Disuadiendo una invasión china de Taiwán

Eric Gomez considera que Estados Unidos debería utilizar su considerable influencia como principal fuente de ayuda militar de Taiwán para empujar a Taipei hacia una defensa asimétrica.

Por Eric Gomez

La mejor estrategia militar de Taiwán para disuadir una invasión china es la que se basa en la defensa asimétrica para prevalecer en dos operaciones críticas: sobrevivir a una campaña de ataques convencionales e impedir que las fuerzas anfibias establezcan una cabeza de playa o capturen un centro logístico como un puerto.

Una estrategia de defensa asimétrica, también llamada estrategia "puercoespín", utiliza un gran número de capacidades más pequeñas y menos complejas para contrarrestar a un adversario más fuerte, en lugar de enfrentarse a él sistema por sistema. Por ejemplo, frente a una gran armada, una estrategia de defensa asimétrica se apoyaría en misiles terrestres y naves aéreas y acuáticas no tripuladas en lugar de construir buques más grandes.

Centrar la postura de autodefensa de Taiwán en la defensa asimétrica supone un cambio respecto al enfoque actual de Taiwán, que trata de recorrer un camino intermedio entre las capacidades asimétricas y las capacidades militares tradicionales, como los aviones de combate tripulados y los grandes buques de guerra. Taiwán quiere tener un ejército flexible que pueda utilizar para responder a una amplia variedad de amenazas. Los argumentos a favor de la flexibilidad hacen hincapié en que es probable que China aplique tácticas de presión coercitiva contra Taiwán, que las capacidades tradicionales pueden contrarrestar mejor.

Sin embargo, seguir apostando por la flexibilidad conlleva riesgos reales para Taiwán. Las capacidades militares tradicionales son generalmente más caras de adquirir y mantener que las asimétricas, y Taiwán –a pesar de un reciente aumento del gastoha gastado crónicamente menos en defensa. Esto crea importantes compensaciones entre las capacidades tradicionales y las asimétricas. El Ejército Popular de Liberación (EPL) también está bien equipado para atacar y destruir las capacidades tradicionales de Taiwán y las instalaciones logísticas que las sustentan. Si no se establecen prioridades, Taipei corre el riesgo de contar con un ejército mal preparado para hacer muchas cosas en lugar de hacer bien una.

Taiwán debe dar prioridad a la defensa asimétrica porque es la estrategia que mejor puede contrarrestar las ventajas del PLA. Las capacidades móviles antibuque y antiaéreas con grandes reservas de municiones son las más críticas para Taiwán. Los vehículos no tripulados de todos los rangos y tamaños, especialmente los que pueden ser operados con una pequeña huella logística, son esenciales para llevar a cabo el reconocimiento del campo de batalla y atacar a las fuerzas terrestres.

Desde el punto de vista operativo, Taiwán necesita utilizar estas capacidades asimétricas para sobrevivir frente a una campaña de ataque convencional china y negar a las fuerzas terrestres del PLA un alojamiento en la isla. Prevalecer en estas dos operaciones es esencial para la defensa de Taiwán por tres razones. En primer lugar, es probable que Taiwán luche sola en estas operaciones, incluso en caso de una rápida intervención militar estadounidense. Segundo, la actual postura militar flexible de Taiwán no está optimizada para prevalecer en estas operaciones. En tercer lugar, el éxito o el fracaso en estas operaciones podría resultar decisivo para todo el conflicto.

Estados Unidos debería utilizar su considerable influencia como principal fuente de ayuda militar de Taiwán para empujar a Taipei hacia una defensa asimétrica. Washington sólo debería vender a Taiwán capacidades asimétricas a partir de este momento y apoyar la base industrial de defensa de Taiwán para que pueda fabricar más armas de diseño estadounidense y evitar largos tiempos de espera para las armas de fabricación estadounidense. Estados Unidos también debería asegurar a China que las ventas de armas se limitan a mejorar la defensa asimétrica y evitar acciones que aviven la ira de Pekín pero que no ayudan en nada a Taiwán. Esta combinación de asistencia y garantías de seguridad es esencial para dar a Taiwán el tiempo que necesita para aplicar plenamente la estrategia de defensa asimétrica.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 12 de febrero de 2024.