Centros de Progreso, Parte 8: Alejandría (Información)
Chelsea Follett destaca la importancia de Alejandría durante el tercer y segundo siglos AEC dado que fue una ciudad pionera en el concepto de construir una biblioteca universal.
Por Chelsea Follett
Hoy presentamos la octava edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org, denominados Centros de Progreso. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es, de muchas maneras, la historia de la ciudad. Esta columna proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política y la tecnología, etc.
Nuestro octavo Centro de Progreso es Alejandría durante el tercer y segundo siglos AEC, cuando la Gran Biblioteca marcó la ciudad como, probablemente, la capital intelectual del mundo. Durante el tercer siglo AEC, una institución de educación e investigación llamada Musaeum (literalmente, “templo de las Musas”), de donde obtenemos la palabra museo, fue construida en Alejandría. La Gran Biblioteca de Alejandría fue parte del Musaeum. Mientras que las estimaciones varían ampliamente, la biblioteca puede que haya contenido alrededor de 700.000 pergaminos, el equivalente a más de 100.000 libros impresos. La amalgama de tanto conocimiento escrito en un solo lugar constituía un gran avance en la manera en cómo la humanidad almacenaba y distribuía la información.
Para las personas de hoy que han crecido con un acceso sin igual a la información gracias al Internet, es difícil comprender un mundo en el que la información estaba fuera del alcance. Pero a lo largo de gran parte de la historia, el conocimiento muchas veces se esfumaba sin ser escrito. Incluso cuando era escrito, la información usualmente estaba dispersa en distintos lugares o era inaccesible.
En la Gran Biblioteca de Alejandría, gran parte del conocimiento colectivo de la humanidad de materias que van desde la medicina hasta la astronomía, podía ser encontrado en un solo lugar. Entre los escritos que podía revisar en la biblioteca estaban las historias, los tratados filosóficos, los trabajos literarios de poesía y prosa, y el Pinakes —que se cree que es el primer catálogo de biblioteca del mundo. Los filósofos y académicos iban a la ciudad, atraídos por la gran colección de información de la biblioteca y por la reputación de la ciudad como un centro intelectual.
Alejandría fue fundada en 331 AEC, por el líder macedonio Alejandro Magno, quien estaba en medio de la conquista del Imperio Persa. Alejandro removió a los invasores quienes habían derrocado al último rey nativo del Egipto antiguo tan solo una década antes. Alejandro partió de Egipto unos meses después de fundar Alejandría, dejando a su virrey a Cleomenes a cargo.
Luego de que Alejandro murió en 323 AEC, uno de sus subalternos, un general macedonio llamado Ptolomeo Lagides, tomó control de Egipto. Ptolomeo ejecutó a Cleomenes y se declaró faraón. Empezó lo que se llegó a conocer como la dinastía Ptolemaica e hizo de Alejandría su capital en 305 AEC. La familia Ptolemaica, a pesar de una tendencia aparentemente hereditaria hacia la obesidad excesiva y el letargo, logró mantenerse en el poder hasta 30 AEC.
La población de la ciudad creció rápidamente hasta llegar a 300.000 personas. Alejandría se volvió un centro clave para la civilización helenistica. Siguió siendo la capital del Egipto Ptolemaico, así como también del Egipto Romano y Bizantino, durante casi un milenio (hasta la conquista musulmana de Egipto supervisada por el califato Rashidun en 641 EC). Alejandría también era la ciudad más grande del mundo antiguo, hasta que Roma eventualmente llegó a ser todavía más grande.
Hoy Alejandría es la segunda ciudad más grande de Egipto. Es un importante centro económico y la ciudad más poblada sobre el Mar Mediterráneo. Tiene una población de más de 5 millones de personas. Alejandría es por lo tanto la sexta ciudad más grande del mundo árabe y la novena ciudad más grande en África. Debido a su importancia histórica, es un destino turístico muy bien frecuentado. También es un importante centro industrial debido a sus tuberías de gas natural y petróleo del Suez.
Si fuese a navegar hacia Alejandría durante el tiempo de su aclamada biblioteca, le hubiese impresionado la imponente vista de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. La Alejandría helénica era el hogar de uno de los sitios más impresionantes y famosos de la antiguedad, el Pharos o gran faro, que fue construido en tercer siglo EC. Con tan solo 330 pies de alto (y posiblemente más alto), el Pharos era más alto que la estatua de la libertad (305 pies) y que el icónico Cristo Redentor de Río de Janeiro (125 pies). Durante muchos siglos, el Pharos seguía estando entre las estructuras más altas construidas por el hombre en el mundo. Encima de la torre del faro, un fuego, que probablemente se mantenía encendido con aceite en lugar de madera, iluminaba el camino para los barcos que estaban ingresando al puerto de Alejandría.
