La vuelta al mundo en 48 horas: la evolución de los vuelos humanos
Archie McKenzie señala cómo la experiencia de volar ha mejorado marcadamente durante las últimas décadas, considerando que el costo promedio de un pasaje en 1979 equivalía a más de $2.300 en 2021.
Por Archie McKenzie
Cuando el escritor de ciencia ficción francés Julio Verne escribió su novela La vuelta al mundo en 80 días, se imaginó a un viajero rico apresurándose para darle la vuelta al mundo en menos de tres meses. La vuelta al mundo en 80 días fue publicada en 1872, cuando los principales medios de viajar a nivel internacional eran los trenes, los barcos de vapor y los globos de aire caliente. El protagonista de Verne gastó £19.000 en su viaje —más de $2 millones en 2021— y por poco no logra volver a Londres en los 80 días requeridos para ganar la apuesta que había realizado con sus amigos. Hoy, la misma cantidad de dinero podría enviarlo en una vuelta alrededor del mundo más de 1.000 veces, cada vez en menos de 48 horas.
¿Cómo pasó la humanidad de La vuelta al mundo en 80 días a una época en la que casi cualquiera puede darle la vuelta a la tierra en menos de dos días?
Este salto hacia adelante se debe principalmente a las mejoras en los viajes aéreos y a un incremento mundial en el ingreso promedio. Desde el vuelo de los hermanos Wright en Kitty Hawk, Carolina del Norte, los viajes aéreos se han vuelto exponencialmente más seguros, rápidos y baratos. En 1914, podría haber tomado siete días cruzar el Océano Atlántico en un barco a vapor para ir desde Londres hacia Nueva York. En 2021, esto toma solo siete horas en un avión de pasajeros.
En las primeras décadas del siglo 20, los aviones muchas veces eran desarrollados para usos militares, no civiles. En la Primera Guerra Mundial, las fuerzas armadas usaban aviones para espiar las posiciones de los enemigos. En la década de 1940, los portaaviones ayudaron a propulsar a los aliados hacia la victoria en el Mediterráneo y el Pacífico. Pero luego de medio siglo de innovación liderada por el estado, los viajes aéreos siguieron con sobreprecio y siendo ineficientes para el estadounidense promedio. Cuando los vuelos comerciales se volvieron disponibles al público a fines de la década de 1950, los viajes aéreos todavía eran costosos —tan costosos que la mayoría de las personas no podían costear un viaje aéreo. La revista Business Insider reporta que en 1960, un vuelo desde Nueva York hacia Londres costaba $300, el equivalente a $2.600 hoy. “En 1974”, documenta la revista The Atlantic, “era ilegal para una aerolínea cargar menos de [$1.635] en dólares ajustados para la inflación [de 2021] por un vuelo desde entre la ciudad de Nueva York y Los Ángeles”. Aún así para 2021, aún cuando el costo del combustible se ha elevado dramáticamente tanto en términos reales y nominales, el precio de volar ha caído sustancialmente. En EE.UU., este milagro del mercado se debe en gran parte a un factor: la Ley de Desregulación de Aerolíneas de 1978.
Desde el inicio de los vuelos comerciales estadounidenses, las rutas aéreas y los precios fueron determinados por los reguladores, creando ineficiencia y socavando la competencia. Entonces, en 1978, la administración Carter desreguló los viajes aéreos, obligando a las aerolíneas a competir en las mismas rutas. Los precios de los pasajes aéreos cayeron casi inmediatamente. El costo promedio de un pasaje de avión en 1979 (equivalente a más de $2.300 en 2021) cayó en un 25 por ciento en cinco años y ha continuado cayendo desde ese entonces. Conforme los pasajes se volvieron asequibles, el número de pasajeros se disparó, aumentando las ventas de pasajes y fomentando las inversiones en nuevas rutas y tecnologías. Esta inversión condujo a mas crecimiento en un círculo virtuoso que ha hecho que volar sea mucho más conveniente y asequible.
En 1872, el estadounidense promedio no podría haber esperado volar alrededor del mundo, ni mucho menos cumplir la tarea en menos de tres meses. En 2021, casi cualquiera puede completar un viaje en menos de 48 horas. Según la OCDE, el estadounidense promedio gana casi $50.000 en ingreso disponible cada año —suficiente para darle la vuelta al mundo 28 veces. Un vuelo desde Nueva York hacia Londres cuesta aproximadamente $295; desde Londres hacia Tokyo cuesta $613; desde Tokyo hacia Nueva York cuesta $866, para un total de $1.774 para darle la vuelta a la tierra. Los viajes aéreos modernos son uno de los grandes éxito de la desregulación, la innovación, y el progreso humano.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 3 de junio de 2021.