Centros de Progreso, Parte 7: Atenas (Filosofía)
Chelsea Follett destaca la importancia de Atenas durante la Era Clásica por haber sido un lugar donde prosperó la discusión abierta, se desarrolló la filosofía en sus diversos campos y se implementó la primera democracia del mundo.
Por Chelsea Follett
Hoy presentamos la edición No. 7 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org denominada “Centros de Progreso”. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna proveerá una introducción breve a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.
Nuestro séptimo Centro de Progreso es Atenas durante la Era Clásica (los siglos 5 y 4 AEC) en general y particularmente la era de oro de la paz y del florecimiento cultural entre el fin de las Guerras Pérsicas y el inicio de la Guerra Peloponesia (449 AEC - 431 AEC). La ciudad-estado de Atenas valoró grandiosamente los emprendimientos intelectuales y la discusión abierta, conduciendo al desarrollo de una “filosofía” que significa el amor a la sabiduría. La filosofía ateniense comprendía la filosofía natural (esto es, un intento de comprender el mundo natural), así como también la filosofía moral o ética, la metafísica o teorías acerca de la naturaleza fundamental de la existencia, y la filosofía política. Atemas también era la primera democracia del mundo (aunque limitada), y ha sido denominada como “la cuna de la Civilización Occidental”.
Mientras que el concepto de investigaciones empíricas despegó solamente después de la Revolución Científica empezara al fin del Renacimiento, la devoción de los atenienses antiguos a la comprensión de sí mismos y del mundo que los rodeaba constituía un importante avance intelectual en la historia de la humanidad. Al reconocer la importancia del debate y de la búsqueda de la verdad, los atenienses clásicos inspiraron un sinnúmero de pensadores durante los siguientes milenios e influenciaron considerablemente el mundo en el que vivimos hoy.
Hoy, Atenas es la capital y la ciudad más grande de Grecia. También es uno de los centros económicos más importantes en el sureste de Europa. Además, es el hogar de Piraeus —el segundo puerto de pasajeros más grande del mundo. Más de 600.000 personas viven en la ciudad en sí, mientras que el área metropolitana de Atenas contiene más de 3,75 millones de residentes. Atenas es un importante centro de turismo debido a sus muchos y bien conservados sitios históricos. La ciudad ha sido denominada “la capital histórica de Europa”. Atenas contiene dos sitios Patrimonio de la Humanidad designados por la UNESCO, el Acrópolis de Atenas y el medieval Monasterio Bizantino Dafni.
Atenas probablemente obtuvo su nombre de la diosa olímpica de la sabiduría, Atenea, quien también era la deidad patrona de la ciudad. Algunos académicos piensan que es al revés y que la diosa deriva su nombre de la ciudad. Representada como una mujer hermosa pero con actitud severa, ya sea en un quitón (una pieza de vestimenta antigua de Grecia) o en una armadura completa, o como la diosa de la artesanía y el tejido. El famoso templo del Partenón en el Acrópolis fue construido en honor a ella y para servir como tesorería de la ciudad. Su construcción se inició en 447 AEC y la decoración de su estructura continuó hasta alrededor de 432 AEC. Otra gran templo a Atenea, construido en alrededor de 420 AEC en el estilo arquitectónico iónico, también sobresale en una posición destacada en el Acrópolis.
El Acrópolis se encuentra entre las características más singulares de la Atenas que sobrevive hasta el día de hoy y sobrevive desde el siglo 5 AEC. Comprende una serie de edificios sobre una montaña rocosa desde la cual se puede observar la ciudad. Si pudiese visitar Atenas durante el siglo 5 AEC, le hubiese impresionado no solo su majestuosa arquitectura, sino el dinamismo y la energía de la ciudad. El corazón latiente de Atenas era su mercado, o el Ágora, que significa “lugar donde la gente se reúne”. En el ajetreo y ruido del Ágora, ubicado al noreste del Acrópolis, hubiese visto a personas no solo intercambiando bienes y servicios, sino también ideas.
Las estructuras que rodean los puestos de los mercados del Ágora incluían una serie de bancas de piedra, varios altares y templos (notablemente el Templo de Hephaestus), un edificio llamado el Aiakeion (nombrado en honor a un juez del bajo mundo en la mitología griega) donde las leyes y decisiones legales eran exhibidas, y varias stoas o pórticos cubiertos. Los Stoa Reales mostraban el código legal integral de la ciudad, mientras que la Stoa Pintada (llamada así porque estaba cubierta de obras de arte) servía como un lugar de reunión para observar a los malabaristas, tragadores de espadas, comedores de fuego, y otros artistas de entretenimiento —pero también a oradores y filósofos, quienes reunían a grandes multitudes (La Escuela Estoica de filosofía deriva su nombre de esta estructura).
