¿Dañaron la elección los libertarios?
David Boaz explica que la evidencia de las encuestas realizadas en 2016 y 2020 indican que no hay razón para pensar que los votos por el binomio del Partido Libertario necesariamente hubiesen ido al Partido Demócrata o Republicano.
Por David Boaz
La noche de la elección y al día siguiente, cuando el presidente Donald Trump estaba liderando en el conteo temprano de los votos en más estados de los que se esperaba, los Demócratas estaban reclamándole a los libertarios en Twitter acerca de que “ustedes mantuvieron a Trump en la presidencia”.
Conforme Biden se adelantaba en los estados reñidos, los conservadores en Facebook y en Twitter —incluyendo al otrora gobernador de Wisconsin Scott Walker— estaban quejándose de que los libertarios le costaron a Trump la elección porque la nominada por el Partido Libertario Jo Jorgensen estaba obteniendo más votos que la brecha entre Trump y Biden en los estados más reñidos.
Ambos lados parecían asumir que su candidato debería haber obtenido los votos de los libertarios, y los hubiese tenido si el Partido Libertario no hubiese postulado un candidato, y que ellos estaban siendo erróneamente privados de su merecida propiedad. Por supuesto, las elecciones le dan a cada elector el derecho y la oportunidad de expresar sus preferencias votando por el candidato que ellos elijan.
Pero, ¿qué saben ellos realmente acerca de dónde hubieran terminado esos votos?
En 2016 cerca de 8 millones de electores, o un 6 por ciento, votaron por candidatos distintos a Hillary Clinton y Donald Trump. El otrora gobernador de New Mexico Gary Johnson, el nominado por el Partido Libertario, obtuvo más de la mitad de esos votos, alrededor de 4,5 millones de votos. Jill Stein del Partido Verde obtuvo 1,5 millones. Este año parece que los “otros” votos constituirán tan solo cerca de 3 millones de votos, o solo debajo de un 2 por ciento. Así que alrededor de 3,7 millones de personas que votaron por el Partido Libertario, Verde o por el conservador anti-Trump Evan McMullin no lo hicieron así en 2020.
De manera que, ¿a dónde se fueron esos votos? Tenemos algo de evidencia en las encuestas. En 2016, una encuesta a boca de urna de CBS le preguntó a los partidarios de Johnson por quién hubieran votado si la elección hubiese sido solo entre dos candidatos. 25 por ciento dijeron que Hillary Clinton, 15 por ciento Trump, y 55 por ciento dijeron que ellos no hubieran votado (Gracias a Matt Welch por reunir todas estas encuestas).
En octubre de este año una encuesta de Pew Research Center le preguntó a la gente que había votado por un candidato de un tercer partido en 2016 cómo planeaban votar en 2020: 49 por ciento dijeron que se inclinaban hacia o respaldaban a Biden; mientras que 26 por ciento dijeron que respaldaban a Trump. Un cuarto dijeron que planeaban votar por un candidato de un tercer partido nuevamente en 2020. Si asumimos que 3/4 de los votos que votaron por el Partido Verde en 2016 pero no lo hicieron en 2020 más probablemente votaron por Biden, ellos podrían dejar a los libertarios repartidos en igual proporción entre Biden, Trump, y Jorgensen. La encuesta a boca de urna del New York Times de 15.590 electores muestran que del 5 por ciento de encuestados que votaron por un tercer partido en 2016, 60 por ciento dijeron que preferían a Biden y 25 por ciento se fueron por Trump, dejando cerca de un 15 por ciento firme en un voto por un tercer partido.
Una encuesta pre-electoral del New York Times/Siena College en 2016 realizada a los electores que votaron por Johnson en seis estados reñidos del norte mostraron que 38 por ciento se fueron por Biden, 29 por ciento por Jorgensen y 14 por ciento por Trump. Al final del día, si usted pregunta si los aproximadamente 1,8 millones de votos de Jo Jorgensen, o más específicamente si sus voto en los estados que se determinaron con márgenes pequeños, decidieron la elección, la respuesta es no: si no hubiese habido un libertario/a en la papeleta, esos electores hubiesen estado repartidos entre Biden, Trump y la opción de no votar, con una tendencia superior hacia Biden (o tal vez, “en contra de Trump”).
Como sucede, estas conclusiones son similares a aquellas de la elección para gobernador de Virginia en 2013, cuando el Demócrata Terry McAuliffe derrotó al Republicano Ken Cuccinelli, con el Libertario Robert Sarvis obteniendo casi tres veces la cantidad de votos que el margen entre los dos primeros candidatos. Como Sean Davis demostró, las encuestas a boca de urna mostraban que los centro-izquierda votaban por Sarvis a una tasa que duplica aquella de los conservadores. Sarvis recibió solo 3 por ciento de los auto-descritos conservadores, pero obtuvo un 7 por ciento de votos de los liberales y 10 por ciento de los moderados, el bloque ideológico más grande del estado. Sarvis obtuvo dos tercios de este voto de un 44 de los electores que se identificaban como moderados. Vaya, ¡el centro libertario!
Mientras tanto, Jorgensen, una profesora de Clemson, poco conocida fuera del Partido Libertario, ha obtenido al menos 1.762.000 votos, 1,2 por ciento de una votación con una inusual tasa alta de participación. Eso es menos en alrededor de 2/3 partes de lo que obtuvieron Johnson-Weld en 2016, pero son más votos y un porcentaje más alto que cualquier otro binomio del Partido Libertario. ¿Acaso su votación es un punto de partida nuevo y superior para el Partido Libertario? Quizás. Entre 1980, cuando Ed Clark obtuvo 1,06 por ciento del voto, y 2012, cuando Johnson obtuvo 0,99 por ciento, los candidatos presidenciales del Partido Libertario nunca habían pasado de un 0,5 por ciento. Quizás el mismo declive se dará después. Pero el Partido Libertario ha recibido mucho más de un millón de votos en tres elecciones consecutivas, ocupa mas espacio en las papeletas de los estados y tiene más electores registrados que nunca antes.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 10 de noviembre de 2020.