China: Poninedo la política antes de la salud

Por Doug Bandow

China parece ser la fuente de origen más probable de la epidemia de SARS. Y si China es identificada como el origen, la causa yacerá en el rechazo de larga data del gobierno de ese país de lidiar honestamente con un serio problema que rápidamente se convirtió en una crisis mortal.

Luego de un retraso excesivo, Pekín ha reconocido la severidad de la epidemia y destituyó a varios funcionarios por el mal manejo del asunto. El primer ministro Wen Jiabao afirmó en una reunión reciente de la ASEAN en Bangkok: "El gobierno chino está aquí en espíritu de franqueza, responsabilidad, confianza y cooperación."

Bonitas palabras, pero China continúa oponiéndose a que se dé un paso importante que ayudaría a combatir el SARS y otras amenazas a la salud humana: permitirle a Taiwán el estatus de observador en la Organización Mundial de la Salud.

Las Naciones Unidas es generalmente ineficaz, pero si existe un lugar obvio para la cooperación internacional es en el combate de epidemias médicas trasnacionales. Y la OMS ha estado en la mayoría de los lugares durante esta crisis—excepto en Taiwán. No fue sino hasta mayo que la Organización envió a dos expertos a Taipei.

El problema es la política. La República Popular de China (RPC) reclama tener soberanía sobre Taiwán, el cual ha estado separado de China a lo largo del siglo XX—fue ocupado primeramente por Japón y luego fue la sede del gobierno nacionalista expulsado de China. Cuando Estados Unidos se abrió a la RPC en 1971, la República de China (RC) perdió su membresía en la Asamblea General de la ONU y en la mayoría de las organizaciones internacionales auxiliares, incluyendo la OMS.

El aislamiento de Taiwán no tiene sentido. La amplia mayoría de los 23.5 millones de personas de ese país quieren mantener la existencia independiente de su nación, luego de un siglo de estar separados de China.

Taiwán tiene una población más grande que tres cuartos de los miembros de la ONU y su gente ha creado un vibrante Estado democrático y capitalista—algo a lo que la amplia mayoría de países solo puede aspirar.

La RC mantiene el reconocimiento de una veintena de países principalmente pequeños y se le ha permitido participar en algunos foros internacionales a través de varias formas, tales como un "territorio de aduana" en la OMC. Pero Taiwán permanece fuera del alcance de la OMS.

Naturalmente Pekín quiere mantener aislado a Taiwán. Un diplomático chino le dijo al periodista Jonathan Mirsky: el estatus de observador de la OMS "es una artimaña taiwanesa para entrar a las organizaciones internacionales." Por esta razón Pekín incluso impidió que autoridades de la OMS visitaran el país luego del grave terremoto de 1999.

Pero el estatus de observador no confiere legitimidad internacional. Después de todo, los observadores de la OMS incluyen a la Organización para la Liberación Palestina, la Cruz Roja y la Orden Soberana y Militar de Malta. Excluir a Taiwán es la verdadera artimaña política.

La obstrucción de la RPC no importaría tanto si no hubiera un impacto práctico de la exclusión de Taiwán. Pero tal actitud ha contribuido a la diseminación de SARS.

Taiwán se encuentra en grave riesgo dado los amplios lazos culturales, familiares y económicos con China. Y aún así, durante un tiempo, la OMS ni siquiera reconoció el brote de la epidemia en Taiwán. El gobierno ha respondido con medidas drásticas y apertura internacional—en marcado contraste con Pekín—pero Taipei podría encontrar difícil aislarse a sí misma si el contagio continúa diseminándose en la RPC.

Y si Taiwán está en riesgo, también lo están las otras naciones. Este país es uno de los estados comerciales más importantes del globo, ubicado en la posición 14. También es el hogar de cientos de miles de trabajadores inmigrantes a través del Este asiático.

Al excluir a Taiwán, aún como observador, la OMS veda al país de su Red de Alerta y Respuesta Epidemiológica, la cual transmite información sobre epidemias médicas y las actividades sanitarias de los estados miembros. Esto retrasa el intercambio de información e impide la provisión de asistencia práctica, la cual debe ser canalizada a través de mecanismos indirectos e informales. El aislamiento de Taiwán también le impide contribuir a los esfuerzos de ayuda internacional.

De hecho, a pesar de la severidad de la epidemia de SARS, la OMS rechazó el ofrecimiento inicial de cooperación de Taiwán. Aún así, profesionales médicos taiwaneses han trabajado con la OMS como consultores, y organizaciones no gubernamentales de este país han provisto asistencia sanitaria alrededor del mundo.

Desde 1995, el gobierno y las ONG's han contribuido más de $120 millones a 78 países en cuidados sanitarios. Taipei incluso ha donado $5.7 millones a un proyecto sobre SARS en cooperación con China y Hong Kong. Pero Taiwán no puede trabajar con la OMS.

El reclamo de la RPC sobre Taiwán refleja el peor tipo de pasiones nacionalistas. Pekín y otros miembros de la OMS deberían hacer a un lado la política ante la aparición de una epidemia mortal. Taiwán debe estar en la OMS.

Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.