EE.UU.: Por qué los populistas se equivocan acerca del impacto del libre comercio
Daniel Griswold señala que mientras hubo un creciente comercio global durante las últimas tres décadas el mundo se volvió más pacífico y presenció una importante reducción de pobreza.
Vea cualquier canal de cable, escuche cualquier programa de radio o lea algo en la blogósfera y pronto será golpeado en la cabeza con la idea de que el libre comercio está destruyendo a EE.UU. De acuerdo a los populistas económicos, en la izquierda y en la derecha, las importaciones de bienes y servicios y la exportación de trabajos amenazan los salarios, los trabajos y el futuro de los estadounidenses comunes y corrientes.
Acerca del comercio, así como en muchas otras cosas, los populistas se han equivocado nuevamente. El libre comercio y la globalización son una bendición para las familias en Naples y alrededor de EE.UU. El comercio está logrando precios más bajos y una mayor variedad para consumidores mientras que crea trabajos mejor pagados para la clase media. Más allá de nuestras fronteras, la creciente apertura económica está construyendo un mundo más pacífico, democrático y humano para nuestros hijos.
Ahora parecería un momento extraño para enlistar los beneficios del comercio. Después de todo, el desempleo está en alrededor del 10 por ciento y el sector de construcción y manufacturas continúan en una decaída. No obstante, la Gran Recesión de 2008-2009 no fue causada por el comercio, sino por políticas monetarias y de vivienda mal concebidas que fueron “hechas en EE.UU.”.
Durante los difíciles momentos económicos, la competencia con las importaciones le permite a las familias estadounidenses mantener sus cabezas sobre el agua ofreciéndole bienes básicos como comida, ropa y zapatos a precios más bajos. Los precios que pagamos por bienes expuestos al comercio global tienden a aumentar más lentamente que la inflación e incluso suelen caer. La fruta fresca importada y los vegetales, las camisetas y los zapatos más baratos vendidos en tiendas grandes son especialmente importantes dentro del presupuesto de las familias de clase media y baja.
El comercio beneficia a los productores permitiéndole a los estadounidenses vender nuestros productos y servicios en los crecientes mercados en el extranjero. Las empresas de la Florida han sido especialmente exitosas exportando a Brasil, México y el resto de América Latina. Florida se ubica en la posición quinta dentro de los estados con respecto a su valor de exportaciones, con las empresas pequeñas y medianas constituyendo casi dos tercios de las exportaciones del estado.
Para los estadounidenses preocupados acerca de sus trabajos, es una gran mentira que hemos estado sacrificando los trabajos de clase media en manufacturas a cambio de trabajos mal pagados en el sector de servicios. De hecho, desde 1991, dos tercios de las plazas de trabajo nuevas netas creadas en la economía estadounidense están en sectores tales como el de atención médica, educación, administración de empresas y servicios profesionales donde la paga media es más alta que en el sector de manufacturas.
Golpee en las puertas de un barrio tradicional de clase media al sur de la Florida y conocerá a profesores, administradores, ingenieros, especialistas en computadoras, conductores de camiones, contadores, agentes de seguros y bienes raíces, enfermeras registradas y otros profesionales de atención médica y dueños de negocios que son auto-empleados. Estas son las ocupaciones que ahora constituyen la columna vertebral de la clase media estadounidense.
Más allá de las costas estadounidenses, las últimas tres décadas de un creciente comercio y globalización han presenciado un progreso global dramático. Entre 1981 y 2005, la porción de la población del mundo que vivía en el equivalente a $1,25 al día se redujo por la mitad, de 52 a 25 por ciento, de acuerdo al Banco Mundial. Durante este mismo periodo, las ganancias reales han sido logradas en cuanto a expectativa de vida, supervivencia de infantes, nutrición y alfabetización. Las ganancias más dramáticas en contra de la pobreza se han dado en aquellos países, tales como China y Chile, que se han abierto de manera más agresiva a la economía global.
Mientras que una clase media global ha surgido, también han surgido formas de gobierno más democráticas. El comercio ha esparcido herramientas de comunicación y fomentado el crecimiento de la sociedad civil como una alternativa frente a los gobiernos autoritarios. Como resultado de esto, la porción de la población mundial que vive en países que respetan las libertades civiles y el derecho a votar ha aumentado desde 35 por ciento en 1973 a 46 por ciento hoy, de acuerdo a Freedom House.
Cada vez menos personas mueren en guerras hoy que en las décadas anteriores, en gran parte debido a que el comercio ha reemplazado la competencia militar. El comercio global ha permitido que las naciones obtengan acceso a los recursos mediante el comercio y no a través de la conquista, mientras que la integración económica cada vez mayor ha reconciliado a viejos enemigos y aumentado los costos de la guerra. Incluso con los continuos conflictos en Irak y Afganistán, los jóvenes estadounidenses de hoy tienen una probabilidad mucho menor de luchar y morir en guerras que sus contrapartes de los 1940s, ‘50s, y ‘60s.
EE.UU. y el mundo se enfrentan a retos abrumadores, así como en generaciones pasadas, pero expandir el comercio es parte de la solución, no del problema. Los estadounidenses deberían tener los mismos sentimientos positivos hacia el libre comercio y la globalización que tienen hacia los iPods, el correo electrónico, las compras por Internet, un niño bien alimentado yendo a la escuela y la paz en la tierra.