El éxito de Singapur

Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes destacan el exitoso y relativamente veloz desarrollo de Singapur desde 1960 en torno a la libertad económica: apertura comercial y financiera, impuestos bajos y regulaciones mínimas para el trabajo, el crédito y las empresas.

Por Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes

Singapur es otro gran ejemplo a considerar de un país que ha mejorado su nivel de vida gracias a la libertad económica.

Durante 1800s y la mitad de 1900s, Singapur (su nombre es de origen malayo y significa “ciudad de los leones”) fue parte del imperio británico, el cual lo convirtió en puerto libre. Durante el dominio británico atrajo inmigrantes de China y la India, principalmente. En los 1950s el Reino Unido empezó a dar autonomía a Singapur, y en 1963 Singapur fue fusionado con Malasia. En ese tiempo se buscaba fusionar Malasia, Brunéi y Singapur por tener raíces étnicas comunes. La fusión no duró mucho: la población étnica china de Singapur no era de agrado para Malasia, que buscaba un país más uniforme étnicamente. Así, Singapur fue echado de la federación con Malasia en agosto 9 de 1965.

Singapur era un “pantano” que Malasia no quería, ya que había una gran población china. Dada la incertidumbre de formar una nueva nación y el desempleo del nuevo país, Singapur necesitaba reinventarse, y hacerlo rápidamente. Así, Singapur redujo impuestos en general, busco atraer inversión extranjera, facilitó el comercio, invirtió en liderazgo para crear acuerdos de libre comercio en Asia, puso facilidades para abrir empresas, redujo la burocracia y Singapur se convirtió, junto con Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán, en uno de los llamados “cuatro tigres asiáticos”, todo de la mano del férreo liderazgo de Lee Kuan Yew, un abogado de origen chino que fue la figura tutelar del país, hasta su muerte en 2015, aunque dejó de ser Primer Ministro desde 1990.

Los esfuerzos de Singapur han dado dividendos, ya que el país ha obtenido tasas de crecimiento elevadas. Singapur es hoy una de las economías más competitivas e innovadoras gracias a la libertad económica.  El PIB per cápita en 1960 era de US$3.503 (dólares del 2010), y en el 2018 ya era de US$58.248. Uno de los más altos del mundo, más alto que varios países europeos. En términos de paridad de poder adquisitivo, Singapur es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo. Todo esto a pesar de no contar con recursos naturales y que con sus apenas 697 km² es el país más pequeño del sudeste asiático.

Singapur es una país con una gran diversidad religiosa, los datos de CIA World Factbook indican que hay: Budistas 33,2%, Cristianos 18,8%, Musulmanes 14%, Taoístas 10%, Hinduistas 5%, otros 0,6%, sin religión 18,5%. A pesar de esa diversidad religiosa, y la existencia de cuatro idiomas oficiales, existe una gran cohesión social, gracias a la libertad económica, la cual transforma la visión de sociedad, hacia la cooperación voluntaria en lugar del tribalismo excluyente. Cuando hay libertad económica los otros grupos religiosos o étnicos, no son vistos como rivales, sino como personas a quienes se les puede ofrecer bienes y servicios. En un ambiente de libertad económica los que progresan más son los que ven como pueden satisfacer las necesidades de los demás proveyendo bienes y servicios. Esta dinámica a largo plazo fortalece el tejido social y el sentido de pertenencia.  

Singapur es una de las economías más abiertas de acuerdo en el ranking del Fraser Institute sobre libertad económica. Así, Singapur tiene una nota de 8,84/10 en el segundo lugar mundial. Mientras que Malasia, el país que rechazó a Singapur tiene una nota de 6,92/10 encontrándose en el 79 lugar.

Veamos enseguida cómo se encuentra Singapur en los 5 componentes de libertad económica de Fraser:

  • En el primer componente: tamaño del Estado, la nota es de 7,91/10, lo que indica que la mayoría de las transacciones son intercambios voluntarios, el estado juega un rol muy limitado. Destaca un bajo nivel de empresas del estado, y bajos impuestos. La tasa máxima de Impuesto Sobre la Renta Personal y corporativo es de 20%.
  • En el segundo componente: sistema legal, la nota es de 8,23/10, destaca que los tribunales son imparciales, independientes del poder político y empresarios poderosos. Hay poca injerencia de los militares en el sistema legal. Existe la santidad y el cumplimiento de los contratos. Y hay certidumbre en la compra y venta de bienes y raíces.
  • En el tercer componente: moneda sana, la nota es de 9,76/10 por su gran estabilidad monetaria, baja inflación, y disponibilidad de tener cuentas en divisas extranjeras.
  • En el cuarto componente: comercio internacional la nota es de 9,29/10. Singapur destaca por su gran apertura al comercio internacional. No existen aranceles a las importaciones, de modo que existen muy pocas barreras no arancelarias. Hay una gran apertura a la inversión extranjera, con muy pocas restricciones. Cabe destacar que, gracias a estas características, Singapur es el segundo mayor puerto a nivel mundial, por la cantidad de mercancías que mueve. Es uno de los centros neurálgicos del comercio internacional.
  • En el quinto componente: regulación crediticia, laboral y empresarial, la nota es de 8,98. Destaca que Singapur tiene gran competencia de bancos y el gobierno no absorbe el crédito disponible. En Singapur hay gran flexibilidad del mercado laboral, no existen barreras a la contratación y para el despido justificado. Los contratos laborales se hacen a nivel empresa. Singapur tiene las mejores regulaciones en la tesitura de la economía. Existe gran facilidad para abrir empresas, las cargas son mínimas, obtener los permisos de operación se obtienen en tiempo récord. Es fácil pagar todos los impuestos. Los empresarios y emprendedores no necesitan pagar sobornos para poder trabajar.

Estos son, pues, grandes logros para un país que inició su caminar en las condiciones más adversas y menos propicias posibles. Sin embargo, todavía hay trabajo que hacer en cuestiones derechos políticos y libertad personal:  una “democracia defectuosa”, una sociedad “parcialmente libre” políticamente, libertades y derechos humanos atenuados en algunos aspectos, "un régimen híbrido" con rasgos democráticos y autoritarios, y una élite política anquilosada. Sin embargo, estas problemáticas son más factibles de solucionarse desde la prosperidad y la libertad económica, que, desde la pobreza y la represión económica, como bien lo demuestran, una y otra vez, los gobiernos de América Latina.