Carta de fin de año 2021 del editor de Human Progress
Marian L. Tupy dice que mientras que las economías de los países ricos continúan por debajo de sus niveles pre-pandemia, gran parte del resto del mundo ha seguido hacia delante, incluyendo Bangladesh, Etiopía, Ghana, Kenya y China, países que hoy son más ricos que lo que eran hace dos años.
Por Marian L. Tupy
A principios de diciembre leí el artículo de Robin Harding en el Financial Times, titulado: “El progreso humano continúa, con o sin pandemia”. Este era un buen recordatorio del famoso adagio de Steven Pinker de que “el progreso no significa que todo mejora para todos, en todas partes, todo el tiempo. Eso sería un milagro, eso no sería el progreso”.
Como señala Harding, la pandemia del COVID-19 perjudicó la economía mundial menos de lo esperado. De hecho, la producción global aumentó en 2,6 por ciento durante los últimos dos años (2020-2021). El Centre for Economics and Business Research ahora estima que, por primera vez, la economía mundial excederá los $100 billones (“trillions” en inglés) en 2022—dos años antes de lo esperado.
Mientras que las economías de los países ricos continúan por debajo de sus niveles pre-pandemia, gran parte del resto del mundo ha seguido hacia adelante. Bangladesh, Etiopía, Ghana, Kenya y China, para dar tan solo unos pocos ejemplos, son hoy más ricos de lo que eran hace dos años. Eso, y el mayor impacto del COVID-19 sobre los países desarrollados, significa que la brecha de ingresos a nivel mundial que venía reduciéndose, ha caído todavía más.
A pesar de la impresionante resiliencia de la economía mundial, la pandemia desaceleró e incluso puso en reversa reducciones en términos absolutos de la pobreza. Eso es especialmente cierto en el caso de África Sub-Sahariana, donde el crecimiento de la población continúa superando el crecimiento económico. Por lo tanto, en lugar de la esperada población mundial de 613 millones viviendo con menos de $2 al día, 711 millones de personas lo hicieron en 2021.
Desafortunadamente, la democracia continúa su lento declive—una tendencia que empezó en 2006. Según el reporte Libertad en el Mundo 2021 de Freedom House, 75 por ciento de la población mundial experimentó por lo menos un declive en la toma de decisiones por la vía democrática. De igual forma, el Índice de Libertad Humana 2021 de los institutos Cato y Fraser encontró que “83 por ciento de la población mundial vive en jurisdicciones que han experimentado una caída en la libertad humana desde 2008”.
Estos hallazgos llegan conforme el mundo recuerda el aniversario No. 30 de la disolución de la Unión Soviética el 26 de diciembre de 1991 y el florecimiento de la libertad humana que le siguió. Pero, ¿qué tanto duró esta memoria?
En 1967, Ronald Regan señaló que “La libertad es una cosa frágil y nunca está a más de una generación de extinguirse”. No es coincidencia, tal vez, que conforme desaparecen las memorias de la Guerra Fría, el comunismo, la inminente aniquilación nuclear, y las dictaduras militares, una nueva generación de electores suele valorar la libertad un poco menos que las generaciones anteriores.
El académico estadounidense Joel Mokyr señaló que los historiadores hablan del “progreso tecnológico” y del “cambio político”. Esto es para decir que cuando se trata de innovación tecnológica, el cielo es el límite. Al construir sobre el conocimiento anterior que fue sometido a la prueba del mercado, los humanos crean y se benefician de nuevas invenciones como las vacunas mRNA, los autos eléctricos y las impresoras 3D.
Mientras que el conocimiento técnico y científico ha desaparecido antes—solo considere la Edad Oscura que siguió al colapso de Roma en Occidente—es difícil imaginar que nuestro amplio conocimiento, disperso en un sinnúmero de bibliotecas y discos duros, lo vuelva a hacer.
Cuando se trata de la política, no obstante, nuestros horizontes están limitados por la naturaleza humana. Mientras que la libertad, como este sitio Web explica a diario, puede que sea la manera más beneficiosa de organizar una sociedad, nuestra tendencia hacia el tribalismo, hacia el pensamiento de suma cero, y a tener episodios de irracionalidad masiva muchas veces nos conducen hacia las manos de demagogos antiliberales.
Con todavía otro año de bendiciones mezcladas que llegó a su fin, trate de recordar las buenas historias junto con las malas. No se preocupe si se olvida. Siempre estaremos aquí para recordarle acerca del progreso humano.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 31 de diciembre de 2021.