Bolivia: Sobre los salarios de los servidores públicos
Javier Paz sostiene que "existe un gran número de personas (posiblemente la gran mayoría) que no trabajan para el Estado por sentir una vocación especial o por lograr el “bien común”, sino simplemente porque tienen que alimentar a su familia como cualquier otro mortal, necesitan de un trabajo para vivir y lo encontraron en alguna dependencia estatal".
Por Javier Paz
Una fuente inagotable de demagogia es el tema de cuánto deberían ganar los funcionarios públicos. Uno podría justificar los bajos salarios para los funcionarios públicos diciendo que el servicio público es un acto de vocación y que por lo tanto requiere de un sacrificio. Sin embargo existe un gran número de personas (posiblemente la gran mayoría) que no trabajan para el Estado por sentir una vocación especial o por lograr el “bien común”, sino simplemente porque tienen que alimentar a su familia como cualquier otro mortal, necesitan de un trabajo para vivir y lo encontraron en alguna dependencia estatal. Los mensajeros, secretarias, recepcionistas, asesores, abogados, etc., trabajan más por necesidad que por vocación, ¿pero sucede lo mismo con ministros, parlamentarios y jueces? Sin lugar a dudas que existen personas que tienen una vocación de servicio a la comunidad y eligen la política para vivir su vocación, pero la realidad es que con o sin vocación, también necesitan alimentar a su familia.
Los gobiernos populistas a menudo llevan la bandera de la austeridad y de reducir los sueldos, pero esto va en contrasentido con el mensaje popular que llevan. Para explicarlo, imaginemos que los políticos no roban y solo viven de su sueldo. Si el Estado quiere que la mayor cantidad de gente se interese en la política y participe como candidato a los puestos electivos o como funcionario, lo mejor que puede hacer ofrecer sueldos elevados. Por el contrario, si el Estado quiere políticos elitistas, puede determinar que el sueldo de los ministros y parlamentarios sea cero. Con ello atraerá solo a los millonarios a los cargos electivos, a aquellos que no necesitan trabajar para vivir.
La calidad de los funcionarios es también proporcional al salario: sueldos altos atraerán a personas mejor calificadas tanto para cargos electivos, como designados. La corrupción tiene una relación inversamente proporcional a los sueldos. No cuesta lo mismo sobornar a un policía que gana 200 dólares a otro que gana 1000. Nadie duda que en este país, los policías y los ministros ganan más de lo que dice la planilla de sueldos y muchos entienden y justifican la corrupción, porque los sueldos que reciben oficialmente no son suficientes, en el caso de un policía para sustentar a la familia, y en el caso de un ministro para atraer a personas calificadas y probas.