Ecuador: Eliminen el subsidio a los combustibles

Gabriela Calderón considera que el gobierno ecuatoriano podría eliminar "el costoso e ineficiente subsidio a los combustibles ahora que el diferencial entre el precio internacional y nacional está en su punto más bajo desde 2005

Por Gabriela Calderón de Burgos

Guayaquil, Ecuador— En tiempos de crisis hasta los gobiernos socialistas del siglo XXI se ven obligados a cortar gastos. Podrían empezar eliminando el costoso e ineficiente subsidio a los combustibles ahora que el diferencial entre el precio internacional y nacional está en su punto más bajo desde 2005.

Según un informe realizado por Felipe Hurtado1, investigador de CORDES, entre enero de 2005 y agosto de 2008 “el monto de subsidio a los combustibles ($10.804 millones) supera en 65% todo el gasto en educación y salud del Gobierno Central que alcanzó los $6.548 millones”.

Hurtado calcula que entre enero de 2005 y agosto de 2008 el precio del petróleo aumentó un 150%. En Ecuador este se ha mantenido congelado desde 2003. Así es que, por ejemplo, mientras que el galón de diesel alcanzó un precio internacional de $4,02 en nuestro país se siguió vendiendo a $0,80. La diferencia más alta, de $3,28, se dio en julio de 2008 y la asumió el Estado ($275 millones).

Los subsidios no solo han derivado en un aumento del gasto público sino que incentivaron el consumo de combustibles cuando las señales de los precios a nivel internacional nos hubieran inducido a hacer todo lo contrario. Hurtado calcula que los ecuatorianos aumentaron el consumo de gasolina Super en un 55%, gasolina Extra en 32%, diesel en 16% y gas doméstico en un 25%. Mientras que fuera de Ecuador, por ejemplo, en Colombia y en Perú, industrias enteras buscaron la manera de economizar en el uso de combustibles (más producción por cada unidad de combustible utilizada), en Ecuador el precio controlado de los combustibles ha resultado en que muchos de nuestros empresarios se “duerman en los laureles” del combustible subsidiado.

Los subsidios no le confieren dignidad al ciudadano subsidiado. Se la restan al convertirlo en un dependiente del Estado. En cambio, las oportunidades de creación de riqueza para que el ciudadano se convierta lo suficientemente rico como para dejar de requerir subsidios, sí lo hacen.

Ahora que el diferencial entre el precio local (controlado) y el internacional está en su punto más bajo desde 2005, se presenta el escenario ideal para eliminar el subsidio a los combustibles. El costo político de hacerlo es menor cuando el monto que tendrá que asumir cada consumidor es menor. Para reducir aún más el costo político se podría aumentar el Bono de Desarrollo Humano para compensar a los más necesitados temporalmente por el aumento en el precio del gas doméstico. Desaprovechar esta oportunidad sería una receta para que en la próxima década ocurra nuevamente la tragedia de desperdiciar miles de millones de dólares en un gasto corriente que no genera oportunidades de creación de riqueza para todos los ecuatorianos.

Qué distintas fueran las cosas si esos miles de millones hubiesen sido invertidos, por ejemplo, en carreteras para conectar a las zonas más aisladas del país a los puertos principales o si ese dinero hubiese sido ahorrado para mantener el gasto social en épocas de un barril de petróleo barato. Pero todo se lo gastaron este y gobiernos anteriores en un intento de mantener su popularidad.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 4 de marzo de 2009.

Referencias:

1. Felipe Hurtado, “Estimando el subsidio a los combustibles” en Carta Económica Año 14, Diciembre 2008, No. 12. CORDES.