Con políticas desreguladoras: EE.UU. atrae inteligencia y divisas

Por Reuven Brenner

El hecho básico que explica la exuberancia de los mercados financieros de Estados Unidos es la fortaleza del dólar. Estados Unidos es líder mundial tanto en la habilidad de financiar el talento empresarial como en el deseo de asumir riesgos. En el resto del mundo, las regulaciones e impuestos represivos impiden el surgimiento de mercados financieros vibrantes. Como resultado, los mejores y más inteligentes de todos los países tienen tres opciones básicas: emigrar a Estados Unidos, colaborar con empresas estadounidenses a distancia o reducir sus aspiraciones y quedarse en casa.

Con eso de mercados financieros vibrantes no quiero sólo decir que el mercado de capitales en Estados Unidos está mucho más desarrollado, sino que me refiero también a los complejos arreglos institucionales que se han desarrollado en ese país y que evitan que los gerentes persistan en estrategias equivocadas. Estas innovaciones incluyen la creación de mercados líquidos para una gran variedad de títulos y valores, desde los bonos de alto rendimiento de Michael Milken hasta planes accionarios para empleados.

  No es ningún secreto que tales experimentos -controlados por los mercados financieros y no por el gobierno- son la base del capitalismo empresarial y de la prosperidad, explicando asimismo los resultados obtenidos en ese país, mientras que otras naciones se estancan o se debilitan. ¿Dónde más van a ser invertidos los crecientes ahorros del mundo entero?

Aun si el gobierno de Estados Unidos y la Reserva Federal cometen errores, la economía de ese país seguiría pujante, mientras los errores cometidos por otros gobiernos y sus bancos centrales sigan siendo mucho peores. Bajo un proceso tipo darwiniano, el talento del mundo es atraído por el ambiente más  acogedor. Los resultados de las bolsas de valores de Estados Unidos reflejan la expectativa mundial con respecto a su talento empresarial. No debe preocuparnos que la escasez de mano de obra produzca inflación en Estados Unidos. Ello simplemente aumenta el poder de negociación  de los trabajadores frente a los dueños del capital, lo cual es positivo. La prosperidad es la consecuencia de la unión del capital humano con el capital financiero. Escasez de mano de obra aumenta los ingresos de los dueños del capital humano, alineándolos con los dueños del capital financiero.

Por ahora los políticos en Japón, Canadá y Europa han decidido continuar con sus usuales políticas de regulaciones excesivas y altas tasas de impuestos. Estos gobiernos cuentan con la prosperidad estadounidense y la devaluación de sus monedas para mantener a sus ciudadanos empleados y para ellos mantenerse en el poder. Esto favorece sus exportaciones a corto plazo, pero también empobrece a la población. Los mexicanos, por ejemplo, están hoy en día en mucho peor situación que antes de la devaluación del peso de hace más de cuatro años.

Tarde o temprano, los votantes japoneses, canadienses y europeos se darán cuenta de lo que les está sucediendo y exigirán reformas radicales. Hasta que eso suceda, la gente de talento seguirá votando con sus pies y marchándose a Estados Unidos, por lo que el letrero al pie de la Estatua de la Libertad en Nueva York debiera decir: "gracias por enviarnos los más trabajadores y los más inteligentes".

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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