Economía y demagogia

Por Carlos A. Ball

El gran debate en estos días tiene que ver con la “exportación de puestos de trabajo”. Se acusa a empresas de Estados Unidos de aprovechar los sueldos más bajos en América Latina, China y la India, razón por la cual despiden a empleados norteamericanos y subcontratan trabajos en el extranjero. Eso sucede, por ejemplo, en el ensamblaje de equipos y el desarrollo de nuevos programas de computación.

La controversia surgió cuando Gregory Mankiw, el principal asesor económico del presidente Bush, dijo que la subcontratación en el extranjero probablemente beneficia a la economía a largo plazo. Parece que en la política no conviene nunca decir la verdad.

Es trágico que gran parte del público, de los políticos e inclusive de los periodistas jamás aprendió ni entendió los fundamentos básicos de la economía. Tantas tonterías de moda que “aprenden” los jóvenes en las escuelas hoy en día, mientras se le da poca importancia a los conocimientos fundamentales para que puedan comprender el mundo que nos rodea.

El economista inglés David Ricardo (1772-1823) formuló el principio de las ventajas comparativas en que se basa el libre comercio. Si un país puede importar algo más barato de lo que cuesta producirlo internamente, conviene hacerlo. Y Adam Smith ya lo había apuntado 40 años antes cuando escribió que un país, al igual que una familia, no se beneficia haciendo algo que le sale más barato comprarlo fuera.

Lo que los políticos demócratas (y varios republicanos también) están exigiendo es que el gobierno no permita que funcione el mercado y que los gerentes, en lugar de maximizar las utilidades de las empresas que administran —en beneficio de los accionistas que invirtieron en ellas sus ahorros— tomen decisiones “políticamente correctas”. Eso no sólo conduciría a muchas empresas a la quiebra sino que automáticamente empobrece a toda la nación.

John Kerry, el senador de Massachusetts que probablemente será el candidato presidencial del Partido Demócrata, acusa a empresarios de traición a la patria. Kerry anunció que de ser electo presidente ordenará “una inmediata revisión, en 120 días, de todos los acuerdos comerciales vigentes para asegurarse que nuestros socios comerciales están cumpliendo con sus obligaciones laborales y del medio ambiente”. Los políticos, los sindicatos y los empresarios proteccionistas que saben que sus compañías tienden a desaparecer sin el apoyo directo de Washington intentan imponer a los países en desarrollo salarios mínimos y absurdas leyes ambientales. Pero si Kerry cumple lo que ofrece y logra imponer aumentos de 2 o 3 dólares en los salarios del Tercer Mundo podría causar más muertes y más miseria que la Segunda Guerra Mundial. Y hasta ahora el senador Kerry no ha explicado por qué la empresa H. J. Heinz, de la cual su esposa y él son grandes accionistas, tiene 57 fábricas fuera de EEUU y sólo 22 en el país.

Lo que los políticos jamás mencionan es que las principales razones por las que muchas empresas se ven obligadas a mudar sus fábricas al extranjero son las excesivas regulaciones gubernamentales, los altos impuestos a las compañías y a las nóminas de sueldos, crecientes costos de salud y de pensiones, además de la ola de demandas originadas por abogados litigantes que inventan a diario nuevas víctimas para demandar a exitosas empresas.

Por otra parte, Lou Dobbs, quien dirige el programa Moneyline en CNN y se graduó en economía en Harvard, muestra en su página web una lista negra de 250 empresas que “exportan empleos al exterior”. La lista incluye a compañías como American Express, AOL, Bank of America, BellSouth, Boeing, ChevronTexaco, Cisco, CitiGroup, CocaCola, Dell, DirecTV, Dow Chemical, DuPont, ExxonMobil, Ford, General Electric, IBM, JPMorganChase, Microsoft, Monsanto, Pfizer, Verizon, Yahoo, etc. Quizás los directivos de esas empresas deben reaccionar suspendiendo su publicidad en CNN.

Pero sabemos que la “corrección política” también abunda en el sector empresarial. Recientemente recibí una carta circular de Florida Power & Light (la empresa de electricidad del sur de la Florida) donde me invitan a regalarles “apenas 9,75 dólares al mes” para que ellos desarrollen innovadores programas y recursos renovables de energía para así “preservar el ambiente de futuras generaciones”. Muchos tontos caerán en esa trampa, luego de años de escuchar la propaganda verde de multimillonarias entidades como el Sierra Club y Greenpeace.

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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