¿Cuánto le gustaría pagar en impuestos?

Por Stephen Moore

Los anteriores senadores Connie Mack de Florida y John Breaux de Louisiana, los cuales encabezan el nuevo panel para la reforma de impuestos, han recibido la oportunidad histórica de revisar dramáticamente nuestro sistema federal de impuestos el cual es económicamente debilitante. La forma más segura para que el panel rompa el parálisis político que ha impedido la reforma de este asunto por varias décadas sería la de endosar el Impuesto Uniforme de la Libertad Para Escoger. Esta es una idea que yo introduje por primera vez hace ocho años—la cual fue extraordinariamente bien recibida.

La Ganancia Financiera

Las potenciales ganancias económicas para los trabajadores y compañías estadounidenses si el panel de impuestos puede cumplir con su tarea son gigantescas. Por ejemplo, si los $255 mil millones que se le atribuyen al costo de asegurar el cumplimiento con los pagos de impuestos podrían ser reducidos por la mitad, la ganancia financiera de la nación sería mayor al valor de todos los bienes y servicios producidos por todos los trabajadores y negocios en los estados de Maine, Vermont y New Hampshire combinados.

Además, el economista Dale Jorgenson de la Universidad Harvard estimó hace varios años que si el código de impuestos estadounidense fuese reemplazado con algún tipo de impuesto sobre el consumo que fuese uniforme y simple, la tasa de crecimiento de la economía crecería por un 10%. Esto significaría que en vez de estar creciendo la economía por un 4% al año, esta podría estar creciendo por lo menos por 4.5% al año, y en ese caso la nación podría salvarse de muchos de sus problemas más espinosos, como el bajo crecimiento de los salarios, la tercamente alta tasa de pobreza, el déficit de $413 mil millones, y la reducción de trabajos en el sector manufacturero.

Entonces lo que está en juego es muy importante, pero casi nadie cree que los Senadores Mack y Breaux tienen muchas posibilidades de triunfar. Muchas personas en Washington predicen que lo mejor que se puede esperar es una serie de reformas incrementales que causarían una mejora casi insignificante. En mi opinión, esto es como mandar cajas de curitas a las víctimas devastadas del Tsunami en Asia. Ha habido más de una docena de intentos de “reforma de impuestos” en Washington a lo largo de los últimos 30 años; aún después de todo esto “reformar” el código de impuestos es monstruosamente más complejo que nunca. El código de impuestos ahora contiene 3.5 millones de palabras y las regulaciones del Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés) contiene 8 millones de palabras—combinadas esas constatan 12 veces el número de palabras de todos los trabajos de William Shakespeare combinados, y 15 veces más que la Biblia del Rey Jaime.

La idea central detrás del Impuesto Uniforme de la Libertad Para Escoger es la de crear un impuesto uniforme, el cual sería ofrecido a los ciudadanos que pagan impuestos como una alternativa y no como un reemplazo del corriente sistema de impuestos. No habría deducciones, con la excepción de deducciones personales generosas y deducciones por niños.

Si esta idea parece sospechosa o imposible de llevar a cabo, consideren que de por si ya tenemos dos sistemas de impuestos. Tenemos el código interno de renta estándar con los formularios 1040, etc., y tenemos un alternativo impuesto mínimo (AMT por sus siglas en inglés). Bajo las leyes actuales, millones de personas deben llenar y entregar los dos formularios y pagar el máximo de los dos. Lo que yo estoy proponiendo es un AMT de un 20%. Bajo este plan, se les permitiría a las personas pagar el mínimo de las dos deudas de impuestos. De hecho, esta idea elimina al odioso AMT al simplemente disminuir la tasa de impuestos a un 20% de todos los ingresos, y luego dejando que los estadounidenses escojan ese sistema si ellos así lo desean.

El plan sería una ventaja para la competitividad de muchos estadounidenses y para la creación de empleos porque los ingresos de salarios y negocios serían cobrados impuestos hasta un máximo de 20% de ingresos. La tasa de impuesto corporativo, la cual es ahora de 35% y está muy por encima del promedio mundial, caería a un 20%, pero todas las devoluciones de impuestos serían terminados. Las compras de capital de los negocios estarían exentas de impuestos, de esta manera eliminando los complicados horarios de depreciación. El ingreso capital—de las ganancias capitales, dividendos, y bienes—también sería cobrado un impuesto del 20%.

Este plan lograría cumplir cada uno de los principales propósitos de la reforma de impuestos. Sería: (1) profundo en su magnitud; (2) justo, porque todos pagarían la misma tasa de impuestos; (3) dramáticamente más sencillo que el corriente código de impuestos; (4) un enorme empuje para el crecimiento de la economía estadounidense; y (5) políticamente posible de implementar.

El último punto es el más importante: Este plan permitiría a los reformadores de impuesto evitar la tarea matadora de navegar por el pantano del código de impuestos. El plan también evitaría la oposición feroz de grupos de intereses especiales con grandes bolsillos que inevitablemente llevaría a una colisión política en la que los defensores de la reforma tienen más que perder.

Las ventajas de este enfoque son numerosas. Primero, no hay ganadores y perdedores como los hay bajo los planes convencionales de reforma de impuestos. Bajo este impuesto uniforme opcional, nadie está forzado a hacer una mala jugada porque cada persona tiene la opción de seguir bajo el sistema actual. Entonces la típica queja sobre un impuesto uniforme, de que este aumentaría los impuestos de la clase media, se convierte en nula y vacía.

