<?xml version="1.0" encoding="utf-8"?> <rss version="2.0" xml:base="https://www.elcato.org" xmlns:dc="http://purl.org/dc/elements/1.1/"> <channel> <title>elcato.org - dogma de Montaigne</title> <link>https://www.elcato.org/keywords/dogma-de-montaigne</link> <description></description> <language>es</language> <item> <title>Pésima aplicación de la suma cero</title> <link>https://www.elcato.org/pesima-aplicacion-de-la-suma-cero</link> <description><div class="ds-1col taxonomy-term vocabulary-story-author view-mode-node_page center-block clearfix"> <div class="field-name-field-imagen author-image"><a href="/autor/alberto-benegas-lynch-h"><img src="https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/node_author_image/public/alberto-benegas.jpg?itok=d6XPPTpW" alt="" /></a></div> <h5 class="bio-name"><a href="/autor/alberto-benegas-lynch-h">Alberto Benegas Lynch (h)</a></h5> <span class="bio-text"> es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina. Puede seguir su cuenta de Twitter en&nbsp;@ABENEGASLYNCH_h. </span></div> <p class="field-name-autor-mobile visible-xs-block visible-sm-block">Por <a href="/autor/alberto-benegas-lynch-h">Alberto Benegas Lynch (h)</a></p><div class="field-name-sharethis-top hidden-xs"><div class="sharethis-wrapper"><span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_facebook_custom" displayText="facebook"></span> <span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_twitter_custom" displayText="twitter" st_via="InstitutoCato" st_username="CatoInstitute"></span> </div></div> <div class="field-name-body"> <p>En última instancia los mayores errores en economía obedecen a una aplicación muy desacertada de lo que en&nbsp;<strong>teoría de los juegos</strong>&nbsp;se denomina “la&nbsp;<strong>suma cero</strong>”, esto va desde la parla habitual en muchos medios a representantes de la Iglesia, hasta el <strong>keynesianismo</strong> y el <strong>estatismo</strong> en general.</p> <p>El argumento central que alimenta el resentimiento y la envidia es la noción de lo que se conoce con lo que&nbsp;<strong>Ludwig von Mises</strong>&nbsp;bautizó con el nombre de “<strong>el dogma Montaigne</strong>”, es decir, que&nbsp;la pobreza de los pobres se debe a la riqueza de los ricos. En el siglo XVI,&nbsp;<strong>Michel Montaigne</strong>&nbsp;–a pesar de buenas contribuciones en otras materias– concluyó en su ensayo número veintidós que “no se saca provecho para uno sin perjuicio para otro” en el contexto de todas las transacciones.</p> <p>Éste es el&nbsp;punto de partida de una equivocación garrafal<strong>&nbsp;</strong>que ha teñido buna parte del discurso que pretende explicar aspectos clave de la economía. Al contrario,&nbsp;en toda transacción libre y voluntaria en el mercado, ambas partes ganan siempre. Para recurrir a la terminología de la teoría de los juegos, en esta situación hay suma positiva. En cambio, cuando tiene lugar la violencia, sea gubernamental directa o indirecta a través de que acepta la intimidación sindical o al otorgarle mercados cautivos a empresarios prebendarios, hay suma cero, es decir, en estos casos inexorablemente lo que gana uno lo pierde otro del mismo modo que ocurre cuando se asalta un banco. Curiosamente los patrocinadores de la suma cero en transacciones libres y voluntarias imponen esa modalidad en lo que defienden, es decir, el estatismo en sus diversas variantes.</p> <p>Es muy frecuente que se piense que la pobreza relativa de unos se debe a la riqueza de otros, que si unos tienen “demasiado” no queda para otros. Esto es un completo disparate.&nbsp;La riqueza no es algo estático. Los <strong>recursos naturales </strong>de hace siglos eran iguales o mayores aun que los actuales y, sin embargo, en la actualidad la gente en general vive mejor respecto de la época de Montaigne en la que la condición natural era las hambrunas, las pestes y la miseria (incluso los reyes morían por una infección de muelas). Esta mejora se debe a marcos institucionales que respetan <strong>derechos de propiedad</strong>, lo que al destapar la olla de la energía creadora hace que se multiplique y extienda la riqueza y que el obrero de un país civilizado pueda vivir mejor con posibilidades tales como calefacción, automóvil, agua potable y <strong>medios de comunicación</strong> y, por cierto, más tiempo que un príncipe de la antigüedad.