¿De qué nos defendemos? Los efectos negativos del proteccionismo en el desarrollo

Jesús Renzullo indica que desde la creación del GATT a mediados del siglo XX los aranceles han caído a nivel mundial, pero que si es notable el resurgimiento de las barreras no arancelarias luego de la crisis financiera de 2007.

Por Jesús Renzullo

Lo que nos ha enseñado el proteccionismo es a hacernos a nosotros mismos en tiempos de paz lo que nuestros enemigos quieren hacernos en tiempos de guerra.
-Henry George

El mensaje es tan obvio –que el libre comercio genera prosperidad mutua mientras el proteccionismo causa pobreza– que parece increíble que cualquiera piense de otra manera. No existe un solo ejemplo de un país abriendo sus fronteras al comercio y terminando más pobre.
-Matt Ridley

Desde la creación del GATT a mediados del siglo XX, un gran número de países han aceptado que el libre comercio es beneficioso para todas las partes que participaban en él. En consecuencia, los Estados se han hecho a la tarea de reducir sus barreras arancelarias con el fin de aumentar el comercio. En los últimos años, de acuerdo a datos de la OMC, el promedio de impuestos a la importación de los miembros de la OMC se redujo, a pesar de la cantidad de mercancías comerciadas internacionalmente ha crecido. De acuerdo con Bown (2018)[1], el promedio de impuestos a la importación de los miembros del G20 de altos ingresos ha pasado entre 1995 y 2015 del 12% al 8% para los bienes finales, del 7% al 4% para los bienes intermedios y del 5% al 2% para los bienes de capital. El caso de los miembros del G20 emergentes es más claro. Sus tarifas pasaron del 24% al 16% para los bienes finales, del 14% al 7% para bienes intermedios y del 12% al 6% para bienes de capital.

Sin embargo, los últimos años los países han optado de nuevo por medidas proteccionistas, ahora sosteniéndose en barreras no arancelarias para lograr su cometido. De acuerdo con los datos de Bown (2018), los países miembros del G20 han impuesto de manera creciente barreras temporales al comercio desde mediados de los años 2000, especialmente a China. De acuerdo con Yalcin y otros (2017)[2], el número global de barreras no arancelarias vigentes ha pasado de 389 a 2.421 medidas entre 2009 y 2016. Desde nuevas medidas sanitarias hasta subsidios a la exportación, los países han aumentado la rigurosidad de sus aduanas.

¿Qué ha provocado esta involución? Existen varias explicaciones. En primer lugar, los países cuando se encuentran en crisis, tienden al proteccionismo. No es casual entonces que las barreras no arancelarias se multiplicaran justamente luego de la crisis financiera de 2007 que afectó fuertemente a EE.UU. y Europa. Otra explicación es la que pregonan proteccionistas como el Presidente Donald Trump, que demandan un “juego limpio” en el comercio. De acuerdo con Bown (2018), la mayoría de las barreras temporales impuestas especialmente luego de 2005 por parte de los países del G20 se han hecho en contra de China, que ha continuamente incurrido en lo que la OMC cataloga como “prácticas comerciales injustas”. La afirmación de que China “juega sucio” en el comercio internacional tiene opositores y simpatizantes. Coaliciones como la Business Roundtable[3] de EE.UU. afirma que China es sumamente restrictiva a nivel de régimen de inversiones y de comercio digital, no trata de manera imparcial a las empresas extranjeras, provee de subsidios a compañías chinas en sectores como el aluminio y las industrias de China 2025, fuerza la transferencia de tecnología y no protege las leyes de propiedad intelectual. Esto sin mencionar las acusaciones contra el Banco del Pueblo de China (PBOC) de devaluar artificialmente la moneda.

Otros autores como Gros (2018)[4], afirman que la mayoría de las quejas presentadas no se consideran comercio desleal bajo las normas de la OMC y que, paradójicamente, China se ha abierto más a EE.UU. de lo que EE.UU. se ha abierto a China en los últimos años.

Esto, sin embargo, no modifica el sentimiento: EE.UU. consideran que China  está usando medidas desleales a nivel comercial, lo cual crea un efecto “tit for tat” en donde los países toman medidas defensivas ante las acciones chinas. Pero, independientemente de la razón de las medidas, la pregunta más importante es: ¿realmente estas medidas protegen la economía de los países? ¿Tendrán efectos negativos que no estamos preveyendo?

Se ha demostrado durante siglos –y los casos actuales sólo confirman– que el proteccionismo es una medida nociva tanto a nivel particular para los Estados involucrados como a nivel general para la economía internacional.

