Apertura de cabotaje a extranjeros

Eduardo Díaz Turrent comenta el fracaso del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)y lo que está detrás de la apertura del cabotaje a operadores extranjeros.

Por Eduardo Turrent Díaz

En solidaridad con Ciro...

Los usuarios del transporte aéreo no han querido utilizar los servicios del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Lo han visto demasiado lejano, impráctico e inseguro. Y por no aparecer ese jalón del lado de la demanda, tampoco las empresas aeronáuticas locales han contado con el incentivo para utilizar dicho puerto aéreo.

Ambas conductas han despertado una gran molestia en las altas autoridades del país. Sin embargo, esas autoridades no han dispuesto de los instrumentos legales o administrativos para obligar a los pasajeros a utilizar el AIFA. En compensación, desean abrir la operación aérea de cabotaje a la participación de operadores extranjeros, para aplicar una lección punitiva a las aerolíneas nacionales por su renuencia soterrada a despegar y aterrizar en el AIFA.

Si en mi calidad de economista profesional me hubieran anunciado que la participación de aerolíneas extranjeras en los vuelos en territorio nacional sería para beneficiar a los consumidores, habría sido perfectamente entendible.

Una mayor competencia, da lugar a mejor servicio, precios más bajos y ampliación de las posibilidades de elección. Sin embargo, a ojos vistas no es esta la motivación de las autoridades con el proyecto de la apertura del cabotaje. Tampoco parece que sientan gran simpatía por ese segmento de los consumidores nacionales. Y probablemente, ese es también el sentimiento con respecto a los operadores aéreos nacionales. A estos, la apertura del cabotaje puede resultarles tremendamente perjudicial e incluso poner su rentabilidad en entredicho y, por tanto, también su supervivencia. Pero lo que viene importando es aplicarles una represalia ejemplar a esos operarios.

Si de lo que se trata es de conseguir la utilización del AIFA a contrapelo, a como dé lugar, tal vez deberían de consultar por medio de la güija hacia la ultratumba al expresidente López Portillo. Por ese conducto, se enterarían de otra posible solución para su problema de la infrautilización del AIFA.

Expropiar a las compañías aéreas nacionales, que en manos del Estado ya no podrían manifestarse renuentes a forzar a sus pasajeros a hacer uso del AIFA. ¡Manita de puerco persuasiva! Incluso, en ese contexto también podría fundarse la tan deseada línea aérea gubernamental operada por el Ejercito.

Aunque la solución fuera en detrimento de la calidad del servicio, de la seguridad aérea y del equilibrio de las finanzas públicas. ¡Pero a perro muerto, se acabó la rabia! Y sería una solución nacionalista y proestatista, al gusto de la 4T (Cuarta Transformación).

Este artículo fue publicado originalmente en El Economista (México) el 22 de diciembre de 2022.