Controles de precio del petróleo ruso: cómo funcionarían y qué podrían hacer

Justin Logan y Peter Van Doren consideran el efecto de las cuotas sobre el precio del petróleo en la guerra en Ucrania.

Por Justin Logan y Peter Van Doren

Para evitar un gran aumento en los precios del petróleo para los clientes europeos que resultaría de la reducción del suministro, los ministros de finanzas de las naciones del G-7 recientemente acordaron en principio con el plan de la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, para reducir los ingresos rusos por la venta de su petróleo. El plan limitaría el precio pagado a Rusia en lugar de prohibir la venta de petróleo ruso a la Unión Europea, como está previsto que entre en vigor a principios de diciembre. Los topes de precios tienen como objetivo mantener el suministro más o menos constante mientras se reducen los ingresos rusos. 

¿Cómo funcionarían estos controles de precios? ¿Cómo responderán probablemente los mercados? ¿Y funcionará arrojar otro leño al fuego de la guerra económica?

El nuevo plan se basa en el cuasi monopolio occidental actual sobre el seguro de petroleros. A las aseguradoras occidentales se les prohibiría ofrecer seguros de buques cisterna para envíos de crudo ruso a menos que el precio pagado por el petróleo fuera inferior al monto del precio controlado. Por ahora, los sustitutos de seguros no occidentales, mientras existan, no podrían llenar el vacío de manera realista. Esto serviría para disminuir los ingresos rusos por las ventas de petróleo. 

Supongamos que se implementa esta política y las compañías de seguros pueden verificar el precio pagado a Rusia aunque las compañías de seguros digan lo contrario. ¿Cómo reaccionarían los mercados energéticos?

Para obtener información, podemos examinar la experiencia de EE.UU. con los controles de precios del petróleo durante la década de 1970. El petróleo crudo con precios controlados no era la fuente marginal de crudo para las refinerías estadounidenses y los productos refinados también se importaban y no tenían precios controlados. Así, los precios de la gasolina no se vieron afectados por los controles de precio del crudo. El efecto principal fue que las refinerías que tenían acceso a petróleo con precios controlados obtuvieron más ganancias que las refinerías que usaban petróleo a precio de mercado porque el precio de la gasolina producida por ambos era el mismo. 

También podríamos considerar la venta de petróleo ruso a refinerías indias y chinas en lo que va del año. Según el New York Times, dado que las aseguradoras occidentales ya desconfían de suscribir el comercio ruso, “las compañías petroleras en países como India han exigido descuentos muy elevados en el precio para cubrir los costos y riesgos adicionales”. 

¿Cuál fue el resultado? The Times señala que “el comercio entre Rusia y China, en gran parte las exportaciones de energía rusa, aumentó casi un 30% en los primeros tres meses de este año en comparación con el año anterior”. El plan de Yellen tiene como objetivo replicar este esquema de descuento de precios para el crudo a las refinerías en Europa.

El petróleo es un objetivo atractivo para los países occidentales porque Rusia obtiene más del triple de ingresos del petróleo y los productos refinados que del gas natural. Intentar asfixiar a Rusia limitando sus ingresos petroleros puede verse como el reflejo de los esfuerzos de Rusia para coaccionar a Europa limitando el flujo de gas natural. 

Más allá de la mecánica de cómo funcionaría un esfuerzo por limitar los ingresos rusos del petróleo, se encuentra la cuestión de si el esfuerzo logrará el fin deseado. ¿Podría una reducción de los ingresos del petróleo alterar el comportamiento de la política exterior de Rusia en Ucrania?

Los funcionarios occidentales se han mostrado reacios a explicar explícitamente la lógica de las sanciones. En general, sugieren que las sanciones son un arma precisa dirigida principalmente a los compinches de Putin, no a la población rusa. Se considera que esta táctica aumenta la presión sobre Putin para que haga concesiones o revierta la invasión por completo. 

Dejando de lado la retórica, las armas económicas que los estados occidentales han usado hasta la fecha han producido efectos más parecidos a los bombardeos progresivos y sostenidos. Las sanciones financieras y las sanciones contra el Banco Central de Rusia, por ejemplo, llevaron al rublo al caos y llevaron al Kremlin a instituir controles de divisas. Pero este mes un reportero del New York Times en Moscú percibió poco sufrimiento masivo: según el Times, Putin “ha tenido mayor éxito en hacer que la vida rusa se sienta lo más normal posible”. 

El experto en sanciones de la Universidad de Duke, Bruce Jentlesoncomentó el mes pasado que cuando se trata de sanciones, la guerra está entrando en “la fase de desgaste”.

“¿Quién será derrotado primero?”, preguntó Jentleson. 

Tanto Rusia como sus oponentes de guerra económica (principalmente europeos) están involucrados en una escalada de ojo por ojo, con cada lado apostando a que puede sufrir más que el otro. Si participar en un concurso de sufrimiento competitivo contra Rusia es una buena apuesta parece tener una base histórica dudosa, pero en este contexto, un tope en el precio del petróleo ruso es una escalada, no un cambio radical. 

Incluso antes del nuevo esfuerzo por reducir los ingresos petroleros de Rusia, el Kremlin cerró el gasoducto Nord Stream 1 culpó a las sanciones occidentales por impedirle adquirir una turbina necesaria para reiniciar de manera segura los flujos de gas. El canciller alemán, Olaf Scholz, ya está teniendo que recorrer el país, eludiendo las preguntas sobre lo que muchos alemanes temen cuando se acercan al invierno: la elección entre calentar y comer. 

Las sanciones occidentales están perjudicando al pueblo ruso y al gobierno ruso, y el Kremlin preferiría que cesara la presión económica. Pero históricamente, cuando las grandes potencias han percibido intereses vitales, han estado dispuestas a sufrir un dolor político, militar y económico extraordinario en la búsqueda de esos intereses. Entonces, si bien los topes de precios del petróleo podrían privar a Rusia de una parte de las ganancias de su crudo, hay pocas razones para creer que tal estrategia –incluso si funcionó a la perfección– ayudará a cambiar el resultado en Ucrania

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 21 de septiembre de 2022.