</p> <p>En física se ha visto desde la formulación precaria de Lucrecio pasando por Newton, Lavoisier y Einstein que nada se pierde y todo se transforma. La cuantía de la masa de materia, incluyendo la energía es la misma en el universo pero lo relevante para el aumento de la riqueza no es el incremento de lo material sino su valor. Puede ser que artefactos tales como un teléfono antiguo contengan más materia que un celular pero el servicio de este último y su precio son sustancialmente distintos.</p> <p><strong>La creación de riqueza es creación de valor en el contexto de un proceso dinámico</strong>. En la medida en que el empresario ofrece en el mercado bienes y servicios que la gente acepta, incrementará su patrimonio y en la medida en que no acierte lo disminuirá. Dejando de lado la lotería, solo hay dos maneras de enriquecerse: sirviendo a los demás o robando a los demás. El primer método es el de la&nbsp;<strong>sociedad abierta y los mercados libres</strong>, el segundo es el de los&nbsp;<strong>regímenes socialistas e intervencionistas</strong>&nbsp;en los que el favor oficial establece los patrimonios de los allegados y amigos y condena a la miseria al resto.</p> <p>No es reclamando que se lesione el derecho de quienes crearon riqueza lícitamente la forma de prosperar, sino contribuyendo a crear el propio patrimonio sirviendo a otros. Hoy, salvo raras excepciones, resulta en verdad tristes los espectáculos que ofrecen candidatos a ocupar la escena política en todas partes del llamado mundo libre: compiten en una carrera desenfrenada de promesas para ver quién saquearía más los bolsillos de los que tienen recursos para entregárselos graciosamente a los que tienen menos patrimonios.</p> <p>Resulta triste a la luz de los postulados de los Padres Fundadores quienes consideraban fundamental el derecho de propiedad, de responsabilidad individual y de desconfianza al poder gubernamental.&nbsp;<strong>James Madison</strong>, el padre de la Constitución estadounidense, escribió en 1792 que “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo [...] Éste es el fin del gobierno, solo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”. También en nuestro medio el padre de nuestra Constitución fundadora,<strong>&nbsp;Juan Bautista Alberdi</strong>, se preguntaba y respondía: “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía a Alejandro: que no le haga sombra”.</p> <p>¡Qué lejos estamos de los principios de libertad cuando observamos que de un tiempo a esta parte gobernantes y futuros gobernantes incluso en Estados Unidos, el otrora baluarte del mundo libre,&nbsp;se han dejado seducir por el bochornoso síndrome de la suma cero! Pensemos lo que queda para países con tradiciones menos civilizadas. Es imperioso retornar a las bases sólidas de la sociedad libre a través de una educación más esmerada y cuidadosa respecto de valores fundamentales.</p> <p>Por su parte una de las pocas sentencias acertadas de&nbsp;<strong>John Maynard Keynes</strong>&nbsp;con razón estampó que “Las ideas de los economistas y de los filósofos políticos, tanto cuando están en lo cierto como cuando no lo están, son más poderosas de lo que se supone corrientemente. Verdaderamente, el mundo se gobierna con poco más. Los hombres prácticos, que se creen completamente libres de toda influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto”.</p> <p>El párrafo no puede ser más ajustado a la realidad. Sin embargo Keynes ha tenido y sigue manteniendo la influencia más nefasta de cuantos intelectuales han existido hasta el momento. Mucho más que Marx, quien debido a sus inclinaciones violentas y a su radicalismo frontal ha ahuyentado a más de uno. Keynes, en cambio, patrocinaba la liquidación de la <strong>sociedad abierta</strong> con recetas que, las más de las veces, resultaban de una mayor sutileza y difíciles de detectar para el incauto debido a su lenguaje alambicado y tortuoso.