Centros de Progreso, Parte 10: Chang'an (comercio)
Chelsea Follett destaca la importancia de la ciudad Chang'an en la era de la dinastía china Tang, la cual era la última parada en la Ruta de Seda y era en ese entonces era una de las ciudades más prósperas y pobladas del mundo.
Por Chelsea Follett
Hoy presentamos el décimo artículo de una serie publicada por HumanProgress.org denominada “Centros de Progreso”. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta serie proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.
Nuestro décimo Centro de Progreso es Chang’an en la era de la dinastía Tang, la parada más al este de la Ruta de la Seda, que en algún momento fue la ruta comercial más larga del mundo. Muchos historiadores consideran la dinastía Tang (618 a 907 EC) como un punto alto de la civilización china —una era de oro de cultura cosmopolita. La capital Chang’an de la dinastía Tang estaba entre las ciudades más prósperas y pobladas del mundo, con más de un millón de habitantes hacia el fin de la dinastía. Mientras que muchos lugares destacados como Centros del Progreso debían su prosperidad al menos en parte a un comercio robusto, tal vez ninguna ciudad en el mundo antiguo caracterizó de mejor forma los efectos enriquecedores del comercio que Chang’an.
La Ruta de la Seda enlazó a muchas civilizaciones, tales como el Imperio Romano y el Imperio Chino. Las grandes caravanas de comerciantes viajando a lo largo de la Ruta de la Seda realizaban un comercio temprano de telas como la seda y la lana, metales preciosos como el oro y la plata, y otros productos. La Ruta de la Seda tenía 4.000 millas de largo y llevó al comercio internacional y el intercambio cultural a nuevas alturas, conectando al Este y el Oeste. Fue en la Ruta de la Seda que el Este y Oeste intercambiaron no solo productos sino también ideas. Como tal, la Ruta de la Seda también fue la red de comunicación a larga distancia más importante del mundo.
Chang’an se encontraba en un área central de la actual ciudad de Xi’an (“Paz Occidental”). Xi’an es la capital de la provincia de Shaanxi en el noreste de China. Con más de 12 millones de personas, Xi’an es la ciudad más poblada en el noreste de China y ha sido denominada como una mega-ciudad o megalópolis china emergente. El centro urbano sigue siendo famoso por ser una de las ciudades más antiguas en China y el llamado punto de inicio de la Ruta de la Seda. También es el hogar de la famosa “Armada de Terracotta”, una colección de miles de estatuas de soldados enterrados con el primer emperador de China para cuidarlo en el más allá.
Chang’an, que significa “Paz perpetua”, fue la capital antigua de más de diez dinastías en la historia china. Su nombre es apropiado, dado su papel significativo en la historia comercial porque la paz es un requisito para que dos países puedan comerciar entre sí —el intercambio no violento de productos. El primer emperador de China ordenó construir su mausoleo, lleno de soldados de terracotta, y esto se hizo entre 246 y 208 AEC, un poco al este de donde aparecería Chang’an. La fecha tradicional dada para fundación de Chang’an es 202 AEC, a principios de la dinastía Han, cuando el emperador fundador de la dinastía eligió ubicar su capital allí. Él mandó a construir un palacio en Chang’an que estuvo entre los más grandes que se habían construido en la tierra, comprendiendo 1.200 acres. Estaba adecuadamente nombrado Palacio Weiyang (“Palacio Sin Fin”), y sobrevivió hasta fines de la dinastía Tang.
Una red compleja de rutas comerciales emanando de Chang’an y extendiéndose hacia el corazón de Asia Central primero empezó a surgir entre el segundo siglo AEC y el primer siglo EC. La Ruta de la Seda llegó a su pico entre 500 y 900 EC, permitiendo un comercio de productos valiosos a gran escala y a larga distancia. La gran caravana seguía el camino de la Gran Muralla China hacia el noreste, evitaba el Desierto Taklamakan, cruzaba las montañas Pamir en Tayikistán, atravesaba Afganistán, y continuaba hacia el Levante donde la mercadería viajaba por barco a través del Mar Mediterráneo. Muy pocos comerciantes hicieron el viaje a través de toda la Ruta de la Seda. En cambio, los productos eran trasladados a lo largo de una progresión espaciada, con casi todos los comerciantes actuando como intermediarios que solo viajaban a lo largo de una sub-sección de la Ruta de la Seda. La Ruta de la Seda deriva su nombre de uno de los productos más preciados que se vendían a lo largo de la ruta.
