Climas y culpas

Carlos Rodríguez Braun reseña el libro de Steven E. Koonin, El clima. No toda la culpa es nuestra, donde señala que la influencia humana en el cambio climático es real aunque pequeña y denuncia la manipulación política del tema.

Por Carlos Rodríguez Braun

Steven E. Koonin, doctor en Física por el MIT, y que fue el científico jefe del Departamento de Energía de Estados Unidos durante la Administración Obama, sostiene que la tierra se calienta y que los seres humanos ejercemos una influencia sobre ello. Sin embargo, la corrección política lo criticó duramente cuando en 2021 publicó un texto sobre el clima, que este año apareció en español: El clima. No toda la culpa es nuestra (La Esfera de los Libros).

Koonin no solo reconoce la influencia humana en el cambio climático, sino que acepta que crece, y añade: "seguirá aumentando en cualquier escenario que no suponga el cese de todas las emisiones", hipótesis delirante que es razonable descartar. Lo malo, desde la perspectiva hegemónica, es que Koonin subraya que dicha influencia es pequeña: no hemos tenido un efecto perceptible en los huracanes durante el último siglo, la capa de hielo de Groenlandia no disminuye a más velocidad que hace 80 años, y "el impacto económico del cambio climático causado por el hombre será mínimo al menos hasta que acabe el siglo". El autor denuncia la manipulación política, mediática y también de bastantes científicos, porque en realidad "la mayoría de los fenómenos meteorológicos extremos no exhiben ningún cambio significativo, pese a que la influencia humana en el clima no ha dejado de aumentar".

En las lluvias o la nieve no hay cambios llamativos a largo plazo, "y la poca fiabilidad de los modelos apunta a que la persistente exasperación de la humanidad ante la imprevisibilidad de las precipitaciones no está próxima a su fin". Otro tanto sucede con la temida subida del nivel del mar, que se ha producido por el calentamiento por la acción humana, "pero también es cierto que hay pocas pruebas de que esta aportación haya sido significativa ni vaya a serlo, y mucho menos catastrófica". En cuanto a las víctimas: "la tasa de mortalidad relacionada con el clima ha descendido radicalmente durante el último siglo: a pesar de que el planeta se ha calentado 1,2ºC, la incidencia de estas muertes hoy es 80 veces menor que hace 100 años".

Koonin niega el apocalipsis, denuncia la tergiversación y la manipulación de la ciencia según un supuesto "consenso" que obligaría a tomar medidas radicales, y recomienda prudencia, adaptación y crecimiento económico. Lógicamente, lo llaman "negacionista" y le quieren arrancar la piel a tiras.

Este artículo fue publicad originalmente en La Razón (España) el 18 de junio de 2023.