Algo mejora mientras mucho se derrumba
Martín Krause sostiene que Pese a la gravedad de la situación general, la Argentina progresa en dos áreas fundamentales para el control del abuso de poder: la justicia y, sobre todo, la libertad de prensa.
Por Martín Krause
Entre los 183 países, la Argentina ocupa el puesto 64º en la calidad de sus instituciones políticas (que incluyen, además de la justicia y la libertad de prensa, el funcionamiento de la democracia y la ausencia o presencia de corrupción), y el puesto 139º en cuestión de instituciones de mercado (el respeto a la propiedad, los contratos, una moneda sana, libertad de comerciar y de establecer precios). En días de corridas cambiarias e incertidumbre puede discutirse todo tipo de medidas para frenar el colapso, pero si esto no ha de ser un parche para llegar a las elecciones lo que el ICI muestra es que la Argentina necesita profundas reformas institucionales en su economía. No es cuestión de discutir esta o aquella otra política monetaria, sino el marco institucional de la moneda (dolarización, convertibilidad, independencia del Banco Central) o de su política fiscal (barreras legislativas al crecimiento del gasto público, del déficit fiscal, del endeudamiento).
El cambio institucional es lento, nunca vamos a ver grandes cambios de un año a otro, sino un proceso que se acumula durante los años. Desde el inicio del ICI los cuatro primeros puestos pertenecen a los mismos países, aunque cambian de un año a otro. En esta oportunidad está Dinamarca en el primer puesto (tercer puesto en 2022), seguida de Suiza, en la misma posición; luego, Nueva Zelanda, que retrocede desde el primer puesto, y finalmente Finlandia, que mantiene su cuarto lugar. Como siempre, los países nórdicos aparecen en las primeras posiciones, y es necesario volver a señalar que no son países con pleno respeto de las libertades políticas pero intervencionistas en cuanto a los mercados, ya que todos ellos también tienen posiciones destacadas en este campo, aunque no sean los primeros (Dinamarca, 3º; Finlandia, 7º; Noruega, 13º, y Suecia, 14º). Tampoco es el caso de Suiza y Nueva Zelanda que ocupan los puestos 2º y 4º en instituciones de mercado.
Corea del Norte siempre ha ocupado el último lugar. Luego aparecen países asiáticos y/o de Medio Oriente, luego africanos, y la lamentable posición de Venezuela en el anteúltimo lugar. Si bien varían las posiciones, aquí hay pocas modificaciones importantes, estos países están atrapados en el pozo de la mala calidad institucional y no salen. Algunos, sin embargo, lo han hecho. La gran noticia, el mejor desempeño en este sentido ha sido Ruanda, que en 2007 estaba en el puesto 169º y hoy está en el 83º. Una década antes fueron los países de Europa del Este los que realizaron grandes avances, a tal punto que tenemos a Lituania en el puesto 21º; la República Checa, en el 22º, y Letonia, en el 26º. Son los más importantes ejemplos de las últimas décadas en cuanto a mejoras sustanciales y profundas de la calidad institucional. Son los grandes modelos para analizar por quienes, entre los peores, quieran mejorarla.
En cuanto a los países de nuestro hemisferio, los tres primeros pierden posiciones en la calificación general, en particular Canadá, que cayó siete posiciones respecto de 2021; Estados Unidos, que ha perdido más de diez posiciones en los últimos once años, y Chile, que cae seis posiciones al puesto 30º. Detrás de ellos están Uruguay y Costa Rica: el primero mantiene su posición; el segundo avanza dos lugares. Ambos vienen en un camino de mejora en la última década y es probable que alguno de ellos tome la delantera en cuanto a los países latinoamericanos en los próximos años.
Detrás de este grupo se ubica otro que consistentemente ha ocupado posiciones entre los puestos 40º y 70º: los países caribeños. Más atrás Perú, que viene retrocediendo y México, también, aunque en un período más largo, desde 2007. Colombia se suma a los que retroceden, lo que parece señalar una tendencia en la región, aunque haya algunos que mejoraron algo. Tal el caso de Brasil, que viene con una tendencia positiva en los últimos cuatro años, y Ecuador, con una mejora destacada. Al final de la tabla, lugares que siempre ocuparon Cuba, Haití y Venezuela, ahora se les suma Nicaragua, lo que no ha de extrañar a quien haya seguido, aunque sea de lejos, las noticias provenientes de ese país y el accionar autoritario del gobierno de Daniel Ortega.
En instituciones políticas, Uruguay supera a Estados Unidos, y este a Canadá en las de mercado. Uruguay, como Costa Rica, presenta un desempeño más débil en instituciones de mercado; Chile al revés. Las islas caribeñas les siguen, pero, de nuevo, más atrás en las de mercado que en las políticas (República Dominicana está muy pareja). La Argentina, ya vimos, presenta una clara posición superior en instituciones políticas (64ª), que de mercado (139ª); México al revés (128ª y 68ª), como Colombia, Paraguay, El Salvador y Honduras. Brasil está parejo, aunque algo mejor en las políticas. Guatemala y Nicaragua muestran resultados similares con un desempeño muy superior en instituciones de mercado que políticas, aunque por distintas razones (el mal desempeño de la Justicia en el primer caso, y el autoritarismo en el segundo). Venezuela no tiene ninguna buena noticia para mostrar con el peor desempeño en ambos casos.
Aunque, como se ha visto, las posiciones en el ICI son muy diferentes en toda la región, si tomamos el promedio de las posiciones que ocuparan los países del hemisferio, por un lado, y luego los países latinoamericanos, desde 2007 hasta ahora, el promedio de las posiciones de todos los países de América ha caído unos 6 puntos, mientras que el promedio de todos los países latinoamericanos también cayó, pero por algo más de 3 puntos, reduciendo algo la brecha, desde casi 17 puntos en 2007 hasta unos 14 puntos en la actualidad.
Si extendemos los datos hacia atrás, hasta 1996 (con cierta circunspección porque nuestra recolección de datos comenzó en 2007 y los anteriores en algunos casos no estaban completos), el resultado es triste o preocupante. En el caso de América en su conjunto se han perdido unas 25 posiciones en promedio, y en el de América Latina casi 30. En los vilipendiados años 90 la calidad institucional de la región, y en particular de América Latina, era mucho mejor, lo cual no extraña si tan solo miramos los casos de Venezuela, la Argentina o Bolivia. El populismo de izquierda, para el que los controles institucionales y la división de poderes son anatema, hizo retroceder a esos países a sus situaciones actuales, tirando hacia abajo el promedio de toda la región. Habrá que ver si luego de 20 años de tal recorrido estos países están dispuestos a recuperar posiciones perdidas, y también si aquellos que tuvieron muy buenos resultados desde entonces (Chile en particular, aunque también Costa Rica, que tuvo mejores posiciones aún en esos años) están dispuestos a abandonarlas.
Este artículo fue publicado originalmente en La Nación (Argentina) el 24 de mayo de 2023.