</p> <p>Es del caso repasar los pensamientos de Keynes en este contexto de la suma cero que navega en sus escritos. Los ejes centrales de su obra más difundida (<strong><em>Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero</em></strong>) consisten en la alabanza del gasto estatal, el <strong>déficit fiscal </strong>y el recurrir a políticas monetarias inflacionistas para “reactivar la economía” y asegurar el “<strong>pleno empleo</strong>” ya que nos dice en ese libro que “La prudencia financiera está expuesta a disminuir la demanda global y, por tanto, a perjudicar el bienestar”.</p> <p>Tal vez los trabajos de mayor lucidez sobre Keynes estén consignados en el noveno volumen de las obras completas del premio Nobel en Economía&nbsp;<strong>F.A. Hayek&nbsp;</strong>(<em>The University of Chicago Press</em>, 1995) y en el meduloso estudio de&nbsp;<strong>Henry&nbsp;Hazlitt</strong>&nbsp;traducido al castellano como<strong>&nbsp;<em>Los errores de la nueva ciencia económica&nbsp;</em></strong>(Madrid,&nbsp;<em>Aguilar</em>, 1961). Numerosas universidades incluyen en sus programas las propuestas keynesianas y no como conocimiento histórico de otras corrientes de pensamiento, sino como recomendaciones de la cátedra. Personalmente, en mis dos carreras universitarias y en mis dos doctorados tuve que estudiar una y otra vez las reflexiones keynesianas en el mencionado contexto. Todos los estatistas de nuestro tiempo han adoptado aquellas políticas, unas veces de modo explícito y otras sin conocer su origen. Incluso en EE.UU. irrumpió el keynesianismo más crudo durante las presidencias de Roosevelt: eso era su “<em><strong>New Deal</strong></em>” que provocó un severo agravamiento de la crisis del treinta, generada por las anticipadas fórmulas de Keynes aplicadas ya en los Acuerdos de Génova y Bruselas donde se abandonó la disciplina monetaria.</p> <p>Las terminologías y los neologismos más atrabiliarios son de su factura. No quiero cansar al lector con las incoherencias y los galimatías de Keynes, pero veamos sólo un caso, el que bautizó como “el&nbsp;<strong>multiplicador</strong>”. Sostiene que si el ingreso fuera de 100, el consumo de 80 y el ahorro 20, habrá un efecto multiplicador que aparece como resultado de dividir 100 por 20, lo cual da 5. Y préstese atención porque aquí viene la magia de la acción estatal: afirma que si el Estado gasta 4 eso se convertirá en 20, puesto que 5 por 4 es 20 (sic). Ni el keynesiano más entusiasta ha explicado jamás como multiplica ese “multiplicador”.</p> <p>En definitiva, y aquí es una de las instancias en que se filtra de contrabando la suma cero, Keynes apunta a “la eutanasia del rentista y, por consiguiente, la eutanasia del poder de opresión acumulativo de los capitalistas para explotar el valor de escasez del capital”. Resulta sumamente claro y específico lo que escribió como prólogo a la edición alemana de la obra mencionada, en 1936, en plena época nazi: “La teoría de la producción global, que es la meta del presente libro, puede aplicarse mucho más fácilmente a las condiciones de un Estado totalitario que la producción y distribución de un determinado volumen de bienes obtenido en condiciones de libre concurrencia y un grado considerable de laissez-faire”.</p> <p>En resumen,&nbsp;la incoherencia de la suma cero en la <strong>cooperación social </strong>en libertad está presente en todas las exposiciones estatistas&nbsp;que empobrecen moral y materialmente por más que como queda dicho estén en boca de no pocos sacerdotes muy escasos de conocimientos elementales en ciencias sociales de muy diversa jerarquía eclesiástica y de expositores cacofónicos dignos de una torpeza de dimensiones colosales que alardean de proteger a los más vulnerables con lo que los extienden por doquier.</p> <p><em>Este artículo fue publicado originalmente en </em><a href="https://www.infobae.com/opinion/2023/02/25/pesima-aplicacion-de-la-suma-cero/" target="_blank">Infobae</a><em> (Argentina) el 25 de febrero de 2023.</em></p> </div> <div class="field-name-field-tema-principal"> <a href="/tema-principal/economia">Economía</a> </div> <div class="field-name-field-imagen"> <picture > <!