Dar en navidad
Ian Vásquez señala nuevas formas de realizar donaciones caritativas en navidad, las cuales permiten hacerlo de manera más eficaz.
Por Ian Vásquez
En estas fiestas doné US$500 a caridades que no conozco de cerca pero que tengo la confianza de que usarán los recursos de la mejor manera. Quizás no es mucho, pero para quienes reciben la ayuda, hace una diferencia. En la medida que hay cada vez más personas dispuestas a amparar a los más necesitados con su propio dinero, se puede contribuir a un mundo un poco mejor.
Felizmente, la tecnología y la innovación están facilitando esa tarea. Están uniendo el altruismo con soluciones a la legítima preocupación sobre el uso eficiente de los recursos. ¿Como saber que una donación a una fundación tendrá el mayor impacto y se gastará de acuerdo con los propósitos declarados? Una cosa es dar regalos a las personas más cercanas a uno, pues uno conoce los deseos, hábitos y necesidades de los amigos y parientes (aunque aun así, nunca parecen faltar los regalos no deseados de Navidad). Mucho más difícil es determinar las prioridades de personas que uno no conoce pero que puedan estar desamparadas y que quizás se encuentran en lugares lejanos.
En años recientes, han surgido organizaciones creíbles que hacen el trabajo de investigar y evaluar las mejores y más eficientes ONG caritativas alrededor del mundo y han simplificado el proceso de hacer donaciones. Una de ellas es GlobalGiving.org. Esa plataforma cataloga miles de proyectos caritativos en 165 países. Uno puede buscar información sobre la caridad que le interesa por país, organización o por tema (educación, salud, medio ambiente, derechos humanos, etc.).
En el Perú, GlobalGiving resalta 31 proyectos. Yo doné (en línea a través de GlobalGiving) a una organización, Picaflor, basada en el poblado de Oropesa, cerca de Cusco. El proyecto provee clases académicas y artísticas, y un lugar seguro para jugar a los 60 niños más pobres de la comunidad. En la misma página web se encuentra cómo se usará el dinero e informes periódicos sobre el proyecto, como, por ejemplo, sobre las clases de inglés o los almuerzos que sirven. GlobalGiving no solo crea una red entre donantes y fundaciones caritativas transparentes, ofrece entrenamiento y apoyo a las ONG para que mejoren su impacto.
A través de otra plataforma (GiveWell.org) pude encontrar GiveDirectly.org, a la que también doné. Esa organización trabaja únicamente con comunidades pobres en Kenia y Uganda. Fundada por cuatro economistas, su modelo caritativo enfatiza la eficiencia y la evidencia empírica. Por eso, lo que hace es transferir el dinero del donante directamente a los hogares más necesitados dentro de las comunidades que evalúan —sin ninguna condición acerca de su uso—.
Ese tipo de transferencia monetaria no condicionada a primera vista parecería irresponsable. Después de todo, ¿qué nos garantiza que los fondos no se gastarán en alcohol u otras cosas frívolas? Ian Bassin, de GiveDirectly, lo explica bien: “Sucede que la rigurosa evidencia científica de los últimos diez a quince años ha mostrado que en realidad dar a las personas el poder de elegir cuáles son sus prioridades es una de las maneras más efectivas de ayudar a los pobres”.
Una de las virtudes de GiveDirectly es que es transparente y abierto a que se estudie de manera rigurosa el efecto de su modelo. Un estudio con estas características publicado este año, de Johannes Haushofer, de la Universidad de Princeton, concluyó que las transferencias monetarias no condicionadas tienen impactos económicos “significativos” así como también sobre el bienestar psicológico. Esta conclusión es consistente con otros estudios sobre transferencias monetarias que encontraron mejoras de largo plazo respecto a ingresos, entrenamiento profesional, educación y salud.
Dar dinero a los que más lo requieren parece ser la ayuda más eficiente y más necesitada. Y si la plata viene sin condiciones, respeta el criterio y la dignidad de quienes reciben el apoyo. Tampoco parece alentar el consumo de alcohol o cigarrillos. Al contrario, un estudio recién publicado por investigadores del Banco Mundial y la Universidad de Stanford encontró que muchas veces se reduce el consumo de tales bienes al recibir efectivo. Es posible que al reducir las dificultades de la vida, el efectivo también reduce la demanda para alcohol y otras drogas.
La buena noticia, digna del espíritu navideño, es que estamos aprendiendo a ser más generosos y eficaces a la hora de hacer caridad.
Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 24 de diciembre de 2016.