Riesgo público versus privado: Aprendamos de Grecia

Jagadeesh Gokhale asevera que "Tenemos que reconocer la gran posibilidad de que el Estado fracase" y considera que el camino de Grecia desde la prosperidad hacia su actual situación crítica tiene que ver con fracasos del Estado.

Por Jagadeesh Gokhale

Los problemas actuales de la deuda de Grecia fueron creados por políticos que utilizaron oscuros mecanismos financieros para ocultar de sus acreedores extranjeros la magnitud de la deuda de la nación y la exposición de esta a activos riesgosos. Una vez que estos problemas se dieron a conocer, la economía griega se embarcó en una caída sin fin.

Con el propósito de proteger a sus propios bancos de la exposición a las deudas en Grecia y otras naciones con problemas fiscales, el Banco Central Europeo (BCE) creó el Fondo Europeo de Estabilidad para proveer rescates económicos. Pero esos pagos tienen la condición de que las naciones receptoras de los fondos adopten políticas de austeridad muy rígidas.

La última ronda de medidas de austeridad para Grecia se enfrentó a una violenta resistencia en las calles del país. El último voto podría haber hundido el esfuerzo de los rescates, con potenciales enormes consecuencias para los sectores financieros del BCE y la supervivencia del Euro.

Con el problema del sector privado y público en implosión, es difícil no simpatizar con los manifestantes griegos. Este es un problema que no fue creado por ellos, sino por sus representantes electos. Aun así en su resultado, es muy similar a la situación que los proponentes de la provisión estatal de servicios y seguros temen y de la cual desean protegerse: una profunda recesión que afecte a toda la economía debido a shocks económicos distantes e incontrolables y a las fallas del mercado. Tenemos que reconocer la gran posibilidad de que el Estado fracase y entender cómo Grecia llegó hasta allí.

En diciembre de 2010, Grecia le debía $587.000 millones a sus acreedores extranjeros. De esa cantidad, $280.000 millones se adeudaban a gobiernos extranjeros y $290.000 millones a bancos extranjeros.

El problema de la deuda del país tiene dos características: la insolvencia del gobierno y la insolvencia de sus bancos. Los rescates de otros países de la eurozona y del Fondo Monetario Internacional pueden temporalmente evitar la insolvencia del gobierno. La insolvencia bancaria es un problema más difícil: como los extranjeros retiran continuamente sus inversiones de Grecia, los bancos privados del país se ven obligados a liquidar sus activos, dejando a las empresas con una escasez del crédito que necesitan para continuar operando.

Esto conforma un círculo vicioso dentro del cual el empeoramiento de las perspectivas de los negocios en una economía, que desde ya no es competitiva, induce una fuga adicional de capitales del país. Para finales de 2012, los analistas esperan que los depósitos bancarios griegos se reduzcan en un 40 por ciento en comparación con su valor a mediados de junio de 2010. Y los miembros del BCE están demandando nuevas políticas de austeridad para rescatar al Estado: cortes de nóminas de sueldos, el despido de trabajadores públicos, la reducción de los servicios públicos y de los excesivamente generosos (incluso de acuerdo a los estándares de la Unión Europea) beneficios para la jubilación y la salud de los empleados públicos y los trabajadores jubilados.

La mayoría de las opiniones de los expertos coinciden en que a menos que sea rescatada, la economía de Grecia va a explosionar. Sin embargo, la provisión de rescates periódicos puede llegar a ser otro fracaso del Estado, ya que sólo funcionan cuando la institución beneficiaria es económicamente viable pero con escasez de liquidez, no cuando es insolvente como lo es el estado griego y su sector financiero.

Adicionalmente, los incumplimientos de pago de préstamos al sector privado extranjero afectarán negativamente a otras naciones del BCE, sobre todo a Alemania, donde los bancos están expuestos a las deudas griega, irlandesa, portuguesa y española, todas naciones que también se enfrentan a grandiosos problemas con su deuda soberana.

Con una economía en contracción, es difícil predecir cuándo la economía griega se estabilizará, pero eso es importante ya que la capacidad de las naciones del BCE para proporcionar fondos de rescate es limitada. Cuando se llegue a ese límite, el sistema financiero del BCE y el Euro se enfrentarán a su verdadera prueba de supervivencia.

Muchos defensores de una amplia intervención y administración estatal de la economía, incluyendo a los programas integrales de seguridad social, insisten que estas soluciones son la única manera de proporcionar los servicios públicos y proteger a los trabajadores y otros segmentos vulnerables de la población de las fuerzas brutales del mercado. Pero los recientes acontecimientos en Grecia indican que la capacidad del Estado para operar, administrar, auto-asegurar y proteger a la población, puede ser tan débil como es atribuida por los analistas de tendencia social-demócrata al mercado.

Aunque el Estado puede proveer una fuente cualitativamente diferente de manejo de riesgo, no es un mecanismo a prueba de error, y ciertamente tampoco es una indudable mejora frente a los mecanismos del sector privado. La opción más segura sería la de diversificar entre los mecanismos del sector público y privado para proteger a las personas económicamente vulnerables.

Este artículo fue publicado originalmente en Newark Star Ledger (EE.UU.) el 29 de junio de 2011.