--[if IE 9]><video style="display: none;"><![endif]--> <source srcset="https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_tablet-2x/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=vbvPBqeq&amp;timestamp=1678216751 1.5x, https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_tablet/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=KOzh3a2f&amp;timestamp=1678216751 1x, https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_tablet-2x/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=vbvPBqeq&amp;timestamp=1678216751 2x" media="(min-width: 376px)" /> <source srcset="https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_default-2x/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=0P9xsM-6&amp;timestamp=1678216751 1.5x, https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_default/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=lXfl8GJQ&amp;timestamp=1678216751 1x, https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_default-2x/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=0P9xsM-6&amp;timestamp=1678216751 2x" media="(min-width: 0px)" /> <!--[if IE 9]></video><![endif]--> <img src="https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_default-2x/public/images/stories/ft-correa-montaigne.jpg?itok=0P9xsM-6&amp;timestamp=1678216751" width="830" height="444" alt="" title="" /> </picture> </div> <div class="field-name-post-date"> 7 de Marzo de 2023 </div> <h1 class="page-title">Pésima aplicación de la suma cero</h1><div class="summary"> <div class="field-name-body"> <p><strong>Alberto Benegas Lynch (h)</strong> considera que la idea de que la pobreza relativa de unos se debe a la riqueza de otros es la raíz de una equivocación importante que ha teñido buena parte de la discusión acerca de aspectos clave de la economía.</p> </div> </div><div class="field-name-sharethis visible-xs-block"><div class="sharethis-wrapper"><span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_facebook_custom" displayText="facebook"></span> <span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_twitter_custom" displayText="twitter" st_via="InstitutoCato" st_username="CatoInstitute"></span> </div></div><div class="col-xs-12 col-sm-8 node-keywords"><a href="/keywords/alberto-benegas-lynch-h">Alberto Benegas Lynch (h)</a> <a href="/keywords/cooperaci-n-social">cooperación social</a> <a href="/keywords/juegos-de-suma-cero">juegos de suma cero</a> <a href="/keywords/teoria-de-juegos">teoría de juegos</a> <a href="/keywords/fa-hayek">F.A. Hayek</a> <a href="/keywords/pleno-empleo">pleno empleo</a> <a href="/keywords/multiplicador">multiplicador</a> <a href="/keywords/keynesianismo">Keynesianismo</a> <a href="/keywords/ludwig-von-mises">Ludwig von Mises</a> <a href="/keywords/dogma-de-montaigne">dogma de Montaigne</a> <a href="/keywords/estatismo">estatismo</a></div><div class="col-xs-12 col-sm-4"><div class="sharethis-wrapper"><span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_facebook_custom" displayText="facebook"></span> <span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_twitter_custom" displayText="twitter" st_via="InstitutoCato" st_username="CatoInstitute"></span> </div></div></description> <pubDate>Tue, 07 Mar 2023 11:00:00 +0000</pubDate> <dc:creator>gabriela.calderon</dc:creator> <guid isPermaLink="false">62047 at https://www.elcato.org</guid> </item> <item> <title>Nuestros problemas comienzan con el dogma de Montaigne</title> <link>https://www.elcato.org/nuestros-problemas-comienzan-con-el-dogma-de-montaigne</link> <description><div class="ds-1col taxonomy-term vocabulary-story-author view-mode-node_page center-block clearfix"> <div class="field-name-field-imagen author-image"><a href="/autor/alberto-benegas-lynch-h"><img src="https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/node_author_image/public/alberto-benegas.jpg?itok=d6XPPTpW" alt="" /></a></div> <h5 class="bio-name"><a href="/autor/alberto-benegas-lynch-h">Alberto Benegas Lynch (h)</a></h5> <span class="bio-text"> es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina. Puede seguir su cuenta de Twitter en&nbsp;@ABENEGASLYNCH_h. </span></div> <p class="field-name-autor-mobile visible-xs-block visible-sm-block">Por <a href="/autor/alberto-benegas-lynch-h">Alberto Benegas Lynch (h)</a></p><div class="field-name-sharethis-top hidden-xs"><div class="sharethis-wrapper"><span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_facebook_custom" displayText="facebook"></span> <span st_url="https://www.elcato.org/taxonomy/term/22351/feed" st_title="dogma%20de%20Montaigne" class="st_twitter_custom" displayText="twitter" st_via="InstitutoCato" st_username="CatoInstitute"></span> </div></div> <div