ALCA: La iniciativa debe venir de Latinoamérica
Buenos Aires—La interrogante alrededor de la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, es clara: ¿podemos esperar un avance concreto hacia una verdadera área de libre comercio interamericana en los próximos años? La preocupación es genuina: Mientras el presidente venezolano Hugo Chávez dispensa sus petrodólares a cambio de simpatías a favor de su socialista proyecto bolivariano, la administración Bush se encuentra extremadamente debilitada debido a un cúmulo de problemas domésticos y de política exterior. Si los países latinoamericanos seguimos esperando a que Estados Unidos tome la iniciativa en materia del ALCA, bien podríamos perder la oportunidad de hacer este proyecto una realidad en el futuro cercano.
Debe quedar claro que somos los países de América Latina los grandes interesados en que se materialice el Área de Libre Comercio de las Américas. No solo porque nuestros países experimentarán un aumento en los flujos comerciales y de inversión que significará más y mejores empleos, sino también debido a que la apertura comercial ayudará substancialmente a la consolidación de las democracias de la región. Además, con el libre comercio los consumidores latinoamericanos tendrán acceso a bienes y servicios más baratos producidos en otras naciones. En muchos casos, este aumento en la capacidad adquisitiva del consumidor significará la diferencia entre poder mandar a sus hijos a la escuela, o tener acceso a medicinas que les salvarán la vida.
Luego de décadas de experimentos en uno y otro sentido resulta bastante obvio que el libre comercio es uno de los mecanismos más efectivos para fomentar la riqueza y el desarrollo de los pueblos. Basta comparar los indicadores económicos y de desarrollo humano de los países abiertos al comercio con aquellos que han cerrado sus fronteras para constatar cómo el libre intercambio mejora en gran medida la calidad de vida de las personas. Según el Índice de Apertura Comercial publicado en el 2001 por el Fraser Institute de Canadá, los habitantes de los 10 países más abiertos al comercio ganan en promedio 7 veces más que las personas que viven en las 10 naciones más proteccionistas del mundo. Además, el libre comercio ha impactado en mayor medida a los países chicos que han abierto sus fronteras a los bienes y servicios de otras latitudes: entre los 10 países más libres se encuentran naciones pequeñas que no hace mucho eran pobres, como Irlanda, Malasia y Singapur.
Ante el estancamiento del ALCA, debido principalmente a la oposición venezolana y la renuencia brasileña, estamos presenciando un fraccionamiento de la región en donde los países del litoral Pacífico cuentan, han negociado, o están negociando tratados comerciales bilaterales con Estados Unidos, mientras que Venezuela y las naciones del MERCOSUR buscan medidas alternativas. De tal manera que en el futuro cercano el énfasis se centrará alrededor de la implementación de estos tratados de libre comercio.
Con el impasse del ALCA, ¿por qué no optar entonces por la apertura unilateral, es decir, la que no es condicionada al desmantelamiento de las barreras comerciales en otros países? Si bien esta política cuenta con beneficios propios, al brindarles a los consumidores la oportunidad de tener acceso a bienes y servicios baratos del exterior, la debilidad institucional y la ausencia de un Estado de Derecho en muchos países latinoamericanos no brinda la garantía suficiente de que esta estrategia comercial sobreviva más allá de la administración que la implemente. De hecho, algunos países de la región han visto cómo apuestan a una apertura unilateral durante un gobierno simplemente para que el siguiente vuelva a instaurar trabas al comercio exterior.
La realidad latinoamericana hace necesario un acuerdo regional, y la iniciativa no vendrá de Washington. El capital político de la administración Bush se encuentra en su punto más bajo, y ni siquiera queda claro si podrá lograr la aprobación en el Congreso de los TLC’s con Panamá y los países andinos que actualmente negocia, como sí lo logró de manera apretada con el CAFTA. Sin embargo, ¿por qué esperar a que Estados Unidos lleve el liderazgo? Algunas naciones latinoamericanas bien podrían tomar la batuta en la consecución del ALCA. Es así como países de la región que han mostrado mayor interés por alcanzar acuerdos de libre comercio, el caso de Chile, México, y las naciones centroamericanas, podrían pasar a tomar la batuta en el proceso de articulación de un área de libre comercio interamericano. Canadá también debe pasar a jugar un papel más activo en este proceso.
Es hora de definiciones en materia comercial, y los llamados a la acción en estas circunstancias son los países que precisamente van a sacar los mayores beneficios del establecimiento de un área de libre comercio interamericana, es decir, los latinoamericanos. Queda por verse si nuestros líderes entienden el contexto que atraviesa el continente y si cuentan con el valor y el liderazgo necesarios para hacer algo al respecto.