Centros de Progreso, Parte 9: Roma (caminos)
Chelsea Follett destaca la importancia de la Roma antigua como un “Centro de Progreso”, por haber demostrado el potencial que tenía un sistema de caminos completo, eficiente y duradero para hacer más eficiente los viajes, el transporte de productos y de mensajes.
Por Chelsea Follett
Hoy presentamos la novena edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org, denominada “Centros de Progreso”. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es, de muchas maneras, la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.
Nuestro noveno Centro de Progreso es la Roma antigua durante sus periodos Republicano e inicios del Imperio, cuando los romanos construyeron proyectos de infraestructura que eran, en ese entonces, sin precedente por su sofisticación. Esos proyectos iban desde acueductos hasta alcantarillado y puentes, anfiteatros y baños públicos. Las viae romana (“vías romanas”) o la red romana de caminos, en particular, constituían un gran avance. Mientras que fueron construidos en parte para facilitar la transportación de soldados y la entrega las provisiones militares, los caminos ayudaron de manera importante el movimiento libre de civiles y bienes del comercio. Los romanos fueron pioneros de conceptos nuevos como los marcadores de distancias, los estudios topográficos avanzados, y varias maravillas de la ingeniería, como los viaductos, para generar las rutas más cortas y rectas posibles.
Mientras que los romanos no inventaron los caminos —una innovación de la Era de Bronce— los romanos mejoraron de manera significativa el concepto y el potencial de los caminos. Tan temprano como desde 4.000 AEC, la más antigua Civilización del Valle del Indo creó calles pavimentadas y rectas que se interceptaban entre sí en ángulos derechos. Pero la mera escala de la posterior red romana de caminos y la implementación de varias innovaciones importantes alterarían para siempre la manera en que la gente viaja.
Hoy, damos por hecho los sistemas avanzados de caminos, pero los caminos confiables alguna vez fueron una rareza, y muchos viajes, por supuesto, se realizaban sin ningún camino. Al hacer los viajes más rápidos y fáciles, los caminos romanos aumentaron considerablemente la eficiencia de transportar productos del comercio, personas y mensajes. El sistema romano de caminos aumentó la tasa de intercambio cultural y alentó las conexiones que ayudaron a unificar al Imperio Romano —un crisol de diferentes culturas, creencias e instituciones.
Las principales vías dentro del sistema romano de caminos, tradicionalmente estaban pavimentadas con piedra y rodeadas de caminos de herraduras o caminos para caballos y caminos para peatones que separaban los distintos tipos de tráfico. Las carreteras muchas veces estaban inclinadas para que el agua de las lluvias se drene hacia canales paralelos de drenaje o alcantarillas. En el pico de la fuerza e influencia de Roma, las provincias del Imperio estaban interconectadas por 372 grandes caminos, y no menos de 29 vías importantes desde la ciudad de Roma. A esto se debe la expresión popular, “Todos los caminos conducen a Roma”.
Hoy, Roma es la ciudad capital de Italia y la ciudad más popular del país para el turismo. También es un importante centro de negocios en Europa y la sede de varias agencias de las Naciones Unidas. Adicionalmente, es el hogar del Papa, también conocido como el Arzobispo de Roma, quien es la cabeza de la Iglesia Católica. Ubicada en la porción central-occidental de la Península Italiana, Roma está entre las ciudades más viejas y continuamente ocupadas de Europa. Muchos historiadores consideran que es la primera ciudad imperial y verdadera metrópolis del mundo. Entre los apodos de la ciudad se incluyen la Ciudad Eterna (“Urbs Aeterna” en Latín; “La Città Eterna” en el italiano moderno) y “Caput Mundi” (Latín para la Capital del Mundo).