Si se acercaba navegando, hubiese visto surgir la ciudad de Alejandría en un istmo al lado opuesto de la pequeña isla sobre la cual yacía el Pharos. Hubiese visto la arquitectura clásica de la ciudad esparcida entre las líneas ordenadamente paralelas de las calles. Alejandría fue diseñada por el arquitecto Dinocrates de Rodas, utilizando un plano de calles con una cuadrícula hipodámica. Luego de atracar en el puerto y pisar la ciudad, hubiese visto una gran variedad de gente, con las tres etnias más comunes siendo los griegos, judíos y árabes egipcios.
En otras palabras, la ciudad era cosmopolita y diversa. En el sureste de la ciudad estaba el Rhakotis —un asentamiento anterior a Alejandría que había sido absorbido por la ciudad. Estaba principalmente habitado por árabes. Algunos de los residentes árabes de la ciudad puede que hayan continuado usando faldas, túnicas y vestidos egipcios que habían sido comunes antes de la conquista de Alejandro Magno y del reino Ptolemaico. Sin embargo, muchos árabes urbanos adoptaron la vestimenta helenística como un símbolo del status social. El barrio judío en el noreste de la ciudad era el hogar de una de las comunidades judías urbanas más importantes del mundo en ese entonces. Durante la era de oro de la ciudad, Alejandría era tolerante de las diferencias religiosas. Los alejandrinos judíos incluían al historiador Artapanus de Alejandría, Demetrius el cronógrafo, y al dramaturgo conocido como Ezequiel el Tragedista.
El Brucheum era el próspero barrio griego o real de Alejandría y era allí que se podía ver la arquitectura más grandiosa de la ciudad. La mayoría de las personas allí hubiesen portado vestimentas griegas como el quitón griego, o versiones sumamente helenizadas de la vestimenta tradicional de Egipto. En el Brucheum hubiese visto magníficos templos honrando las deidades griegas —de manera destacada Poseidón, el dios del mar. Alejandría era, después de todo, una ciudad costera que dependía del comercio marítimo. El Brucheum también contenía un teatro, y hubiese visto a los asistentes al teatro caminando por ahí, discutiendo las últimas obras. Alejandría tenía un animado ambiente artístico. La ciudad era famosa por sus animadores profesionales, “una combinación de mimos y bailadores”, así como también poetas y dramaturgos.
Dentro del terreno del palacio real en el Brucheum, hubiese encontrado el Musaeum y la Biblioteca —dos edificios maravillosamente decorados en un campus de edificios arquitectónicamente complejos rodeados de jardines en florecimiento. El edificio del Musaeum incluía una pasarela peatonal techada y un comedor comunal grande, donde los académicos cenaban e intercambiaban pensamientos. El Musaeum también contenía salones de exhibiciones (de las cuales derivamos el sentido moderno del “museo”), habitaciones privadas para estudiar, salones de conferencias, barrios residenciales para los académicos, y teatros para las presentaciones en vivo. La Gran Bibioteca consistía de repisas más repisas de pergaminos de papiro.
El Musaeum probablemente fue fundado por el primer rey Ptolemaico, Ptolomeo Soter I, quien se piensa que confió la creación del Musaeum y la Gran Biblioteca a Demetrius de Phaleron —un otrora político ateniense, que había caído del poder en su ciudad-estado natal, y buscó refugio en la corte de Ptolomeo. Una carta que sobrevive desde el segundo siglo AEC revela que la nueva institución fue pensada como una biblioteca universal que contendría todo el conocimiento escrito del mundo:
“Demetrius…tenía a su disposición una gran presupuesto para reunir, de ser posible, todos los libros en el mundo…como mejor pudo, él llevó a cabo el objetivo del rey”.
La biblioteca pronto compiló todo el cuerpo de la literatura griega, incluyendo los “libros de Aristóteles”, junto con varios textos en otros idiomas tales como el egipcio. Los académicos del Musaeum produjeron muchos trabajos nuevos para agregar a las repisas.
El Musaeum era una institución de investigaciones con más de mil académicos viviendo y trabajando en el complejo en cualquier momento. Los académicos del Musaeum eran empleados asalariados, quienes estaban motivados, en parte, mediante incentivos monetarios. Encima de sus salarios, por ejemplo, recibían alojamiento y comida gratuita, y no pagaban impuestos. Su experiencia abarcaba varias disciplinas. Una habitación en el Musaeum estaba dedicada al estudio de la anatomía; otra área estaba dedicada a la astronomía, y así sucesivamente. Una escuela médica famosa también se estableció en el Musaeum, donde Galeno estudiaría siglos después. Los pergaminos de papiro en la Gran Biblioteca probablemente presentaban una crónica de todo desde los desordenes mentales hasta las enfermedades del intestino, desde la cirugía hasta la fijación de huesos y la odontología e incluso la elaboración de dientes postizos.
