EE.UU.: La cínica oposición del Tea Party a la reforma migratoria

Jeffrey A. Miron dice que "los miembros del Tea Party que dicen creer en la libertad y en el gobierno limitado deberían estar intentando de librar de una excesiva intromisión del Estado a la ley del senado —especialmente en cuanto a la seguridad fronteriza fortalecida y a la expansión del programa E-Verify— en lugar de intentar cínicamente de derribar toda la reforma con preocupaciones falsas acerca del Estado de Derecho y de la seguridad fronteriza".

Por Jeffrey A. Miron

El mes pasado, el senado adoptó una reforma migratoria mediante un voto de 68 contra 22, con 14 republicanos a favor. Los prospectos de que se de una reforma todavía son sombríos, sin embargo, porque los republicanos del Tea Party en el congreso están firmemente opuestos al “camino hacia la ciudadanía” contemplado en la ley. Como mínimo, estos miembros insisten que un camino no puede darse sin detonantes “ejecutables” que confirmen la efectividad de las nuevas medidas de seguridad fronteriza incluidas en la ley. 

La ley del senado tiene verdaderas fallas —una insuficiente inmigración legal y una grotesca complejidad excesiva— pero las objeciones del Tea Party están mal concebidas y son cínicas.

Los miembros del Tea Party dicen que un camino a la ciudadanía está mal porque recompensa a personas que han violado las reglas para emigrar. Esta opinión tiene algo de cierto. Sin considerar otros factores, la política debería promover el respeto a la ley y evitar recompensar a aquellos que la violan. En este caso, sin embargo, otros factores son más importantes.

Los inmigrantes sin documentos han sido, en muchos casos, productivos residentes obedientes de la ley en EE.UU. durante años o décadas. Su “crimen” de entrar ilegalmente es desafortunado, pero difícilmente cuenta toda la historia. Muchos inmigrantes soportaron dificultades severas para emigrar; vinieron a construir una mejor vida para ellos y sus hijos. De hecho, aquellos que asumen estos riesgos muchas veces son más energéticos, empresariales, trabajadores y más proclives a compartir los valores estadounidenses que aquellos que no vinieron. Estas son exactamente las personas a las que EE.UU. debería darle la bienvenida.

Los costos y la disrupción de deportar siquiera una fracción de los inmigrantes sin documentos que se encuentran aquí serían inconcebibles. Así que la disyuntiva relevante no es entre el estatus quo y un mundo imaginario en el que los inmigrantes sin documentos desaparecen; es entre la situación actual y un camino hacia la ciudadanía de algún tipo. Bajo el estatus quo, sin embargo, alrededor de 11 millones de personas viven al margen de la ley y muchas veces excluidos del tejido social de la sociedad. ¿Cómo promueve eso el Estado de Derecho, o la asimilación o cualquier objetivo sensato?

Más allá de estas consideraciones, la oposición del Tea Party a un camino hacia la ciudadanía tiene un tufillo de interés propio; estos políticos temen que los nuevos inmigrantes convertidos en ciudadanos votarán por los demócratas. Ese miedo es razonable (especialmente si el Partido Republicano continúa tratando a los inmigrantes con desdén), y es una razón por la cual los demócratas respaldan un camino hacia la legalización. Pero las implicaciones políticas deberían ser irrelevantes cuando se trata de seleccionar la política adecuada.

La posición del Tea Party acerca de una seguridad fronteriza fortalecida es todavía más problemática.

La ley del senado pide 20.000 nuevos agentes de fronteras, 350 millas adicionales de cercas a lo largo de la frontera, más equipos de vigilancia, y un nuevo sistema electrónico para monitorear a la gente que ingresa a EE.UU. a través de los aeropuertos y puertos marítimos, con un costo de $46.000 millones a lo largo de diez años.

El impacto de estas medidas sobre los inmigrantes sin documentos será minúsculo. Los inmigrantes pueden evadir las cercas mediante aviones, botes, o túneles (cosa que ya sucede). O los inmigrantes pueden desaparecer luego de ingresar legalmente con visas de estudiante o de turista (cosa que también sucede desde ya). Una cerca más larga y unos equipos de vigilancia más caros simplemente derivarán en un mayor uso de estos métodos alternativos por parte de aquellos que desean ingresar ilegalmente.

Así que la seguridad fortalecida es puro desperdicio; es el tipo de gasto que los miembros del Tea Party deberían odiar. Peor aún, significa que habrán 20.000 más empleados federales. ¿Para qué partido esperan los miembros del Tea Party que voten estos nuevos empleados federales?

Los miembros del Tea Party saben, además, que pasarán años antes de que se construya otra cerca y puede que sea imposible para cualquier sistema satisfacer las condiciones de las métricas existentes o de las nuevas métricas para determinar si las medidas de seguridad están funcionando. Así que los miembros del Tea Party en el congreso pueden saber que los nuevos votantes demócratas no serán relevantes durante muchos ciclos electorales.

La ley de inmigración del senado tiene errores profundos, como cualquier ley que tenga 1.198 páginas. La ley contiene mejoras reales en la política migratoria, pero también muchas provisiones sin sentido. Las personas razonables pueden respaldar u oponerse a la ley existente.

Pero los miembros del Tea Party que dicen creer en la libertad y en el gobierno limitado deberían estar intentando de librar de una excesiva intromisión del Estado a la ley del senado —especialmente en cuanto a la seguridad fronteriza fortalecida y a la expansión del programa E-Verify— en lugar de intentar cínicamente de derribar toda la reforma con preocupaciones falsas acerca del Estado de Derecho y de la seguridad fronteriza.

La gente no es tonta; los votantes comprenden el juego que están jugando los políticos del Tea Party y los votantes eventualmente los castigarán en las urnas. Así que los miembros del congreso del Tea Party están comprando tan solo un alivio temporal con sus tácticas cínicas.

Este artículo fue publicado originalmente en The Huffington Post (EE.UU.) el 24 de julio de 2013.