Desarrollo humano, libertad económica y corrupción

Isaac Katz comenta las posiciones de México en tres índices publicados recientemente: el de libertad económica publicado por el Instituto Fraser y el Instituto Cato, el de Percepción de Corrupción elaborado por Transparencia Internacional y el de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Por Isaac Katz

La semana pasada se publicaron tres índices: el de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el de Libertad Económica, elaborado por el Instituto Fraser y el de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional.

Aunque parecería que estos tres índices no guardan ninguna relación entre sí, en realidad lo que suceda en dos áreas, libertad económica y corrupción, sí tienen un fuerte impacto sobre el proceso y nivel de desarrollo económico que experimente cada país. Al respecto, la evidencia internacional es contundente: aquellos países que tradicionalmente han gozado de mayor libertad económica y han tenido una menor incidencia de corrupción son, simultáneamente, los que tienen un mayor nivel de desarrollo humano en sus tres dimensiones principales: esperanza de vida, años de escolaridad y nivel de ingreso por habitante.

Entre mayor sea la libertad económica de la cual gozan los agentes privados, individuos y empresas, particularmente en lo que toca a la eficiente definición y garantía jurídica de los derechos privados de propiedad, la libertad de comercio internacional, la regulación de los mercados y la estabilidad macroeconómica, más eficiente será el funcionamiento de la economía, lo cual tiende a traducirse en mayor nivel de desarrollo económico.

Por otra parte, sabemos que la corrupción actúa como un impuesto sobre el desarrollo económico. Los diferentes tipos de corrupción entre los que destacan los sobornos para evitar una multa o para acceder a servicios públicos, la apropiación de rentas por parte de funcionarios públicos que administran una regulación ineficiente y excesiva de los mercados, sobornos a policías, ministerios públicos y jueces en los procesos de procuración y administración de justicia, el desvío y apropiación de recursos públicos por parte de funcionarios y la asignación directa y poco transparente de contratos gubernamentales que acarrea “moches”, sobrecostos y menor calidad, son un cáncer que corroe las instituciones y genera una asignación socialmente ineficiente de recursos. La corrupción cuesta mucho, impactando negativamente sobre el desarrollo.

¿Cómo se encuentra México en estos tres índices?

En el Índice de Libertad Económica el puntaje global asignado fue de 7,12/10, lo que nos sitúa en el lugar 64 de un total de 165 países evaluados. Los puntajes por subíndices fueron: tamaño de gobierno 8,1; estabilidad macroeconómica 8,2; libertad de comercio internacional 7; regulación del mercado crediticio 8,7; regulación del mercado laboral 5,6; regulación de los mercados (barreras de entrada anticompetitivas) 6,7 y, finalmente, el renglón peor evaluado con una calificación de 4,7 (en el lugar 109/165) la definición, protección y garantía judicial de los derechos privados de propiedad y del cumplimiento de contratos. Dado el puntaje global y la posición dentro del conjunto de países analizados, México está considerado como un país mayormente libre, pero con una notable deficiencia en el respeto gubernamental y garantía judicial de los derechos privados de propiedad, lo que impacta negativamente a la inversión y al crecimiento y desarrollo económico, tal como lo hemos experimentado durante el gobierno del presidente López.

En el Índice de Percepción de la Corrupción, de un total de 190 países evaluados, a México se le considera como notoriamente corrupto, situándose en el lugar 124 y con un puntaje de 31/100. Esta calificación, históricamente baja, no sorprende dada la persistencia de las diferentes formas que toma la corrupción y, en particular en los últimos años, la muy elevada y muy poco transparente asignación directa de contratos por parte del gobierno federal así como el desvío de recursos públicos.

Finalmente, en el Índice de Desarrollo Humano México se situó en el lugar 86 de un total de 191 países con un puntaje de 0,758 por lo que se le considera como medianamente desarrollado. Destaca que en los últimos tres años, lo que va del actual gobierno, hubo un retroceso de 12 lugares y, en términos de puntaje, se regresó al nivel de hace 10 años debido a una caída de cuatro años en la esperanza de vida por el pésimo manejo de la pandemia y una caída acumulada de casi 12% en el PIB por habitante en 2019 y 2020. Un rotundo fracaso de este gobierno en materia de desarrollo.

Por último, para efectos de comparación, el lugar ocupado en los tres índices por México y Dinamarca, la obsesión del presidente López. México: ILE: 64; IPC: 124; IDH: 86. Dinamarca: ILE: 5; IPC: 1; IDH: 6. Obsesionado, pero con las decisiones que toma, nos aleja cada vez más.

Este artículo fue publicado originalmente en El Economista (México) el 12 de septiembre de 2022.