El proteccionismo afecta 1. A los consumidores finales; 2. A las empresas y 3. A los gobiernos que incurren en proteccionismo. Parecido a un efecto dominó, la cadena comienza golpeando a las empresas, impacta en los consumidores y termina por mellar la capacidad adquisitiva gubernamental.

A nivel de los consumidores, el proteccionismo aumenta el precio de los productos y en ciertos casos de países con regulaciones estrictas, puede producir oligopolios o monopolios. Los empresarios importan productos o insumos cuando éstos superan en calidad y/o precio a los productos nacionales. La llegada de estos productos o insumos de mayor calidad y/o menor precio impactan positivamente en la calidad de vida de los consumidores, que ahora deben pagar menos por el mismo producto o son capaces de adquirir productos de mayor calidad no disponibles en el mercado nacional.

La imposición de medidas proteccionistas, sean arancelarias o no arancelarias, terminan por reducir el flujo comercial e impiden a los consumidores acceder a estos bienes. Esto obliga a los consumidores a decantarse por los productos nacionales por los que deben pagar más. Un ejemplo claro lo dio Griswold (1999)[5] cuando el gobierno estadounidense empezó a imponer grandes barreras a los productos rusos, japoneses y brasileros. Afirmó que si el gobierno estadounidense causaba un aumento de tan sólo 50 dólares la tonelada de acero (un aumento de 5 centavos el kilo), los estadounidenses deberían pagar 6,5 millardos de dólares más por las 130 millones de toneladas de acero que consumen anualmente.

En los casos de mercados con pocos productores y grandes trabas gubernamentales para formar empresas, como es el caso de Venezuela, el comercio internacional es lo único que protege a los consumidores de convertirse en clientes cautivos. Cuando no existe un mercado abierto y competencia, los primeros afectados son los consumidores.

Las empresas también se ven fuertemente afectadas cuando no se reduce el flujo comercial, especialmente aquellas que utilizan insumos extranjeros. Una de las principales razones para incurrir en prácticas proteccionistas ha sido la máxima de “proteger a la industria y el trabajo nacional”, sin embargo la protección no siempre logra evitar la destrucción de empleos (como se ha demostrado con los intentos del gobierno americano por salvaguardar a los empleados del sector acero) y suele perjudicar a muchas empresas que dependen de los bienes importados para aumentar su competitividad.

A partir de insumos baratos las compañías pueden producir bienes competitivos tanto en el mercado nacional como el mercado extranjero. Este número de empresas dependientes de la importación de insumos suelen producir muchos más empleos que aquellos sectores que se desea proteger. Como lo establece Sherman (2018)[6] respecto a las medidas proteccionistas de Trump, el sector acerero estadounidense tiene alrededor de 140.000 empleados, mucho menos que todos los sectores que dependen de la importación de acero. Tal es el caso de Electrolux, que una vez se colocadas las barreras detuvieron su expansión en Tennessee

Finalmente, la reducción en la producción termina por afectar a los gobiernos, pues merma sus recursos fiscales. Según los consumidores compran menos bienes y las compañías dependientes de las importaciones de insumos producen y exportan menos, la recaudación fiscal disminuye.

Estas, sin embargo, son tan sólo las repercusiones dentro del Estado que aplica las medidas. Aún habría que señalar las repercusiones para los exportadores y para el desarrollo económico internacional

El comercio internacional nos ha traído enormes beneficios, ha acelerado nuestro crecimiento y nos ha permitido acceder a bienes antes imposibles de obtener en varias partes del mundo. El proteccionismo es una barrera no sólo para el desarrollo de nuestras economías, sino también para el desarrollo de nuestras relaciones como naciones.

Referencias:

[1] Para saber más, leer: https://piie.com/blogs/trade-investment-policy-watch/protectionism-was-threatening-global-supply-chains-trump

[2] Para leer el informe completo: https://www.cesifo-group.de/DocDL/ifo_Forschungsberichte_91_2017_Yalcin_etal_Protectionism.pdf

[3] El artículo del Business Roundtable incluye soluciones a cada una de las prácticas chinas:

https://www.businessroundtable.org/recommendations-for-chinese-reforms-to-address-trade-and-investment-barriers

[4] Para leer el artículo de Gros, visitar: https://www.google.com/search?q=gros+is+china+trade+unfair&oq=gros+is+china+trade+unfair&aqs=chrome..69i57.6571j0j4&sourceid=chrome&ie=UTF-8

[5] El artículo de Griswold aunque antiguo, sigue siendo importante. Para leerlo completo: https://www.cato.org/publications/commentary/protectionism-hurts-consumers

[6] El artículo de Sherman completo puede leerse aquí: https://www.bbc.com/news/business-43262278