Cada primavera, la ciudad de Chang’an tenía una ceremonia imperial de producción de seda. La gente de la corte preparaban la seda fina, estirando y planchando la tela recientemente tejida hasta que esta lograse la perfección. Existe una pintura famosa de las mujeres en la era de la Dinastía Tang preparando la seda durante la ceremonia (Se puede ver una réplica de esa pintura que data de la más tardía Dinastía Song en el Museo de Artes de Boston). Mientras que Chang’an era famoso por sus exportaciones de seda, la Ruta de la Seda era un conducto a través del cual fluía mucho más que seda. Las exportaciones chinas también incluían papel, vino de arroz, perfumes, alcanfor y medicinas. Pero las importaciones eran lo que hacía de la vida en Chang’an algo vibrante.
Si pudiera visitar Chang’an en los mejores días de la Ruta de la Seda, entraría en una ciudad cosmopolita floreciente con lo mejor de distintas culturas en medio de una atmósfera similar a la de un festival. En las calles de Chang’an, los desfiles de artistas presentaban obras de Sogdiana, una civilización iraní antigua, ante multitudes que celebraban. Las calles mostraban todo tipo de actos en ruta, incluyendo shows de magia desde lugares tan lejanos como Roma. Bailadores de muchos lugares, incluyendo a un grupo conocido de Tashkent en el Uzbekistán actual, se presentaban en las bulliciosas tabernas de Chang’an. En medio de la arquitectura elaborada de la ciudad, hubiese visto maravillosos templos y la elevada Pagoda Dayan (todavía en pie) que contenía una biblioteca budista con escrituras de la India. El mercado repleto (ahora un museo) tenía novedosos productos traídos por las caravanas de comerciantes extranjeros, incluyendo alfombras de Persia, marfil de Tailandia, especias de la India, y vidrio romano. Alrededor de la ciudad, hubiese encontrado a diversas personas y escuchado muchos lenguajes distintos.
Enriquecida por el comercio, Chang’an floreció y se convirtió en el sitio de una serie de palacios preciosos construidos por el emperador para mostrar la prosperidad de su imperio. La corte del emperador era conocida por sus muchos cientos de bailadores, y la corte también mantenía al menos nueve distintos grupos musicales. Cada grupo se especializaba en un estilo musical distinto, provenientes de varias tierras. Los músicos utilizaban instrumentos importados como los platillos de la India y los tambores laqueados de Kucha —un reino budista antiguo ubicado dentro de la Ruta de Seda. Según la Enciclopedia Brittanica, “uno puede sentir en la cultura musical Tang un internacionalismo no igualado hasta mediados del siglo XX, cuando las radios y los fonógrafos proveyeron a sus propietarios los placeres de un rango igual de diverso de opciones”.
No todos apreciaban los frutos del intercambio cultural. El poeta del siglo octavo y funcionario del gobierno Yuan Zhen, que consideraba a las personas no-chinas “bárbaras”, lamentaba la presencia de personas y prácticas extranjeras en China. Él se quejaba de una supuesta contaminación del aire creada por los extranjeros, denunciaba a las mujeres chinas que usaban maquillaje importado, y se quejaba de los artistas que se dedicaban a los estilos musicales extranjeros. Mientras escribía esas palabras en conexión a su ciudad natal de Luoyang, los efectos del intercambio cultural hubiesen sido todavía más pronunciados en Chang’an:
“Desde que…los bárbaros occidentales levantaron humo y polvo, la gente apesta a pulgas, fieltro, y la carne de carnero ha penetrado Luoyang. Nuestras mujeres se han vuelto esposas bárbaras y aprendido a aplicarse su maquillaje, mientras que las niñas que cantan ofrecen canciones bárbaras y se enfocan en la música bárbara” (Nótese que para Yuan Zhen, “Occidental” significaba cualquier cosa más allá de la Muralla China).