Fue gracias a la Gran Biblioteca que los académicos del Musaeum fueron capaces de lograr tanto. La biblioteca hizo de Alejandría la capital mundial de la información, atrayendo muchas de las mentes más brillantes de la época. En Alejandría, el astrónomo Aristarchus (aproximadamente 310 AEC-230 AEC) teorizó que la tierra gira alrededor del sol. Lo hizo 1800 años antes que Copérnico. El médico Herophilus (325 AEC-255 AEC) identificó por primera vez el cerebro como el órgano que controla el movimiento del cuerpo. El sacerdote egipcio Manetho (principios del tercer siglo AEC) realizó la crónica de los faraones de Egipto y organizó la historia egipcia en dinastías que todavía son utilizadas hoy por los historiadores. El poeta Calímaco (aproximadamente 305 AEC-240 AEC) elaboró una lista de los textos contenidos en la biblioteca, los cuales estaban organizados por mataría y autor, creando así el primer catálogo de biblioteca y siendo el padre de la ciencia de las ciencias bibliotecarias.
El inventor y matemático Arquímedes (287 AEC-212 AEC) estudió en Alejandría y también puede haber dado clases ahí. Mientras que se bañaba, Arquímedes se dio cuenta de que el agua desplazada podría ser utilizada para medir el volumen de un objeto. Se dice que gritó ¡Eureka! (“¡lo he encontrado!” en griego), saltó de su tina sin molestarse con vestirse, y corrió por las calles para anunciar su descubrimiento. El geógrafo Eratóstenes (cerca de 276 AEC-194 AEC) también dio clases en Alejandría y realizó su pionero cálculo de la circunferencia de la tierra en esa ciudad. Él fue el fundador de la cronología, la primera persona que calculó la inclinación del eje de la tierra, y el creador de la primera proyección del mundo en mapa (en cartografía, una proyección de un mapa es un método preciso de mostrar la superficie del globo en un plano horizontal mientras que se mantiene la precisión). El fundador de la sub-disciplina matemática de la geometría, Euclides (nacido cerca de 300 AEC) dio clases en Alejandría también. Posteriormente, el ingeniero y matemático Hero (también llamado Herón, 10 EC-70 EC), apodado “el gran experimentador de la antigüedad”, vivió y trabajó en Alejandría también. Allí el inventó el aeolipile —el primer dispositivo que se sabe que transformaba el vapor en una moción rotativa (en ese entonces, la turbina de vapor era tratada como una curiosidad divertida y sin ningún propósito práctico).
La Gran Biblioteca y el Musaeum estaban abiertos a académicos de todas las culturas y pasados. Unos siglos después de ese periodo que nos concierne, una de las primeras académicas registradas en la historia, la filósofa y matemática Hipatía (nacida entre 350 y 370 EC y muerta 415 EC) trabajaría en Alejandría. Tanto a las mujeres como a los hombres se les permitía estudiar los textos en la Gran Biblioteca.
Mientras que otras ciudades habían construido bibliotecas antes, Alejandría fue pionera en la idea de hacer una biblioteca universal de una escala nunca antes lograda. Las bibliotecas y los archivos se mantuvieron en muchas ciudades en varias civilizaciones antiguas, incluyendo Egipto, Mesopotamia, Siria y Grecia. Sin embargo, aquellas instituciones más antiguas eran limitadas en su envergadura, tradicionalmente solo contenían conocimiento local o cubrían una materia en particular, y eran principalmente dirigidas a la conservación de determinada tradición o legado cultural.
La idea de una biblioteca universal, como aquella de Alejandría, demostró cambiar el juego. La biblioteca de Alejandría contenía trabajos que comprendían prácticas lejanas. Para dar un ejemplo, incluía los pergaminos que describían al budismo, el cual llegó a la biblioteca como resultado del intercambio diplomático entre Ashoka de la India y Ptolomeo II Philadelphus. Alejandría inspiró a otras ciudades para que estas crearan “bibliotecas universales” rivales, tales como la Biblioteca Pergamum en la actual Turquía.
La Gran Biblioteca eventualmente fue destruida. La estructura principal de la biblioteca probablemente fue quemada en 48 AEC, cuando el último gobernador, Ptolomeo XIII, realizó un ataque en contra de su esposa, hermana y co-gobernadora Cleopatra y su amante, el dictador romano Julio César. El edificio secundario de la biblioteca, en el templo de Serapeum, que fue agregado a la primera biblioteca cuando en esta ya no cabían más pergaminos, puede que haya sobrevivido hasta el cuarto siglo, cuando el emperador bizantino Theodosius I ordenó la demolición de todos los templos paganos.
Por buscar reunir todo el conocimiento registrado en el mundo en un solo lugar y hacerlo accesible a los académicos de todas partes del Mediterráneo, Alejandría durante el tercer y segundo siglos AEC es merecidamente nuestro octavo Centro de Progreso. Alejandría fue pionera en el concepto de una biblioteca universal. Mucho después de que dejó de operar la Gran Biblioteca de Alejandría, las personas continuaron expandiendo la acumulación del conocimiento humano, y el acceso a este, eventualmente culminando en herramientas como Google y Wikipedia. Hoy, muchos de nosotros cargamos las llaves de una biblioteca que es infinitamente más voluminosa que aquella de Alejandría—en nuestros bolsillos en la forma de teléfonos inteligentes.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 30 de julio de 2020.