class="field-name-body"> <p><strong>Michel Montaigne</strong>&nbsp;fue un hombre del Renacimiento, es decir, de la ruptura con el espíritu medieval de aplastamiento a las <strong>libertades individuales</strong> para subrayar la renovación y fortalecimiento de los valores de la antigüedad clásica en cuanto a la importancia de la persona frente al poder, en otras palabras, al renacer del humanismo. Estudió derecho en Touluse y sus posteriores actividades de juez, consejero, alcalde y parlamentario lo involucraron en trifulcas religiosas y cortesanas que alternaba con sus lecturas y escritos de sus célebres&nbsp;<em>Ensayos</em>&nbsp;que pudo recién finiquitar y publicar en 1588, luego de su retiro.</p> <p>Fue amigo de <strong>Etienne de la Boétie</strong> quien escribió en su muy difundido libro titulado&nbsp;<strong><em>Discurso de la servidumbre voluntaria</em></strong>: “Son pues los propios pueblos los que se dejan, o mejor dicho, se hacen encadenar ya que con sólo dejar de servir romperían sus cadenas”. Sin embargo, buena parte de lo que estampó con su notable pluma Montaigne se concentró principalmente en provechosos consejos en el contexto de la vida interior del hombre y desafortunadamente cuando se sale de ese territorio como en el tan citado capítulo 22 de la antedicha obra concluye que en las relaciones sociales “no se saca provecho alguno sin perjuicio para otro”. Esto en la moderna <strong>teoría de los juegos</strong> se denomina <strong>suma cero </strong>y fue por lo que <strong>Ludwig von Mises </strong>en su tratado de economía de 1949 bautizó como “<strong>el dogma Montaigne</strong>”.</p> <p>Con razón&nbsp;Michel Montaigne&nbsp;confiesa en ese texto: “Mis conceptos y mi juicio avanzan a tientas, bamboleantes, tropezando y vacilando” una situación que a todos nos envuelve puesto que como ha explicado <strong>Karl Popper</strong> el conocimiento tiene la característica de la provisionalidad sujeta a refutaciones. Nunca se llega a un punto final, estamos inmersos en un proceso evolutivo de prueba y error.</p> <p>En otros términos,&nbsp;en el caso que nos ocupa el autor ha dado pie para lo que probablemente sea la equivocación&nbsp;mayor de nuestra época: considerar que la pobreza de unos es debida a la riqueza de otros. A que en toda transacción lo que uno gana es porque otro lo pierde. Está muy instalada la peregrina idea de que lo que a uno le falta es porque a otro le sobra, pero en el <strong>mercado libre</strong> toda transacción libre y voluntaria inexorablemente significa que ambas partes ganan, por ello es que en los diferentes comercios las dos partes se agradecen luego de la transacción.</p> <p>Tal vez la razón central de esta visión esté alimentada por&nbsp;el resentimiento y la envidia, a saber, el mirar al exitoso en el mercado libre con desconfianza y enojo. De allí la contradicción de alabar la pobreza por un lado y por otro condenarla (aunque en última instancia todos somos pobres o ricos según con quién nos comparemos).</p> <p>Para seguir con&nbsp;la terminología de la teoría de los juegos, en el mercado abierto y competitivo la situación es de suma positiva. En cambio, cuando tiene lugar la violencia, sea gubernamental, directa o indirecta a través de aceptar la intimidación sindical o al otorgar mercados cautivos a empresarios prebendarios, hay suma cero, es decir, lo que gana uno lo pierde otro del mismo modo que ocurre cuando se asalta un banco, para no decir nada de los reiterados saqueos de ciertos políticos en funciones.</p> <p>Es muy frecuente el sostener que si unos tienen “demasiado” no queda para otros. Esto es un completo error. La riqueza no es algo estático. Los <strong>recursos naturales</strong> de hace siglos eran iguales o mayores aun que los actuales y, sin embargo, en la actualidad la gente en general vive mejor respecto de la época de Montaigne en la que la condición natural eran las hambrunas, las pestes y la miseria (incluso los reyes morían por una infección de muelas). Esta mejora se debe a marcos institucionales que respetan derechos de propiedad, que al destapar la olla de la energía creadora hacen que se multiplique y extienda la riqueza y que el obrero de un país civilizado pueda vivir mejor con posibilidades tales como calefacción, automóvil, agua potable y medios de comunicación y, por cierto, más tiempo de existencia que un príncipe de la antigüedad.