Segundo, el plan no obliga a las personas a que dejen sus “deducciones de vaca sagrada” para los dueños de vivienda, o para los que donan dinero generosamente, o para los propietarios de bonos municipales. Si las personas quieren las deducciones por ser propietarios de hogares, ellos pueden aventajarse de estas reducciones manteniéndose dentro del sistema de impuestos actual. Entonces, los más grandes oponentes al convencional impuesto uniforme—grupos defendiendo los intereses corporativos, los vendedores de bienes raíces, los constructores de hogares, los banqueros de hipotecas, y las organizaciones caritativas—tendrían poco de que quejarse.

Tercero, el plan no requiere el diseño de reglas horrendamente complicadas para la transición del actual sistema a otro. Cuando yo trabaje con Dick Armey en su propuesta de un impuesto uniforme en 1994, nosotros estábamos impresionados al descubrir que la implementación de un impuesto uniforme hubiera requerido la composición de reglas de transición que eran casi igual de densas y bizantinas que las reglas que intentaban reemplazar. El impuesto uniforme opcional no tiene reglas de transición: Los trabajadores y los negocios migran al impuesto uniforme cuando es ventajoso para ellos hacerlo—lo cual, para muchos de nosotros, es apenas se pueda.

En los ocho años desde que el plan fue propuesto por primera vez, yo he escuchado una observación persistente: que el plan reduciría drásticamente los ingresos de impuestos porque las personas se burlarían del sistema llenando ambos formularios de impuestos y pagando la cantidad mínima de los dos.

Yo creo que muchas personas simplemente optarían por olvidarse del código de impuestos complicado inmediatamente, aún cuando signifique pagar un poco más de impuestos, solo para poder evitar los dolores de cabeza y los enormes costes de cumplimiento de pago de impuestos que hay bajo el sistema actual. El año pasado el ciudadano promedio que pagó impuestos utilizando los servicios de H&R Block, uno de los preparadores de formularios de impuestos más baratos, pagó $130 en costos de preparación de impuestos. Racionalmente, ellos estarían dispuestos a pagar hasta $130 dólares más en impuestos. En el lado corporativo del código de impuestos, se estima que los costos de cumplimiento con el pago de impuestos para las compañías llegan a constatar hasta dos tercios de todo el dinero recibido del impuesto al ingreso corporativo. Entonces, muchas compañías, para evitar la pesadilla de contabilidad y los costos legales de preparación de impuestos, también escogerían un impuesto uniforme aún si su deuda de impuestos fuese un tanto mayor.

Además, como las encuestas demuestren que los estadounidenses no creen que cualquier ciudadano—ni siquiera los millonarios Bill Gates, Warren Buffet, o Britney Spears, deberían ser obligados a pagar más del 25% de sus ingresos en impuestos federales, estatales, y locales—esto pondría un tope al componente federal de un 20%. Una base grande de impuestos también es consistente con la noción de justicia de muchos estadounidenses. Dos personas con casi el mismo ingreso deberían de pagar casi el mismo impuesto de ingresos. Un vecino no debería de pagar menos que el otro porque el invirtió en esperma de toro, molinillos, o cultivación de tabaco—o porque el tiene un contador de impuestos muy astuto.

Bajo el sistema opcional de impuesto uniforme, cada persona puede mantenerse en el sistema antiguo hasta que lo desee; pero una vez que migran al impuesto uniforme, no se les permitiría regresar al antiguo. Todos los trabajadores nuevos entrarían inmediatamente al sistema nuevo de impuesto uniforme. Entonces, a lo largo del tiempo, el sistema antiguo sería eliminado poco a poco y pronto se convertiría obsoleto como el teléfono rotario. El plan requeriría dos tercios de los votos del Senado y del Congreso para aumentar la tasa del impuesto uniforme.

Hong Kong

Para aquellos que creen que el sistema es completamente imposible, yo les daría el famoso y exitoso ejemplo del impuesto uniforme de 15% de Hong Kong que es un impuesto opcional. Hong Kong tiene una complicada “versión larga” del sistema de impuestos, pero no muchos saben que existe porque casi todos los trabajadores favorecen el impuesto uniforme. Y Hong Kong muestra que los impuestos uniformes no tienen que derivar en déficit presupuestarios. De hecho, Hong Kong ha tenido excesos de fondos en varios años. Similarmente, los ingresos netos de impuestos de Rusia han aumentado por más de un 80% tan solo tres años después de que dejó atrás sus tres niveles de cobro de impuestos y su tasa tope del 30% y adoptó su impuesto uniforme de un 13%.

Los Senadores Mack y Breaux necesitan entender que una revisión fundamental del sistema de impuestos no requiere cambio alguno en el código de impuestos existente. Todo lo que se necesita es un suplemento de una página añadido a las actuales leyes de impuestos, estableciendo que los trabajadores y negocios podrán tener la opción de saltarse las primeras 10,000 páginas de la jungla legal y en vez, cumplir con solo un impuesto uniforme que sería igual para todos. Si los Senadores Mack y Breaux recomendasen este plan y el Congreso lo adoptase, esto sería la política más a favor del crecimiento desde que Reagan redujo impuestos en 1981. Y el panel Mack-Breaux sería la comisión presidencial posiblemente más exitosa de la historia estadounidense.

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.