El "doblepensar" en El Salvador
Manuel Hinds considera que la famosa novela de George Orwell, 1984, en realidad es un "tratado en el arte de la tiranía" y de cómo "para gobernar y seguir gobernando en contra de los intereses de la gente el tirano debe tener la habilidad de dislocar el sentido de la realidad".
Por Manuel Hinds
La novela 1984 del escritor inglés George Orwell es realmente un tratado en el arte de la tiranía, y así es tomado en cuenta en muchas universidades, en donde se estudia como tal, no como novela. El libro describe una tiranía totalitaria del futuro en la que el gobierno controla totalmente a sus súbditos a través de mecanismos sicológicos, el más importante de los cuales es el hábito de “doblepensar” que el gobierno ha inculcado en los habitantes del país. Doblepensar es la habilidad de aceptar como correctas dos ideas mutuamente contradictorias, especialmente en casos que involucran valores tales como bien y mal, verdad y mentira, y justicia e injusticia. Esta confusión de opuestos es importante para las tiranías porque es lo que permite repudiar la moralidad en nombre de la moralidad misma, para en nombre de la justicia instalar la injusticia.
De esta forma, el gobierno en la novela tenía tres grandes slogans: La guerra es la paz (porque la guerra libera hacia fuera las energías que se usarían para botar a la tiranía); la libertad es esclavitud (porque cuando uno es libre uno tiene que estar siempre tomando decisiones), y la ignorancia es fortaleza (porque así la gente no se debilita discutiendo miles de cosas). El doblepensar estaba también insertado en la realidad institucional de la tiranía. El Ministerio de la Verdad se encargaba de falsificar todos los archivos para que la historia que contaban volviera cierto lo que el Gran Líder decía, haciendo que toda la gente aceptara que lo dicho por éste era cierto aunque recordaran perfectamente que no lo era. Así, por ejemplo, si el tirano mataba a una persona, podía decir que no la había matado porque nunca había existido. El Ministerio de la Verdad se encargaba de que cualquiera que buscara en un archivo todas las pruebas de que esa persona había existido no las encontrara. La viuda misma podría ir a los archivos, a los periódicos, a todos los lugares en donde había habido evidencia de la vida de su marido y no encontrar ninguna prueba de que él había existido.
El Ministerio de la Paz se encargaba de la guerra, que se llamaba así porque el estar siempre en guerra era necesario para tener paz interna. El Ministerio del Amor se encargaba de torturar a los disidentes, haciéndolos que a través de la tortura dijeran que amaban al régimen. El Ministerio de la Plenitud se encargaba de manejar las periódicas hambrunas que azotaban al país.
Aunque presentada como una ficción, la novela 1984 estaba inspirada en los regímenes comunistas y nazis que en la época de Orwell (la primera mitad del siglo XX) capturaron países enteros en Europa y sumieron al mundo en catástrofes sin precedentes. Por ejemplo, Stalin tenía algo similar al Ministerio de la Verdad, que modificaba fotos oficiales y documentos para hacer parecer que los rivales de Stalin no habían estado en los momentos claves de la historia soviética o no habían jugado papeles importantes. Así borró etapas enteras de la historia de la Unión Soviética. La habilidad de distorsionar la realidad que tenía Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda de Hitler, es legendaria. El mundo condenó a estas tiranías y a las técnicas de manipulación de las masas que ellas adoptaron para instalarse y mantenerse.
Sin embargo, estas técnicas se usan cada vez más, con espeluznante efecto en las sociedades poco desarrolladas. En estas sociedades, el arte de gobernar ha pasado de ser el arte de hacer cosas buenas para el pueblo a ser el arte de parecer que se hacen cosas que son buenas para el pueblo. La propaganda es lo más importante en ese mundo.
El “doblepensar” instilado por la propaganda es el peligro más serio que tiene el país porque es el opio que permite a los tiranos en ciernes adormecer a la población mientras ellos van trabajando en la instalación de la tiranía. Como el mismo Orwell explica, para gobernar y seguir gobernando en contra de los intereses de la gente el tirano debe tener la habilidad de dislocar el sentido de la realidad. Sólo así es que puede la gente aceptar una tiranía pensando que es la libertad, que puede aceptar las hambrunas como si fueran plenitud, que puede aceptar la guerra de clases como si fuera la última manifestación del amor.
Las evidencias de que el adormecimiento del “doblepensar” ha penetrado ya mucho en el país son muy visibles en miles de ejemplos. Uno de estos es la idea generalizada de que el expresidente Tony Saca y el partido Gana son de derecha porque ellos así se definen, cuando está a la vista de todo el mundo que son ellos los que le dan el apoyo al FMLN y lo vuelven una amenaza concreta y poderosa.
Igualmente, el “doblepensar” es evidente en la evaluación del presidente Funes como alguien que lucha en contra de los ministros del FMLN para mantener la democracia del país —cuando más claro no puede estar que es él mismo el que ha puesto a estos ministros y que, legalmente, los podría quitar cuando quisiera. Igualmente, la gente se traga que el presidente está en contra de que los ministros participen en política porque se los prohibió en medio de un gran pleito cuando la evidencia es que todos están bien metidos en la campaña del FMLN. El pleito es lo que hace que la gente no crea lo que sus ojos ven —que están trabajando en la campaña.
Ahora, en nombre de la justicia, el presidente Funes quiere formar una fiscalía propia que le permitiría a cualquier presidente —incluyéndolo a él— perseguir a rivales políticos para imponer una tiranía. La gente sabe que esto es así, pero como el dijo que no lo está haciendo para esto sino para ayudar a la justicia…¿Y usted todavía comulga con ruedas de molino?