La tradición sostiene que Roma fue fundada en 753 AEC, aunque el área era probablemente estaba habitada desde antes. Según la leyenda, la hermana del gobernador de Alba Longa, una ciudad latina del centro de Italia, dio a luz a dos hermanos gemelos que eran probablemente hijos de Marte, el dios romano de la guerra. El gobernante vio a los recién nacidos como una amenaza a su reino y obligó a su hermana a abandonarlos. Los hermanos gemelos, Romulus y Remus, fueron supuestamente amamantados por una loba y adoptados por un pastor. Crecieron hasta llegar a liderar una rebelión exitosa en contra de su tío y reinstalar a su padre como rey. Luego de hacerlo, regresaron a los cerros (esto es, los famosos Siete Cerros de Roma), donde decidieron construir una ciudad. Un desacuerdo acerca de la ubicación precisa de la ciudad (se dice que Romulus hubiese preferido el Cerro Palatino y Remus el Cerro Aventino) condujo a Romulus a matar a su hermano. Luego de la fundación de Roma, Romulus reinó sobre ella como su primer rey.
La historia romana antigua está típicamente dividida en tres eras basadas en la estructura de gobernanza evolutiva de la ciudad: el Periodo de los Reyes (625-510 AEC), la Roma Republicana (510-31 AEC), y la Roma Imperial (31 AEC-476 EC). En concordancia con el mito de ser fundada por el hijo del dios de la guerra, a lo largo de gran parte de la historia, Roma estuvo en un estado de conflicto. Sirvió como la ciudad capital de un sistema gubernamental que muchas veces buscó expandir su territorio. En su pico máximo, el Imperio comprendía un área de casi 2 millones de millas cuadradas. Contenía los territorios actuales de España, Portugal, Francia, Bélgica, partes de Alemania, Inglaterra, Gales, gran parte de Europa Central y Sudeste, Turquía, partes de Siria, y un territorio grande a lo largo de la costa del norte de África, incluyendo una porción sustancial de Egipto.
Para respaldar su expansionismo, los romanos eventualmente formaron una gran armada élite y profesional. Motivados en parte por la necesidad de trasladar a sus soldados a través de grandes distancias, los romanos crearon su extensa red de caminos, restos de estos todavía son visibles a lo largo de gran parte de Europa y partes del norte de África y Oriente Medio. No fue hasta la red de caminos del Imperio Inca, mil años después, que habría un sistema complejo de caminos (La red romana era el doble de largo en millas que el sistema de caminos de los Incas).
El primer camino importante construido por los romanos fue la Vía Appia, la cual conectaba la ciudad de Roma con Capua, en la esquina noreste del valle de la Campania. La construcción de la Vía Appia empezó en 312 AEC, durante le periodo Republicano cuando Roma fue gobernada por un senado no electo y por funcionarios llamados cónsules (debería notarse que el sistema republicano de la ciudad era oligárquico, con unas pocas familias ricas manteniendo gran parte del poder, y no una democracia).
Alrededor del año 244 AEC, el camino fue extendido hasta llegar más allá de Capua y hasta llegar a Brindisi, una ciudad puerto en el Mar Adriático, ubicada en la región de Apulia en el sureste de Italia. Las alabanzas a la Vía Appia eran cantadas por los poetas Horacio y Statius, quienes la llamaban longarum regina viarum, o “reina de los caminos de larga distancia”. Como la mejor ruta hacia los puertos del sureste de Italia, y por lo tanto una importante puerta de entrada a Grecia y el Mediterráneo Oriental, la Vía Appia era de una importancia estratégica tremenda.
Mientras que la Vía Appia primero fue construida para acelerar la entrega de provisiones militares durante las Guerras Samnitas, demostró ser la primera de una serie de vías con una importancia que iba mucho más allá de los usos militares. Si hubiese visitado Roma unos cuantos siglos después, durante la era del César Augusto —el sobrinonieto e hijo adoptado de Julio César, quien hizo una aparición en una edición anterior de Centros del Progreso— cuando la red de caminos estaban ya bien establecida, hubiese entrado a la pujante ciudad capital de un imperio de largo alcance, conectado por las viae Romanae.