</p> <p>En física se ha visto desde la formulación precaria de&nbsp;Lucrecio&nbsp;pasando por Newton, Lavoisier y Einstein que nada se pierde y todo se transforma. La cuantía de la masa de materia, incluyendo la energía es la misma en el universo pero lo relevante para el aumento de la riqueza no es el incremento de lo material sino su valor. Puede ser que artefactos tales como un teléfono antiguo contengan más materia que un celular moderno pero el servicio de este último y su precio son sustancialmente distintos.</p> <p>La <strong>creación de riqueza</strong> es <strong>creación de valor</strong> en el contexto de un proceso dinámico. En la medida en que el empresario ofrece en el mercado bienes y servicios que la gente prefiere, incrementará su patrimonio y en la medida en que no acierte lo disminuirá. Dejando de lado la lotería, solo hay dos maneras de enriquecerse: sirviendo a los demás o robando a los demás. El primer método es el de la<strong> sociedad abierta</strong> y los mercados libres, el segundo es el de los regímenes socialistas e intervencionistas en los que el favor oficial establece los patrimonios de los allegados y amigos y condena al resto a la miseria.</p> <p>Los menos eficientes deben su prosperidad a las <strong>tasas de capitalización </strong>que generan los más productivos, eventualmente como una consecuencia no buscada pero inexorable pues esa es la razón y la causa de la suba de salarios. Solo por eso es que los ingresos de<strong> Alemania</strong> son más elevados que los de <strong>Uganda</strong>, no es porque los alemanes sean más generosos y los ugandeses más avaros, es por la diferente inversión&nbsp;<em>per capita</em>.</p> <p>No es reclamando que se lesione el derecho de quienes crearon riqueza lícitamente la forma&nbsp;de prosperar, sino contribuyendo a crear el propio patrimonio sirviendo a otros. Hoy resulta en verdad triste el espectáculo que ofrecen debates de candidatos a cargos electivos que reinciden en errores gruesos de tiempo inmemorial que han empobrecido a los pueblos.</p> <p>Entre nosotros<strong> Juan Bautista Alberdi</strong> insistía en preguntarse y responderse: “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra”. Y los postulados de los Padres Fundadores en Estados Unidos consideraban fundamental el <strong>derecho de propiedad</strong>, de<strong> responsabilidad individual</strong> y de desconfianza del poder gubernamental. <strong>James Madison</strong> –el padre de la Constitución que los argentinos en su momento tomamos como modelo– escribió en 1792: “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo [...] Éste es el fin del gobierno, solo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”.</p> <p>Cuando los aparatos estatales se inmiscuyen en la propiedad interviniendo en los precios&nbsp;inexorablemente se desdibujan las únicas señales con que cuentan los operadores económicos para asignar los siempre escasos factores productivos y, por tanto, el consiguiente derroche contrae los salarios e ingresos en términos reales.</p> <p>En otras palabras,&nbsp;el dogma Montaigne ha nublado la visión para adoptar medidas liberalizadoras&nbsp;no solo en el contexto interno del país en cuestión sino también referidas a las falacias tejidas en torno al comercio exterior con lo que se bloquea el mercado cambiario y consecuentemente se distorsionan las importaciones y las exportaciones.</p> <p><em>Este artículo fue publicado originalmente en </em><a href="https://www.lanacion.com.ar/opinion/nuestros-problemas-comienzan-con-el-dogma-montaigne-nid25102021/" target="_blank">La Nación</a><em> (Argentina) el 25 de octubre de 2021.</em></p> </div> <div class="field-name-field-tema-principal"> <a href="/tema-principal/liberalismo">Liberalismo</a> </div> <div class="field-name-field-imagen"> <picture > <!--[if IE 9]><video style="display: none;"><![endif]--> <source srcset="https://www.elcato.org/sites/default/files/styles/story_tablet-2x/public/images/stories/michel-de-montaigne.-011.jpeg?itok=augJgXDw&amp;timestamp=1635346813 1.5x, 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