No solo la Ruta de la Seda enriqueció la escena artística, sino que también introdujo muchas ideas nuevas en la ciudad. Varias filosofías y religiones llegaron a China a través de la Ruta de la Seda, notablemente el Budismo de la India. La gente de Chang’an también se familiarizó con la Cristiandad Nestoriana de Siria, el zoroastrismo y el maniqueísmo de Persia, el judaísmo y el Islam se esparció a través de los comerciantes árabes. Los musulmanes construyeron la Gran Mezquita en 742 EC. Durante un tiempo, la diversidad de pensamiento floreció, y la ciudad fue conocida por su tolerancia de diferencias religiosas y filosóficas.
Sin embargo, conforme la dinastía Tang empezó a decaer, la xenofobia y la intolerancia religiosa aumentó. Además, conforme Chang’an se enriqueció, desafortunadamente, se volvió el objetivo de ataques militares, y la ciudad se volvió inestable. La ciudad fue capturada por fuerzas rebeldes lideradas por un general llamado An Lushan, en 756 EC, pero fue retomada por la dinastía Tang el siguiente año. En 763 EC, los invasores del Imperio Tibetano brevemente ocuparon Chang’an, y una alianza del Imperio Tibetano brevemente ocupó Chang’an, y una alianza del Imperio Tibetano y los Uyghur Khaganate nuevamente atacaron la ciudad en 765 EC. Las tensiones dieron lugar a dos notables masacres de comerciantes de la Ruta de la Seda, liderada por una armada de rebeldes anti-Tang —Tian Shengong y Huang Chao, respectivamente. La primera masacre en Yangzhou (760 EC), seguida de la masacre en Guangzhou (879-879 EC). Ambas masacres involucraban la matanza de más cientos de miles de comerciantes árabes y persas. Entre las víctimas habían musulmanes, judíos, cristianos y zoroastros.
Una serie de rebeliones, incluyendo aquella liderada por Huang Chao mencionada anteriormente, terminó demostrando ser devastadora para la dinastía Tang. Huang Chao saqueó Chang’an en 881 EC. Aunque las fuerzas Tang eventualmente fueron capaces de suprimir esa rebelión y recuperar el control de la ciudad, la dinastía nunca se recuperó totalmente y pronto fue removida. Más inestabilidad política en otras áreas del mundo provocada por la perdida de varios territorios romanos en Asia y el auge del poder Árabe en el Levante hicieron de la Ruta de la Seda un camino cada vez menos seguro. Por lo tanto, el comercio a lo largo de la ruta cayó de manera precipitada.
Sin embargo, los siglos 13 y 14, el Imperio Mongol trajo la Ruta de la Seda de vuelta a su uso común. Fue entonces que el escritor y comerciante Marco Polo hizo su famoso viaje desde Venecia hacia China. La Ruta de la Seda personificaba no solo el potencial del comercio de mejorar las vidas y crear prosperidad, sino también de los retos que vienen con la interconexión global, como el potencial de conflictos culturales y el esparcimiento de enfermedades contagiosas. A mediados del siglo 14, la Ruta de la Seda ayudó a esparcir la bacteria responsable de la pandemia de la Peste Negra desde Asia hacia Europa.
Quizás ninguna ciudad fue más emblemática de la Ruta de la Seda que Chang’an. La ciudad es muchas veces llamada el “punto de partida” de la Ruta de la Seda. Esto es debido a su status como la parada más al este a lo largo de la ruta del comercio y como el punto de origen de gran parte de aquello que le dio nombre: la seda. El comercio trajo a Chang’an una riqueza cultural y económica e hizo de esta ciudad una de las ciudades más impresionantes y cosmopolitas de su época. Por su conexión vital con la Ruta de la Seda, la cual expandió considerablemente el intercambio internacional de productos e ideas, Chang’an en la era de la dinastía Tang es merecidamente nuestro décimo Centro del Progreso. Hoy, el comercio global y cultural han llegado a alturas que los comerciantes de la Ruta de la Seda no se hubieran podido imaginar. Mientras que los retos tales como las pandemias siguen siendo parte de la globalización, el comercio y el intercambio continúan enriqueciendo nuestras vidas de forma inmensurable.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 30 de septiembre de 2020.