El crecimiento de la clase media en El Salvador

Manuel Hinds indica que las cifras del Banco Mundial demuestran es que hasta la llegada del FMLN al poder la economía salvadoreña "había generado una clase media que era similar a la del promedio de Latinoamérica, y que si ahora es más pequeña, se debe a las políticas contra la inversión del Presidente Funes, el FMLN y los partidos satélites que los apoyan incondicionalmente".

Por Manuel Hinds

La publicación de un estudio hecho por el Banco Mundial sobre el tema del crecimiento de la clase media en Latinoamérica (Ferreira, Messina, Rigolini, Lopez-Calva, Lugo y Vakis, Economic Mobility and the Rise of the Latin American Middle Class, Washington, The World Bank, 2013) da pie para replantearse algunas preguntas sobre el desempeño de la economía salvadoreña en los últimos veinte años: ¿Qué tan grande es la clase media de El Salvador y cómo se compara con la que existía al final de la guerra y con la que existe en el resto de Latinoamérica? ¿Es cierto que el rendimiento de nuestra economía está dentro de los peores de la región en esta dimensión?

La inclinación de los salvadoreños es a contestar cualquier pregunta sobre el desempeño de nuestra sociedad de una manera negativa —en el caso, decir que la clase media es muy pequeña, más pequeña que en los países vecinos, que no ha crecido en los últimos veinte años, y que sin duda estamos dentro de los peores países del mundo. De hecho, la publicación de este estudio fue anunciada por los medios en El Salvador con la afirmación de que decía que la clase media en El Salvador representa sólo un 20 por ciento de la población mientras que es un 30 por ciento en promedio en la región.

Estas cifras se refieren a una clasificación de la población en tres grupos. Los pobres son los individuos con ingresos menores a $4,00 diarios. Los vulnerables son los que tienen ingresos entre $4,00 y $10,00. La clase media son los que tienen ingresos de más de $10,00. Todas estas cifras se denominan en dólares constantes de 2005 (para compensar por la inflación del dólar) con paridad de poder de compra (PPP) para compensar por las diferencias del poder de compra de los dólares en distintos países.

No debería de ser una sorpresa que al leer el estudio completo del Banco Mundial estas cifras no aparecen por ningún lado. En realidad, como se ven la gráfica 1, la clase media de El Salvador representa un 30 por ciento de su población, que está muy cerca del promedio de la región. Además, como también se ve en la gráfica, El Salvador no está entre los países con menor clase media. De hecho, está a la mitad de la escalera —ocho países de diecisiete tienen una clase media menor que la de El Salvador como porcentaje de su población: Venezuela, Bolivia, Argentina, República Dominicana, Honduras, Paraguay, Guatemala y Nicaragua.

Note ahora que en la gráfica también se han incluido los así llamados vulnerables, que esencialmente son ya parte de la clase media aunque todavía de una manera frágil. Al sumar estos vulnerables con la clase media más establecida El Salvador también se encuentra entre los países promedio, muy cerca de México y Perú y por encima de los otros países ya mencionados por tener una clase media más pequeña que la de El Salvador. Medida de esta forma, la clase media alcanzaba cerca del 70 por ciento de la población salvadoreña en 2008.

Es claro, entonces, que, en contra de lo que se reportó en El Salvador, nuestro país no está, ni de cerca, entre los países con menor clase media en la región latinoamericana. Pero, ¿qué tal en términos del cambio que se ha dado en los años desde los primeros noventas?

Esta pregunta está contestada en la gráfica 2. Un 25 por ciento de la población (que representaba el 45 por ciento de los pobres) dejó de ser pobre de 1991 a 2008. De esos, el 7,3 por ciento de la población subió a la categoría de vulnerables (el 29 por ciento de los que dejaron de ser pobres) y el 18 por ciento de la población (el 71 por ciento de los que dejaron de ser pobres) subieron de estatus hasta convertirse en clase media. Si este ritmo de progreso se hubiera mantenido, hubiéramos podido esperar que la pobreza desapareciera en otros veinte años (algo que no se logró dado que en el pasado reciente la pobreza ha aumentado y alguna gente que se clasificaba como vulnerable están otra vez en la pobreza).

Pero, ¿cómo se compara esto con el comportamiento de los otros países latinoamericanos? Antes de decir que sin duda muy mal, vea la gráfica 3, que muestra cómo el crecimiento de la clase media fue muy marcado en comparación con la región. Note usted como a principios de los noventas la clase media salvadoreña era bastante más baja que el promedio latinoamericano mientras que hoy está muy cerca del promedio mismo.

Durante este período, de 1991 a 2008, la clase media salvadoreña subió de 12,8 a 30,0 por ciento de la población, un aumento de 145 por ciento. Como se puede ver en la gráfica 4, eso nos coloca en el sexto lugar entre los países en los que más creció la clase media, comparada con lo que era a principios de los noventas. Los países en los que la clase media ha crecido menos incluyen Brasil, Colombia, Perú, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Uruguay, Venezuela, Ecuador, México y Paraguay.

Usted podrá argüir que el 20 por ciento que los medios mencionaron como el tamaño de la clase media salvadoreña parte de un ajuste a las cifras más recientes —la pobreza, que había llegado a 30 por ciento de la población durante los famosos veinte años de ARENA ha aumentado a 40 por ciento de la población durante el régimen del Presidente Funes. Esto por supuesto supone que el ajuste al aumento de la pobreza se hizo en la clase media, no en los vulnerables, lo cual no es obvio que así haya pasado en la realidad. Pero, en todo caso, lo que las cifras del Banco Mundial demuestran es que hasta la llegada del FMLN al poder, nuestra economía había generado una clase media que era similar a la del promedio de Latinoamérica, y que si ahora es más pequeña, se debe a las políticas contra la inversión del Presidente Funes, el FMLN y los partidos satélites que los apoyan incondicionalmente.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 3 de diciembre de 2012.