Consecuencias no intencionadas

Por Indur M. Goklany

En este último año la preocupación por el medio ambiente ha llegado a acaparar la opinión pública. Ahora el movimiento ambiental debe enfrentar un monstruo fabricado por si mismo. El éxito de dicho movimiento amenaza con deshacer dos de las victorias ambientales más significativas de la humanidad. La primera es la estabilización casi completa de la tierra dedicada utilizada en agricultura, la cual si se fuese a expandir constituiría la amenaza más grande a la biodiversidad mundial. La segunda es la grandiosa reducción del hambre y la desnutrición crónica sin las cuales la presión de convertir la tierra para el uso agrícola habría sido más fuerte.

La cantidad de tierra dedicada a usos agrarios entre los años 1990 y 2003 incrementó en menos de 2 por ciento aún cuando el crecimiento de la población aumentó un 20 por ciento. El hambre crónico en los países en vías de desarrollo disminuyó de 37 a 17 por ciento entre 1970 y 2001 a pesar de un aumento en 83 por ciento de la población. Estas mejoras, en gran parte debido a la mayor productividad agrícola, aumentaron la producción de alimentos per cápita, ayudando así a bajar los precios mundiales de alimentos por un 75 por ciento desde 1950. Como resultado, el acceso a los alimentos aumentó alrededor del mundo, a pesar de una mayor demanda de un mundo más rico y más poblado.

Las consecuentes reducciones en hambre redujeron la presión para convertir más tierra hacia el uso agrario.

La histeria acerca del calentamiento global —lo cual ha sido una bendición para las empresas de etanol y biocombustible— ha aumentado la demanda del combustible basado en cosechas a nivel mundial.  Esto ahora amenaza con revertir medio siglo de logros no solo contra el hambre mundial, sino también en mantenerse firme frente a la conversión de terrenos subdesarrollados.

El costo de los alimentos en el último año ha subido más de 10 por ciento en la India y 6 por ciento en la China, según el Wall Street Journal. Esto es en parte debido al desplazamiento del maíz hacia los biocombustibles.

En EE.UU., debido al subsidio al etanol, los agricultores planeaban sembrar un record de 90,5 millones de acres de maíz en el 2007, la cantidad mas alta desde 1944, mientras que al mismo tiempo reducirían el área cultivada en sojas, arroz y algodón.

Mientras tanto, la demanda europea de biocombustibles para remplazar la gasolina está alentando planes para remover masivamente las selvas de Indonesia y Malasia para establecer ahí plantaciones de aceite de palma.

Estas selvas, entre otras cosas, proveen refugio para el tigre Sumatran, el orangután Borneo y el elefante de Malasia.

Irónicamente, gran parte de la histeria sobre el calentamiento global es alentado por preocupaciones de que pudiera conducir a la extinción a un gran número de especies y a un incremento del hambre mundial, particularmente en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, la solución de biocombustible solo empeoraría las cosas con respecto a ambas cuestiones.

Mientras que el calentamiento global sea promocionado exageradamente como el problema ambiental más importante del mundo —como lo hacen muchos políticos y grupos ambientales— será virtualmente imposible evaluar otras opciones acerca de cómo lidiar con el cambio climático racionalmente, o confrontar las consecuencias no intencionadas desatadas por la histeria del calentamiento global.

Este articulo apareció en el Internacional Herald Tribune el 23 de abril de 2007.