planeta, sino la libertad humana para experimentar y re-imaginar los usos de los recursos que tenemos. Para aprender más, por favor visite www.humanprogress.org/simonproject. 

Cambios metodológicos

En reportes anteriores, utilizamos el PIB per cápita por hora como nuestro denominador para calcular los precios en términos de horas de trabajo. Para aumentar la precisión de nuestros resultados, ahora calculamos el PIB por hora trabajada, dividiendo la producción total por el número total de horas trabajadas. Nuestro denominador está basado en un grupo de 42 países, que representan el 86 por ciento del PIB mundial (el máximo número de países para los cuales pudimos encontrar datos desde 1980).

Datos de respaldo:

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 22 de abril de 2020.