EE.UU.: ¿Se equivocarán los demócratas con la reforma migratoria?

Daniel Griswold dice que pareciera que la propuesta de la administración de Obama para reformar el sistema de inmigración de EE.UU. no incluye mejorar los flujos legales para trabajadores nacidos en el extranjero.

Por Daniel T. Griswold

La reforma migratoria ha estado subiendo en la agenda del Presidente Obama y los líderes demócratas en el Congreso. Nuestro sistema migratorio necesita una reforma integral y la inmigración sigue siendo un problema complejo, pero los demócratas en Washington parecen estar listos para repetir los errores del pasado.

En un discurso hace un par de semanas, la Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional Janet Napolitano dijo que la administración apoya un acercamiento a la reforma “basado en tres pilares…que incluya un compromiso con un serio y efectivo cumplimiento de la ley, flujos legales mejorados para las familias y trabajadores, y una manera firme pero justa de lidiar con aquellos que ya están aquí”. Ella dedicó casi el resto del discurso a hablar de hacer cumplir la ley, pero no ofreció detalles acerca de los “flujos legales mejorados”.

Mientras tanto, la reforma que está tomando forma en el Capitolio parece tener solamente dos pilares: A gran parte de los 11 millones de inmigrantes viviendo en EE.UU. ilegalmente se les ofrecería un estatus legal, mientras que la vigilancia para hacer cumplir la ley sería aumentada a través de una verificación de empleo más estricta. Un programa robusto de trabajadores temporales que permitiría que más inmigrantes entren legalmente en el futuro está fuera de la agenda.

Esto suena familiar. En 1986 el Congreso aprobó la Reforma Migratoria y la Ley de Control (IRCA, por su sigla en inglés). La ley legalizó a 2,7 millones de inmigrantes ilegales y aumentó la vigilancia con un mayor número de guardias en la frontera y sanciones a empleadores por primera vez en la historia de EE.UU. Fuera de la agenda, como lo está ahora, estaba cualquier provisión que tratara el problema de las necesidades a futuro de la fuerza laboral de la economía estadounidense.

Hay un consenso de que IRCA fue un fracaso. La legalización de una sola vez temporalmente redujo el número de trabajadores ilegales, pero sus números pronto empezaron a aumentar de nuevo conforme la economía estadounidense continuó creando oportunidades de trabajo para inmigrantes con poca preparación. Sin camino legal alguno para ingresar, los trabajadores de México, Centroamérica y de otras partes cruzaron la frontera de manera ilegal o ingresaron con visas que no eran de trabajo y se quedaron más tiempo del permitido.
Un programa de trabajador temporal reconocería la realidad de que la economía estadounidense se beneficia de la inmigración de personas con poca preparación. Mientras que EE.UU sale de una severa recesión, solo es cuestión de tiempo hasta que el crecimiento del empleo empiece de nuevo, incluso aquel de los trabajos de menor paga en ventas al público, jardinería, preparación y servicios de comida, y la limpieza doméstica y comercial que atrae a inmigrantes de poca preparación.

Al mismo tiempo, la porción de trabajadores estadounidenses que han ocupado tradicionalmente esos trabajos, principalmente personas que no terminan la secundaria, continúa encogiéndose. En la última década, el número de adultos de 25 años o más sin un diploma de secundaria disminuyó en 3,2 millones, y seguirán desapareciendo: a lo largo de la próxima década se disminuirán por entre dos y tres millones. Aún así nuestro actual sistema migratorio no ofrece algún camino legal para que un número—remotamente cercano al requerido—de trabajadores nacidos en el extranjero llene ese creciente vacío estructural en nuestro mercado laboral.

Ahora es el momento indicado para arreglar este defecto fundamental en nuestro sistema a pesar de las preocupaciones acerca de la economía. Un programa de trabajadores temporales no agravará el problema del desempleo. Si no hay trabajos disponibles, los inmigrantes se irán y los potenciales inmigrantes se quedarán en casa. La economía es la principal razón por la cual las detenciones a lo largo de la frontera con México han caído en dos tercios y la población de inmigrantes ilegales de hecho ha disminuido en los últimos dos años.

Cuando la recuperación económica se acelere, un robusto programa de trabajadores temporales de hecho expandirá las oportunidades para obtener ingresos para las familias estadounidenses. Un flujo ordenado de inmigrantes legales y con poca preparación permitirá que segmentos importantes de la economía crezcan para satisfacer una demanda creciente. Una economía en expansión creará oportunidades hacia arriba en la escalera de empleo, permitiendo que los trabajadores estadounidenses produzcan más y ganen más.

En un reciente estudio del Cato Institute, “Restricción o legalización: Midiendo los beneficios económicos de una reforma migratoria” (solo disponible en inglés), los autores Peter Dixon y Maureen Rimmer descubrieron que un programa de trabajadores temporales que permita un aumento del 30 por ciento de trabajadores inmigrantes con poca preparación a lo largo de la próxima década aumentaría el ingreso anual para los hogares estadounidenses en $180.000 millones.

Una inmigración legal expandida aumentaría la producción total de la economía, aumentaría los retornos sobre la inversión, transferiría el costo de traficantes de personas hacia usos productivos, y aumentaría los incentivos para que los trabajadores estadounidenses avancen hacia trabajos que pagan mejor y tengan mejores tasas de empleo.

En cambio, una política de “solamente hacer cumplir la ley” promete solamente más frustración política, combinada con verdaderas pérdidas económicas en una economía de tamaño reducido y con relativamente menos ofertas de trabajo en ocupaciones que pagan mejor. El Sr. Dixon y la Srta. Rimmer calculan que una intensificación del control migratorio de hecho reduciría el ingreso de los hogares estadounidenses a lo largo del mismo periodo en $80.000 millones. La ventaja de la legalización sobre la restricción por lo tanto constituye un “estímulo” para las familias estadounidenses de alrededor de un cuarto de un trillón de dólares año tras año.

Un programa de trabajadores temporales ha sido el ingrediente que faltaba en el esfuerzo continuo para combatir la inmigración ilegal. Solo podemos lidiar con este problema si ambas partes trabajan juntas para lograr un verdadera reforma que incluya un tercer pilar—un canal legal para acomodar las necesidades laborales a futuro de una economía creciente.

Los líderes republicanos necesitan liberarse de la minoría de Lou Dobbs dentro de sus propios rangos, los cuales se opondrán a cualquier legalización. Los líderes demócratas necesitan enfrentarse con sus votantes aliados a los sindicados, los cuales se oponen a cualquier programa de visa temporal para trabajadores. Trabajando juntos, el Presidente Obama y una mayoría de ambos partidos pueden aprovechar la oportunidad actual para reformar el sistema migratorio y finalmente arreglar el problema de la inmigración ilegal.

Este artículo fue publicado originalmente en el Washington Times (EE.UU.) el 17 de noviembre de 2009.