Augusto se aprovechó del creciente cinismo hacia la República, que llegó a ser vista cada vez más como corrupta, para tomar el poder absoluto. Pretendió que no era rey, tomando el título en cambio de “Primer Ciudadano”. Augusto compró el respaldo de la gente a través de la expansión del sistema de bienestar romano —el cual eventualmente llegaría a niveles insostenibles. También estableció una serie de leyes morales bizarras, sexistas, y draconianas (para el ojo moderno) conocidas como Leges Juliae, las cuales legalizaron el asesinato de aquellos sospechosos de haber cometido adulterio en muchos casos y presionaba a que las viudas se volviesen a casar. Las leyes fueron mal recibidas y duraron poco tiempo.
Sin embargo, el reino de Augusto vio el inicio de una era de relativa paz conocida como Pax Romana, en la cual Roma evitó involucrarse en una guerra importante durante casi dos siglos, aunque continuó guerras de pequeña escala para asegurar su expansión. Beneficiándose de una paz relativa, así como también de una red excepcional de comercio ayudada por los caminos del Imperio Romano, la ciudad de Roma creció y prosperó. Como un visitante, le hubiese maravillado la imponente arquitectura de sus edificios masivos y las bulliciosas multitudes de diversos individuos que se movían a través de sus calles, tradicionalmente vestidos en túnicas. Los hombres usaban túnicas que llegaban hasta la rodilla llamadas quitones y, algunas veces, togas. Las mujeres usaban túnicas que llegaban hasta el tobillo y, algunas veces, estolas de madera, como aquella que la Estatua de la Libertad porta, amarrada en su hombro.
Como todas las civilizaciones antiguas, los romanos practicaban la esclavitud, y muchas personas, incluso en posiciones de alta preparación, tales como los contadores y médicos, eran esclavizados. Una persona moderna también se hubiese horrorizado con el grado de pobreza en la ciudad. Pero para su era, Roma estaba entre los lugares más ricos del mundo. La ciudad de Roma en sí misma contenía alrededor de 1 millón de residentes en ese entonces o estaba al menos muy cerca de llegar a ese número. Aquello constituyó una población urbana que no fue igualada nuevamente en cualquier ciudad europea hasta el siglo 19. Mientras que eso es alrededor del mismo tamaño de población que la actual ciudad de San José en California, era en ese entonces una metrópolis de una magnitud sin igual.
En el centro de la ciudad estaba el Foro Romano, una plaza rectangular recubierta de mármol travertino rodeada de varios edificios significativos. Los romanos se referían a este lugar como el Foro Magno, o simplemente “el Foro”. Originalmente el mercado de la ciudad, el Foro se volvió el centro cívico de la ciudad durante la era Republicana. Era el lugar de las reuniones públicas, sesiones de cortes legales, y luchas gladiatorias, y permaneció rodeado de tiendas que formaron un mercado abierto al aire. En el periodo que nos concierne, el principal rol del Foro estaba empezando a cambiar para servir como un centro para espectáculos y ceremonias religiosas y seculares. También era el punto final de los desfiles militares de celebración o las procesiones conocidas como Triunfos.
Entrando al Foro en 20 AEC, usted hubiera presenciado la construcción del Milliarium Aureum o Miliario de Oro. El Miliario de Oro era un monumento importante, probablemente medía menos de 12 pies de alto y estaba construido de un mármol que posiblemente estaba revestido de bronce dorado. Se encontraba cerca del prominente Templo de Saturno en el bullicioso Foro central. El monumento era el punto medio simbólico y práctico del sistema romano de caminos. Todos los caminos se consideraba que empezaban en el Miliario de Oro, y todas las distancias en el Imperio Romano eran medidas en relación a ese monumento. Hasta hoy, una estructura de mármol que se consideraba que era la base del monumento se puede ver en Roma.
La ceremonia de dedicación del monumento hubiese sido un evento emocionante, quizás involucrando fiestas, grandes discursos, y una gran multitud. El Miliario de Oro representaba el logro de conectar gran parte del mundo a través de una red de caminos confiables —permitiendo los viajes, el transporte de productos, y la entrega más veloz de mensajes.
