Descarados
Alfredo Bullard sostiene que la pandemia ha traido consigo una dificultad adicional: el descaro físico que implica el uso de mascarillas.
Por Alfredo Bullard
Cal Lightman es un sofisticado científico. Estudió distintas culturas alrededor del mundo y desarrolló la habilidad de leer las expresiones faciales y detectar cuando las personas mienten. En fracciones de segundo expresamos gestos involuntarios que indican que no decimos la verdad y por qué razón (miedo, vergüenza, odio, venganza). Es contratado para resolver crímenes, intrigas políticas o intervenir en negociaciones, actividades en las que descubrir la mentira es esencial.
Cal Lightman es ficción. Es el protagonista de Lie to Me (Miénteme), una exitosa serie de televisión estrenada en el año 2009. Pero se inspira en un científico real: el psicólogo Paul Ekman, quien sostiene que las expresiones faciales son universales (y no culturalmente aprendidas), lo que le permitió desarrollar un Sistema de Codificación Facial de Acciones para interpretar el lenguaje no verbal y descubrir la mentira y las emociones que la motivan.
Sus estudios, aunque polémicos, han tenido gran impacto. Ekman ha sido considerado entre las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time.
Algunos sostienen que todos hemos desarrollado habilidades naturales para detectar en otros las mentiras leyendo esas expresiones. Como señala Henrich en su libro The Secret of our Success (El secreto de nuestro éxito), podemos leer lo que se denominan los CREDs (“Credibility-Enhancing Displays”), expresiones no verbales que nos permiten intuir que alguien nos miente. Así como en el cuento de Pinocho el crecimiento de la nariz nos muestra que no dice la verdad, los CREDs nos hacen saber que nos están mintiendo, aunque curiosamente no podemos explicar cómo nos dimos cuenta. Cuando su pareja llega tarde y usted no le cree dónde estuvo, posiblemente le ha dicho, en tono imperativo, “¡mírame a los ojos!”, y al descubrir que no puede fijar la mirada, sentenciar que no le cree.
Henrich explica que esa capacidad ha contribuido a la supervivencia de la especie, sobre todo considerando que el ser humano ha desarrollado el lenguaje hablado, una herramienta que nos da una capacidad casi ilimitada para mentir. Es más difícil que nos engañen.
¿Podrían Lightman (o Ekman) hacer su trabajo durante la pandemia? Con la humanidad con más de media cara tapada por mascarillas, leer las expresiones faciales se ha vuelto muy difícil. ¿No ha sentido la frustración de hablar con alguien que no tiene cara? Si bien los ojos son una parte importante para la lectura del rostro, ofrecen un espectro limitado.
Unos abogados me comentaban lo complejo que era escuchar a un testigo durante un juicio pues era difícil interpretar su testimonio detrás de una mascarilla. Es una reacción intuitiva a la pérdida de la habilidad de leer CREDs. Al no poder verse toda la cara, es más fácil ser un ‘descarado’.
Con las elecciones ad- portas, la pandemia nos trae una dificultad más: es aún más fácil para los candidatos y los políticos mentir o al menos más difícil darnos cuenta. A la cuota usual de cinismo a la que nos tienen acostumbrados se suma una barrera adicional entre los ciudadanos y la verdad de las promesas políticas.
Incluso sabiendo que Lightman no existe y que Ekman pueda estar equivocado, al descaro natural de nuestros políticos se ha sumado el ‘descaro’ físico que nos han traído las mascarillas.
Este artículo fue originalmente publicado en Perú21 (Perú) el 13 de diciembre de 2020.