Dinámica poblacional
Isaac Katz describe la dinámica poblacional de México e indica que la "ventana de oportunidad demográfica" estaría llegando a su fin.
Por Isaac Katz
La población mexicana está envejeciendo y, por lo mismo, es urgente que la economía se introduzca en una senda de crecimiento alto y sostenido.
Si observamos la dinámica poblacional, lo que resalta es que la población menor a 15 años de edad como porcentaje de la población total se ha venido reduciendo rápidamente a medida que la escolaridad de la población se ha incrementado, como también lo han hecho el ingreso familiar y la participación de las mujeres en el mercado laboral. En consecuencia, el costo de oportunidad de tener hijos también se ha incrementado resultando en una menor tasa de fertilidad y de natalidad y en un menor número de hijos por familia. De seguir esta dinámica, se espera que hacia finales de la década de los cuarenta, la población de hasta 15 años se estabilice en alrededor del 30% de la población total.
Por otra parte, también como resultado del aumento del ingreso familiar, la urbanización de la población y los avances en la ciencia médica y el acceso cada vez mayor al sistema de salud, la esperanza de vida ha aumentado significativamente, de forma tal que la población de 65 años y más como porcentaje de la población total se ha incrementado continuamente y se proyecta que hacia finales de la década de los cuarenta llegue a representar el 35% del total.
La conjunción de ambos fenómenos de la dinámica poblacional se ha traducido en lo que se conoce como la “ventana de oportunidad demográfica” y que se refiere a que el índice de dependencia, medido como el número de individuos de la suma de los menores de 15 y mayores de 65 años de edad como porcentaje de los individuos entre dos limites (mayores de 15 y menores de 65), se ha reducido a lo largo de las últimas dos décadas; cada vez ha habido más gente en edad laboral “manteniendo” a los niños y jóvenes en edad escolar y a los retirados. Sin embargo, también por la misma dinámica de edades, este índice de dependencia tocará un mínimo hacia finales de la presente década o principios de la próxima finalizando, por lo mismo, la “ventana”. De ahí la urgencia de crecer a tasas elevadas y sostenidas para incorporar cada vez más individuos al mercado laboral formal y con un ingreso cada vez mayor.
La economía mexicana y su evolución no es uniforme; coexisten, por decirlo de alguna manera, varios Mexicos. Tenemos por una parte los estados al norte de la Ciudad de México que han crecido a tasas relativamente elevadas al haberse incorporado a un mundo globalizado y moderno. Por otra parte, están los estados del sur del país, destacando Chiapas, Guerrero y Oaxaca que han experimentado tasas de crecimiento significativamente menores o inclusive en algunos periodos negativas y, finalmente los dos estados petroleros (Campeche y Tabasco) que ante la caída en la producción de este recurso han decrecido en los últimos años. En la agricultura también tenemos dos Mexicos, uno moderno y de carácter comercial con altas tasas de productividad por hectárea conviviendo con uno tradicional que opera con tecnologías de producción obsoletas y por lo mismo de baja productividad y lo mismo se observa en el sector servicios, unidades de producción que generan muy poco valor agregado conviviendo con otros de alto valor.
Es necesario encaminarse hacia la modernización de la economía en su conjunto porque es la única forma de lograr un aumento sostenido de la productividad factorial total que se traduzca en mayores y sostenidas tasas de crecimiento económico. No hacerlo rápidamente nos condenaría a ser un país de viejos pobres.
Este artículo fue publicado originalmente en Asuntos Capitales (México) el 13 de junio de 2018.