El genocidio Uyghur y el neo-Maltusianismo

Chelsea Follett dice que las políticas de control de población, como aquella política de dos hijos por familia vigente en China, están fundamentadas en la visión neo-Maltusiana de que una población de gran tamaño podría conducir a un desastre humanitario y ecológico.

Por Chelsea Follett

Creciente evidencia muestra que China ha implementado abusos de derechos humanos de amplio rango, incluyendo el control coercitivo del crecimiento de la población, sobre su minoría Uyghur. Una investigación de Associated Press publicada a fines de junio mostró que mientras que la tasa de esterilizaciones permanentes en China está cayendo a nivel nacional, la tasa en Xinjiang, donde viven muchos de los Uyghurs, se ha disparado. Muchas de estas cirugías no son voluntarias. Muchas mujeres Uyghur son esterilizadas a la fuerza luego de tener dos hijos, dado que los terceros hijos son ilegales en China. La política de dos hijos reemplazó la anterior política de un solo hijo en China en el año 2016.

La inmensa crueldad de lo que está pasando con la población Uyghur en China demuestra la inhumanidad de la política de dos niños de China y la urgencia de combatir la mentalidad en la que esta se basa. La manera en la que la política es implementada está influenciada por los prejuicios en contra de las minorías, pero las autoridades justifican la política con el neo-Maltusianismo, definido este como el miedo de que una población de gran tamaño podría conducir a un desastre humanitario y ecológico y que combatir la supuesta sobre-población es, por lo tanto, un problema urgente. “Las tensiones entre la población y los recursos y el medio ambiente no cambiarán fundamentalmente”, señaló el Consejo Estatal de China en su plan de desarrollo poblacional para 2016-2030, publicado en 2017. El plan especifica, según la agencia de noticias estatal Xinhua, que el gobierno debe continuar implementando “la política de dos hijos para promover el desarrollo equilibrado de la población”.

Tristemente, la visión de que algunos grupos de personas merecen tener hijos menos que otros ha ido de la mano con el neo-Maltusianismo, tanto históricamente y actualmente. El gobierno de China somete a los Uyghurs a un cumplimiento estricto del límite nacional de dos hijos, usando las preocupaciones de la sobre-población y los recursos escasos en parte como una justificación para hacer que sea más aceptable la reducción forzada la población de una minoría.

La mentalidad neo-Maltusiana ha provocado que muchas personas fuera de China se hagan de la vista gorda frente a la naturaleza coercitiva de la política de un solo hijo (ahora dos hijos). Tan recientemente como en 2018, el profesor de Derecho de New York University Dan Guttman le dijo a Harvard Political Review: “Con la política de un solo hijo, China implementó la regla más efectiva en contra del cambio climático en el mundo”.

De hecho, los profesionales occidentales de desarrollo originalmente fomentaron el control de la población en China. En 1983, el Fondo de Población de las Naciones Unidas le concedió un premio a Qian Xinzhong, director de la Comisión de Planificación Familiar de China y el hombre a cargo de la política de un solo hijo del país, así como también a Indira Gandhi, la primera ministra de India, quien declaró una “Emergencia” nacional que suspendió las libertades civiles y decretó esterilizaciones a escala masiva entre 1975 y 1977. 

Los miedos de que sin la coerción China hubiese tenido una “explosión de población” ambientalmente dañina no tienen fundamento. La tasa natal de China hubiese caído sin la coerción, a través del curso normal del desarrollo. Hoy, incluso en África Sub-Sahariana, la región más pobre del mundo, las tasas de natalidad están cayendo de manera voluntaria. Las proyecciones del crecimiento poblacional muestran que el total de la población del planeta caerá a largo plazo. Además, el crecimiento poblacional puede coincidir con una creciente prosperidad. El notable crecimiento económico y la erradicación de la pobreza de China durante las últimas décadas han sido el resultado de la liberalización económica, no de regular los hijos que las mujeres pueden tener. 

Mientras que muchos reportes de esterilizaciones y abortos forzados han surgido desde la comunidad de Uyghurs, la mayoría étnica Han no está exenta. Incluso conforme el gobierno chino nacional ahora se queja acerca de cómo el declive en la tasa de natalidad afectaría la economía del país, muchos gobiernos locales hambrientos de recaudación a lo largo de China continúan multando a las parejas por los nacimientos ilegales y hacen cumplir los controles sobre el número de hijos. 

Por ejemplo, el año pasado, una pareja en la provincia de Shandong, que no podía pagar una multa de $9.570 por violar las regulaciones de la planificación familiar vieron confiscados sus ahorros de toda la vida (alrededor de $3.000). También el año pasado, una profesora de una escuela en Guangdong perdió su trabajo luego de dar a luz a un tercer niño, violando la política de dos hijos. Ahora hay señales esperanzadoras de que el gobierno chino puede que esté dando pasos hacia la eliminación de los límites sobre la cantidad de hijos, pero eso todavía no ha sucedido. 

Hoy, el pensamiento neo-Maltusiano está experimentando un resurgimiento. En el Foro Económico de 2020 en Suiza, la famosa primatóloga Jane Goodall opinó, “Todas estas cosas [ambientales] de las que hablamos no serían un problema si la población fuese del tamaño que era hace 500 años”. La población hace 500 años se estima en alrededor de 420-540 millones de personas, o alrededor de 6.700 millones de personas menos que hoy.  

Goodall está lejos de estar sola en su creencia de que el crecimiento de la población es un problema urgente. Las personalidades públicas, que van desde el Príncipe Harry hasta Bill Nye “the Science Guy” y Bill Maher el conductor de televisión, todos han expresado recientemente miedos acerca de la sobre-población. El año pasado, la Representante Alexandria Ocasio-Cortez (Demócrata, Nueva York) notoriamente cuestionó la moralidad de tener hijos frente al cambio climático, preguntando, “¿Todavía está bien tener hijos?”

Contrarrestar el neo-Maltusianismo es especialmente crítico ahora dada la predominancia de dicho pensamiento. Para aprender más acerca de la historia de los controles coercitivos de la población inspirados en el neo-Maltusianismo, y acerca de las políticas problemáticas que persisten actualmente —incluyendo las esterilizaciones forzadas a nivel masivo de las mujeres Uyghur— considere leer mi estudio reciente, “Neo-Malthusianism and Coercive Population Control in China and India”.