Corrupción en proyectos de CBDC en China, Nigeria y Líbano
Nicholas Anthony dice que quizá no deba sorprender que quienes persiguen el poder acaben abusando de él.
Por Nicholas Anthony
Los banqueros centrales tienen un problema de corrupción. Hace poco, Yao Qian, ex director de la investigación del Banco Popular de China sobre la moneda digital del banco central (CBDC), fue destituido de su cargo y expulsado del Partido Comunista Chino por incurrir en corrupción.
Yao tampoco es el primer banquero central partidario de la CBDC que tiene problemas. La corrupción también ha salpicado a los bancos centrales de Nigeria y Líbano. Cada uno de estos casos es un firme recordatorio de los riesgos que conlleva el poder centralizado. Y cada uno de estos casos sirve, en última instancia, como prueba adicional contra el auge de los CBDC.
En China, Yao pasó años desarrollando la CBDC china (conocida como el yuan digital) como primer director del Instituto de Investigación de Moneda Digital del Banco Popular de China. Bajo su dirección, el grupo de investigación presentó más de 41 solicitudes de patentes para distintos aspectos de la tecnología CBDC, allanando el camino para lo que se lanzaría en los años venideros.
Sin embargo, Yao fue destituido de su cargo y del Partido Comunista Chino en noviembre de 2024 por presunta corrupción. Los medios de comunicación estatales informaron de que "traicionó su misión original" y "no escatimó esfuerzos para apoyar a determinados proveedores de servicios tecnológicos por su propio egoísmo".
Un asunto similar ocurrió en Nigeria en 2023, cuando el ex gobernador del Banco Central de Nigeria Godwin Emefiele fue destituido por su propia serie de cargos de corrupción. En los años previos a su detención, Emefiele había supervisado el desarrollo del CBDC nigeriano (conocido como eNaira) y la consiguiente escasez de efectivo inducida por el gobierno. Observó cómo las protestas se convertían en disturbios en medio de la escasez y lo calificó de éxito cuando la adopción de la CBDC –impulsada por la desesperación– pasó del 0,5% al 6%.
Poco después de la detención de Emefiele, las autoridades descubrieron que el ex gobernador tenía 593 cuentas bancarias no autorizadas en el extranjero. Sólo sus cuentas en el Reino Unido superaban los 691 millones de dólares. Sin embargo, y quizá lo más destacable para el presente debate, las autoridades también afirmaron que Emefiele no había conseguido "la aprobación de un controvertido rediseño del naira".
En contraste con la experiencia de China y Nigeria, la CBDC de Líbano aún no se ha materializado. De hecho, su estatus es algo así como una cuestión abierta. Ya en 2017, el gobernador del Banque du Liban, Riad Salameh, anunció que un CBDC podría estar pronto en el futuro de Líbano. Reconociendo la atención del público sobre Bitcoin, Salameh dijo, "Lo que nos importa para mantener la confianza es que la moneda digital sea emitida por el banco central, y lo lograremos gradualmente".
Salameh fue finalmente detenido antes de que pudiera ver que eso ocurría. Sus presuntos delitos incluyen malversación, blanqueo de dinero y fraude. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos también sancionó a Salameh por participar en una trama de corrupción internacional.
El amiguismo, la mala gestión del dinero público, el abuso de poder y la red de corrupción internacional han manchado los tres bancos centrales. Como se documenta en el Rastreador de CBDC de la Human Rights Foundation, estos problemas son sólo el principio. A pesar de ser un fenómeno tan nuevo, los CBDC están cada vez más asociados a importantes problemas de derechos humanos y libertades civiles.
Quizá no debería sorprender que quienes persiguen el poder acaben abusando de él. Sin embargo, ¿cómo se puede esperar que el público confíe en la capacidad de los gobiernos para llevar a cabo una vigilancia exhaustiva y ejercer controles financieros cuando los funcionarios que dirigen los CBDC están envueltos en escándalos de corrupción? Si los banqueros centrales no pueden resistirse a abusar de sus poderes actuales, no deberían concedérseles herramientas que les otorguen poderes aún mayores. En lugar de ampliar aún más estos gobiernos, es hora de limitarlos.
Este artículo fue publicado originalmente en Human Rights Foundation (Estados Unidos) el 8 de enero de 2025.