Centros de Progreso, Parte 20: Viena (Música)
Chelsea Follett destaca el papel de Viena como un importante centro de progreso debido a que revolucionó la música y produjo algunas de las obras más grandiosa de las eras clásica y romántica.
Por Chelsea Follett
Hoy presentamos la parte No. 20 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org denominados Centros de Progreso. ¿Dónde sucede el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Nuestra columna proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de importantes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.
Nuestro Centro de Progreso No. 20 es Viena, apodada “la ciudad de la Música”. Desde fines del siglo 18 hasta gran parte del siglo 19, la ciudad revolucionó la música y produjo algunas de las obras más grandiosas de las eras clásica y romántica. El patrocinio de la entonces poderosa dinastía Hapsburga y la corte imperial de los aristócratas en Viena crearon un ambiente lucrativo para los músicos, atrayendo a estos hacia la ciudad. Algunos de los compositores más importantes de la historia, incluyendo Ludwig van Beethoven, Johannes Brahms, Joseph Haydn, Franz Schubert, y Wolfgang Amadeus Mozart, vivieron y crearon música en Viena. Muchas de las sinfonías más importantes de la historia, conciertos y operas por lo tanto tienen su origen en Viena. Incluso hoy, las obras compuestas durante la época de oro de Viena continúan dominando la música de orquesta en shows alrededor del mundo.
Hoy, Viena es la capital y la ciudad más poblada de Austria, con casi dos millones de residentes. La ciudad es famosa por sus íconos culturales, incluyendo múltiples palacios y museos históricos, así como también sus cafés, tiendas de lujosas, y alta calidad de vida. El centro histórico de la ciudad ha sido designado un Sitio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La ciudad todavía se jacta de ser la “capital mundial de la música”, siendo anfitriona de numerosos conciertos. Además de su papel histórico en revolucionar la música, Viena ha continuado inspirando a músicos en tiempos más recientes. El sitio Web oficial de turismo de Viena indica que la ciudad es objeto de más de 3.000 canciones, incluyendo dos por ex integrantes de los Beatles y una por el inigualable Billy Joel.
El lugar junto al Río Danubio donde Viena ahora se encuentra ha sido habitado desde al menos 500 AEC cuando la evidencia sugiere que los antiguos celtas vivían en la zona. Alrededor de 15 AEC, el sitio se convirtió en el lugar de un fuerte romano. La ubicación de Viena a lo largo del Danubio hizo que sea un centro natural de comercio. Las monedas del Imperio Bizantino llegaron hasta Viena para el siglo 6 EC, indicando que la ciudad estaba involucrada en comercio de largo alcance.
Para 1155 Viena se convirtió en la capital del Margraviate de Austria, que fue elevado a ducado al siguiente año. Por siglos, la zona continuó creciendo en riqueza e importancia política. A mediados del siglo 15, Viena se convirtió en la sede principal de la dinastía de los Habsburgos y la capital de facto del Sacro Imperio Romano. Los Habsburgos una vez estuvieron entre las familias reales más influyentes en Europa. Aún con un poder muy disminuido, la familia sigue activa en política hasta el día de hoy (Como un dato interesante de trivia, la actual cabeza de la familia de los Habsburgos fue la primera persona real que contrajo COVID-19).
Como un centro cada vez más destacado de comercio y cultura, la ciudad se volvió el objetivo de ataques militares y vulnerable ante las enfermedades foráneas. Viena soportó la ocupación húngara en el siglo 15, los intentos de invasión por parte del Imperio Otomano en los siglos 16 y 17, y una epidemia devastadora (probablemente la plaga bubónica) en 1679, que mató a un tercio de los residentes de la ciudad. Hasta el día de hoy, una columna cubierta de esculturas muy ornamentadas celebrando el fin de la epidemia se puede ver en el centro de la ciudad. En 1804, conforme rugían las Guerras Napoleónicas, Viena se convirtió en la capital del nuevo Imperio Austriaco. A pesar de sus encuentros con la guerra y las enfermedades, el status de Vienna como el sitio de la alta cultura solamente creció.