Mientras que la mayoría de los caminos eran sinuosos e irregulares y construidos para acomodar obstáculos naturales, los romanos se enorgullecían de crear caminos rectos. En lugar de tener caminos que rodeaban los obstáculos naturales, los ingenieros romanos encontraron formas de continuar hacia adelante mediante la construcción de puentes, túneles, o viaductos. También drenaban los pantanos, cortaban bosques, o desviaban el curso de riachuelos cuando era necesario.
Antes de que un camino fuese construido, estudios extensos se realizaban para encontrar la ruta más corta y directa posible entre dos puntos y para determinar qué logros de ingeniería se requerirían para abordar cualquier obstáculo en el camino. Un topógrafo se aseguraba de que la tierra estuviera nivelada y sugería un camino marcándolo con estacas de madera. Él hubiese utilizado una herramienta llamada “groma” (una cruz de madera con pesos) para asegurarse de que las líneas estaban rectas. Una vez que el camino estaba decidido, los romanos crearían bancos de tierra llamados “aggers” sobre los cuales colocaban el material del camino, y cavaban una zanja de cada lado como drenaje.
Los caminos algunas veces eran construidos en varias capas, con bloques de piedra sobre piedra triturada o gravilla en cemento, encima de losas de piedra (también en cemento), que a su vez estaban encima de roca triturada y todo eso sobre una capa base de arena o tierra compactada. Estas capas le daban a los caminos romanos su longevidad. Mientras que otros camino rápidamente se desgastaban hasta convertirse en caminos enlodados, los caminos romanos duraban siglos e inclusos milenios. Los romanos también establecieron un sistema de marcadores regulares de la distancia y estandarizaron el ancho de los caminos. Además, experimentaron con los caminos con surcos para asistir con el transporte de vagones con ruedas y de cuadrigas.
Roma sigue siendo mejor conocida por su influencia histórica, incluyendo su Imperio de largo alcance y su ferviente rechazo de la monarquía durante la era Republicana. Esto último luego inspiraría a los Padres Fundadores de EE.UU. Los proyectos romanos de infraestructura de los días del Imperio dejaron una marca permanente en el mundo, la cual es irónicamente resumida en una escena de la clásica película británica de comedia en la cual una reunión de personas que planean una rebelión en contra de los romanos sin embargo conceden que los romanos crearon unos grandiosos acueductos, caminos, etc.
Todavía se usan los baños públicos romanos en Algeria, dos milenios después de ser construidos, y en un anfiteatro romano en Francia, el Arena de Nîmes, todavía se realizan conciertos en vivo. En la misma Roma, una sección de la Cloaca Maxima (la “Gran Alcantarilla”), que data desde el periodo de Augusto, todavía se usa. Pero fueron los caminos romanos los que probablemente dejaron la marca más grande de todas. Hasta el día de hoy, muchos de estos caminos sobreviven, y algunos de sus alineamientos todavía se usan —estando los caminos modernos sobre las rutas originales. Por ejemplo, partes del sistema de carreteras de Gran Bretaña sigue las viejas rutas romanas —tales como las 18 millas de la sección de la carretera A1 que conecta Dishforth con Catterick. Mientras que ya no es cierto que “todos los caminos conducen a Roma”, como dice el dicho, muchos todavía lo hacen.
Por tomar el concepto de un camino y llevarlo a nuevas alturas, por crear la red más grande de caminos del mundo antiguo, y demostrar la posibilidad de un sistema de caminos tan completo, eficiente y duradero, Roma es con justa razón nuestro noveno Centro de Progreso. Varios caminos romanos, en áreas que van desde Europa Occidental hasta el Norte de África, todavía están en uso hoy. Roma le mostró al mundo el potencial de los caminos para aumentar la eficiencia de los viajes, de la transportación de productos y de la entrega de información.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 13 de agosto de 2020.