Entre los puestos permanentes y temporales del Ágora hubiese visto productos a la venta incluyendo alimentos, vinos, aceites, muebles, ropa, sandalias de cuero, perfumes, y productos de tierras lejanas traídos a través del bien ubicado puerto de Atenas. Hubiese podido comprar madera de Italia, granos y lino de Egipto, dátiles de Fenicia, marfil del Norte de África, y especias de Siria. Durante el 5to siglo AEC, Atenas era una sociedad inusualmente abierta, mucho más que otras ciudades-estado griegas. Fue probablemente la primera ciudad global del mundo. Como el autor bestseller Eric Weiner lo dijo en su libro The Geography of Genius, “Esta apertura hizo de Atenas, Atenas. La apertura a productos extranjeros, a personas raras, a ideas extrañas”.
Atenas adoptó un comercio e intercambio de ideas relativamente libre y de amplia envergadura, y, además, la incorporación de personas nacidas en el extranjero a su sociedad. Los extranjeros libres que vivían en Atenas, llamados metecos (el equivalente cercano a los extranjeros residentes), gozaban de una considerable movilidad social y eran capaces de alcanzar posiciones de alto nivel. Los atenienses tomaron prestadas ideas del extranjero, importando el alfabeto fenicio, la medicina y técnicas de escultura egipcias, la matemática de Babylonia y la literatura sumeria. Los atenienses muchas veces mejoraban lo que tomaban prestado. Por ejemplo, mientras que los egipcios inventaron el arte de esculpir estatuas, fueron los griegos los primeros en esculpir formas verdaderamente realistas y vívidas de las formas humanas. El filósofo Platón lo resumió cuando dijo, “Lo que los griegos prestan de los extranjeros, ellos perfeccionan”.
Sin embargo, muchas de las personas nacidas en el extranjero en Atenas no eran libres. La esclavitud era ubicua alrededor del mundo antiguo, y Atenas no era la excepción. En el Ágora se hubiese horrorizado al ver humanos siendo ofrecidos a la venta. Casi todas las personas esclavizadas en Atenas no eran de origen griego, sino que eran griegos llamados “barbaroi” (“bárbaros”) provenientes del extranjero, muchas veces capturados en conflictos en tierras más lejanas en el norte. Muchos esclavos por lo tanto tenían una pigmentación blanca que los distinguía de la población ateniense nativa, quienes solían tener pelo oscuro y piel color oliva. Nombres como Xanthias (que significa “cabeza roja”) se volvieron sinónimos virtuales para “esclavo”.
La mayoría de los esclavos atenienses sufrían considerablemente, aunque la institución era relativamente fluida comparada con la de otras ciudades-estado griegas de ese entonces. Otros griegos a veces se sorprendían al ver lo borroso de los límites entre las personas esclavizadas y libres en Atenas, o lo que el autor conocido como Pseudo-Xenophon denominó la “promiscuidad descontrolada” de Atenas “igual entre esclavos y hombres libres, y entre metecos y ciudadanos”. Estaba horrorizado al encontrar que en Atenas, algunas personas legalmente clasificadas como esclavos acumulaban grandes riquezas, mientras que algunas personas libres eran terriblemente pobres, socavando así la distinción entre esclavos y personas libres.
Alejándose del Ágora, hubiese visto un Bouleuterión de caliza, o el lugar de reunión del Senado. El Senado estaba compuesto de quinientos ciudadanos atenienses, elegidos mediante una lotería para servir por un periodo de un año. Estos se reunían en el edificio de la asamblea cada día (con la excepción de los días de festivales) para preparar la legislación que sería revisada por la ‘ekklesia’ o asamblea de todos los ciudadanos votantes.
Muchas veces llamada la primera democracia, Atenas permitía a cada uno de sus ciudadanos adultos hombres un voto cuando se decidían las políticas oficiales. A mediados del siglo quinto AEC, el número de electores elegibles era tal vez de 60.000 (la población disminuiría significativamente durante la Guerra Peloponesia, cuando muchos hombres atenienses murieron). Aún así, no más de un 10 a 20 por ciento de la población de la ciudad podía votar, estando la mayoría de los atenienses excluidos de la participación política debido a su sexo o status de ciudadanía. Los metecos, las mujeres y los esclavos no tenían derecho al voto. Mientras que la primera democracia del mundo tenía grandes defectos, el experimento ateniense influyó la evolución de las modernas democracias representativas.