La familia de los Habsburgos y la corte imperial buscaron aumentar su prestigio financiando las artes, particularmente la música. Con estrechos lazos con Italia y la Iglesia Católica, desde tan temprano como el siglo diecisiete, los Habsburgos trajeron más de cien músicos italianos a Viena e introdujeron en la ciudad innovaciones musicales italianas y de vanguardia como la opera y el ballet, así como también las producciones cada vez más extravagantes de música sagrada. Como parte de la contra-Reforma, la Iglesia Católica promovía grandiosos proyectos musicales y artísticos.
En 1622, la cabeza de la familia de los Habsburgos, el Emperador Sacro Romano Fernando II (1578-1637), se casó con Eleonora, quien amaba la música y era la princesa de Mantua (1598-1655). Al patrocinio artístico de la Emperatriz Eleonora se le atribuye hacer de la corte vienesa el centro de la música barroca y formas innovadoras de teatro como la ópera. Conforme los Habsburgos financiaban obras musicales cada vez más lujosas para celebrar acontecimientos familiares como los cumpleaños y grandiosos shows de música, el incentivo monetario atrajo cada vez más músicos a la ciudad, músicos que venían de todas partes de Europa. Para la década de 1760, la música estaba tan enraizada en la cultura de Viena que los miembros no solo de la nobleza sino también de la próspera clase media empezaron a actuar como patrocinadores de la música.
El compositor austriaco Joseph Haydn (1732-1809), muchas veces denominado “el padre de la sinfonía” y el “padre del cuarteto de cuerda”, se erigió desde orígenes humildes, siendo su padre un carretero y su madre una cocinera, hasta llegar a ser el compositor más celebrado durante un tiempo en Europa. Haydn realizó sus primeros trabajos como músico en la corte de una familia rica en una estado remoto pero eventualmente fue atraído a Viena, donde le llovió el financiamiento y fue tratado como una celebridad. La gran obra de Haydn, La creación, un oratorio celebrando el libro bíblico de Génesis, fue presentada por primera vez en una presentación privada para la sociedad de hombres nobles de Viena que amaban la música. La creación fue lanzada al público en el Burgtheater de Viena en 1799 y las entradas para verlo en vivo se agotaban muchos días antes. Mientras estuvo en Viena, Haydn se convirtió en el mentor de Mozart (1756-1791) y tutor de Beethoven (1770-1827).
El hijo de un instructor de música en Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart primero se presentó en el Palacio Schönbrunn de Viena cuando tenía tan solo seis años, junto con su hermana de diez años. La emperatriz Maria Theresa (1717-1780) pagó a los hermanos 100 ducados de oro y les dio vestimenta costosa como agradecimiento. Mozart es ampliamente considerado como uno de los grandes compositores de todos los tiempos. Gozó de la parte más financieramente exitosa de su carrera mientras estuvo en Viena. Allí, él y su esposa alquilaron un departamento elegante, compraron muebles caros, tuvieron múltiples sirvientes, enviaron a su hijo Karl a una escuela prestigiosa (en Praga), y gozaron de un estilo de vida lujoso en general. El hijo y sucesor de Maria Theresa, José II (1741-1790) designó a Mozart para la posición de compositor en la cámara de música de la corte, dándole un salario por encima de sus ganancias producto de sus conciertos y otros clientes.
Sin embargo, en sus años posteriores, Mozart sufrió financieramente. Conforme la Guerra Austro-Turca (1788-1791) rugía y reducía la prosperidad de Viena y sus aristócratas, el financiamiento para los músicos se volvió más difícil de asegurar. Incluso conforme sus ganancias cayeron, los gastos de Mozart seguían siendo altos, y se endeudó. Había empezado a recuperar sus finanzas encontrando nuevos clientes fuera de Vienna cuando, a la edad de 35, murió de una enfermedad repentina que puede haber sido la influenza o una infección de estreptococo (O, algunos creen, un veneno). Una de sus grandes obras maestras, Requiem, permaneció sin ser terminada. Sumándole a la mística de la obra, la viuda de Mozart notoriamente dijo que un extraño misterioso había comisionado Requiem y que Mozart sintió que estaba componiendo la misa de su propia muerte.