En el siglo quinto AEC, Atenas sirvió como el hogar de un gran número de genios e innovadores, incluyendo escritores de obras como Aeschylus, Sófocles y Eurípides, los historiadores Tucídides y Herodoto, el médico Hipócrates (a quien se le atribuye la creación del juramento hipocrático) y los inmensamente influyentes filósofos Sócrates y Platón.
Sócrates desarrolló el “método socrático” de indagación, que utiliza preguntas para estimular el pensamiento crítico, derivar ideas y exponer presunciones. Durante la Ilustración del Siglo 18, muchos pensadores, incluyendo a Voltaire, se inspiraron en Sócrates, quien era admirado como un promotor temprano de la razón. Platón se volvió el padre de la escuela filosófica de pensamiento conocida como el idealismo, y es muchas veces considerado como el fundador de la filosofía política occidental.
La indagación persistente y pública de destacados atenienses por parte de Sócrates muchas veces exhibió a estos personajes en una luz no favorable, haciendo que Sócrates se gane muchos enemigos. Luego de la derrota de Atenas en la Guerra Peloponesia ante Esparta y sus aliados, la sociedad ateniense entró en un periodo de agitación social e intelectual en el que el compromiso de la ciudad con la libertad de expresión y la exploración abierta flaqueó. Tal vez en parte buscando un chivo expiatorio por las muchas desventuras de la ciudad, los acusadores culparon a Sócrates de “impiedad” y “corrupción de la juventud”. El filósofo fue sentenciado a muerte. Irónicamente, la misma ciudad que probablemente sirvió como la capital mundial de la filosofía y el pensamiento crítico últimamente ejecutó un hombre por el crimen de simplemente hacer preguntas.
Antes de la llegada de la filosofía, la sociedad en gran medida se enfocaba en preocupaciones inmediatas y prácticas, y no dedicaba importantes cantidades de tiempo o esfuerzo a buscar el conocimiento por el conocimiento. La filosofía representaba un cambio en las prioridades de la vida intelectual. Al apreciar la sabiduría como un fin en sí misma, Atenas alentó a las personas a dedicar sus mentes a la contemplación de (y al desarrollo de teorías sistemáticas acerca de) la moralidad, la sociedad, el funcionamiento del universo, etc. Los seres humanos son intrínsecamente curiosos, pero Atenas ayudó a elevar la curiosidad hacia un imperativo moral.
También creó instituciones para respaldar la naturaleza curiosa de la humanidad. Para el siglo cuarto AEC, Atenas también contaba con el filósofo Aristóteles (un estudiante de Platón) entre sus brillantes estudiantes y se volvió el hogar de las antecesoras de las universidades modernas. Aquellas antecesoras incluían la Academia de Platón, la primera verdadera institución de estudios superiores en el mundo occidental y un prototipo para las universidades posteriores, y el Liceo, un templo que sirvió como un centro educativo, para el debate y la academia.
Hoy, Atenas todavía es mejor conocida por su influencia de gran alcance como un centro intelectual en el mundo antiguo. La imagen de Atenas en la imaginación popular es tal vez mejor resumida por el mural del siglo 16 titulado la Escuela de Atenas. Creado por el artista italiano del Renacimiento Raphael para decorar el Palacio Apostólico en el Vaticano, la pintura presenta a muchos de los filósofos atenienses más influyentes de la Era Clásica involucrados en un debate apasionado, escribiendo sus ideas, transmitiendo su conocimiento a sus pupilos, o dedicados a la búsqueda de la verdad.
Atenas desempeñó un papel históricamente clave en la promoción de la importancia de la indagación abierta, de la razón, del debate y de la búsqueda de la verdad. Atenas creó centros de academia que fueron los antecesores de los sistemas universitarios modernos, estableció un nuevo enfoque a la comprensión del mundo natural que sirvió como el precursor de la ciencia moderna, y experimentó con un nuevo sistema de gobierno un día inspiraría la creación de una democracia representativa moderna. Por elevar “el amor a la sabiduría” de la humanidad, Atenas es con justa razón nuestro séptimo Centro de Progreso.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 16 de julio de 2020.