Beethoven, también entre los compositores más amados en la historia, se mudó desde Bonn hacia Viena a la edad de 21. Rápidamente obtuvo una reputación positiva como un pianista y se convirtió en el favorito de la corte imperial. Entre sus clientes más destacados se encontraba el Archiduque Rudolf (1788-1831), un cardenal de la Iglesia Católica y un miembro de la familia de los Habsburgo. Los conciertos más rentables de Beethoven fueron presentaciones repetidas de sus obras celebrando la victoria del Duque de Wellington por sobre Napoleón (Op. 91) y su Sinfonía Séptima (Op. 92), la cual también fue inspirada en las Guerras Napoleónicas. Los logros de Beethoven fueron todavía más impresionantes luego de que el se volvió en gran medida sordo durante sus últimos años, pero continuó componiendo música innovadora. La obra más importante de Beethoven fue su Sinfonía Novena (Op. 125), que se estrenó en Viena en 1824. Sigue siendo una de las piezas musicales más tocadas alrededor del mundo.
Schubert (1797-1828), un nativo de Viena, produjo un cuerpo de trabajo aclamado durante su corta vida gracias al patrocinio de la aristocracia de la ciudad. Su obra más grande, Winterreise (“viaje de invierno”), tomó su lírica de una serie de poemas realizados por Wilhelm Müller y exploraba los temas de la soledad y el sufrimiento. Murió a los 31 años de edad, probablemente de la fiebre tifoidea o tal vez de sífilis. Brahms (1833-1897), nacido en Hamburgo, también trabajó gran parte de su vida profesional en Viena. Su Cuarta Sinfonía muchas veces se encuentra enumerada entre sus mejores trabajos. Brahms creía en la “música absoluta”, o música que no es “acerca” de algo en particular y que no hace referencia explícita a cualquier escena o narrativa específica. Sin embargo, algunos académicos creen que la Cuarta Sinfonía puede haber sido inspirada en la obra de Shakespeare Antony y Cleopatra.
Luego de las eras musicales clásica y romántica, Viena continuó sirviendo como un importante innovador cultural. Viena estuvo en el centro del movimiento art nouveau durante el siglo 20 y produjo artistas famosos como Gustav Klimt (1862-1918), nacido en Viena. Pero Viena sigue siendo mejor conocida por sus logros musicales en los siglos 18 y 19.
La música ha enriquecido la existencia humana desde la prehistoria. Las fechas derivadas del carbono sugieren que las flautas excavadas en Alemania, y esculpidas con marfil de mamut, tienen entre 42.000 y 43.000 años de edad. La melodía más antigua que todavía sobrevive, preservada en una tabla de barro con escritura cuneiforme, es una oda a la diosa antigua de los huertos de árboles frutales, compuesta por primera vez alrededor del siglo 14 AEC. La composición más antigua que sobrevive de manera integral tanto con su lírica y una melodía puede que date desde tan temprano como 200 AEC y está escrita en griego antiguo. Está plasmada en una columna de mármol que marca la tumba de una mujer llamada Euterpe (literalmente, “regocijando bien”). Ella fue, adecuadamente, nombrada en honor a la Musa de la Música. La letra de la canción, que se cree fueron escritos por el viudo de Euterpe, decían en su traducción: “Mientras tu vives, brilla / No tengas pena para nada / La vida existe solo por un tiempo breve / Y el tiempo demanda su costo”. La melodía es alegre, una celebración de la vida de Euterpe. La puede escuchar en una presentación griega aquí.
Siglos después en Viena, Beethoven también buscó manifestar el sentimiento de alegría en el que quizás es el movimiento sinfónico más amado y presentado en la historia, la Oda a la Alegría dentro de la Novena Sinfonía. Como un medio poderoso para expresar y agitar las emociones, la música siempre ha jugado un papel importante en las vidas humanas, levantando los espíritus durante generaciones. La humanidad continuamente ha creado nuevas técnicas y estilos musicales. Pero el logro cultural de Viena fue significativo. Al producir tantas composiciones musicales que revolucionaron el campo y continuaron resonando con las audiencias siglos después, Viena se ganó su apoyo domo “la ciudad de la Música”.
El legado musical de Viena ha enriquecido a la humanidad. La ciudad también demostró el papel de la prosperidad en el financiamiento de las grandes obras de arte. Viena cambió dramáticamente cómo la música es presentada, le dio al mundo más compositores innovadores que cualquier otra ciudad, y fue el lugar de nacimiento de composiciones que muchos creen que representan la cumbre de los logros musicales. Vienna por lo tanto se ha ganado su lugar como nuestro Centro de Progreso No. 20.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 22 de enero de 2021.