La tiranía de los expertos
Macario Schettino considera que el tercer libro de William Easterly, La tiranía de los expertos "Es un gran libro, en tanto documenta con mucha atingencia cómo es que aparecieron las teorías del desarrollo y cómo fueron ganando espacios en las agencias internacionales sin ofrecer resultados".
William Easterly es un experto en desarrollo económico que pasó 16 años trabajando en el Banco Mundial, hasta que publicó en 2001 un libro titulado En busca del crecimiento. Se trata de un extraordinario libro que ilustra cómo buena parte de lo que creemos acerca del desarrollo económico no tiene fundamento, y cómo muchos esfuerzos por ayudar acaban siendo perjudiciales. Gracias a ese libro se retiró, no en buenos términos, del Banco Mundial.
Unos años después publicó un segundo libro titulado La carga del hombre blanco, en el que insiste en que la ayuda internacional a los países pobres no resuelve nada y puede ser muy perjudicial, y además plantea que para que los planes funcionen es preferible que surjan de abajo, y no de planeadores, académicos, o cosas peores. Gracias a este libro, inició un debate con Jeffrey Sachs, un académico prestigiado que tiene una opinión contraria (autor de El fin de la pobreza).
Ahora acaba de publicar su tercer libro, La tiranía de los expertos, que probablemente le granjee nuevos debates o conflictos. Es un gran libro, en tanto documenta con mucha atingencia cómo es que aparecieron las teorías del desarrollo y cómo fueron ganando espacios en las agencias internacionales sin ofrecer resultados. Ahora también afirma que los expertos en desarrollo cometen un grave error, porque defienden a dictadores en su afán de poner en práctica sus programas de desarrollo. Esto, dice Easterly, tiene su origen en los mismos estatutos del Banco Mundial que le prohíben meterse en política (prohibición que se utiliza políticamente, como es obvio).
Easterly cree que el mito del "déspota ilustrado", o el "buen dictador", es eso, un mito, porque los ejemplos de autócratas que han resultado “útiles” a su pueblo son muy escasos, frente a la abundancia de ejemplos contrarios. Pero los desarrollistas siguen soportando a estos autócratas en la idea de que eso les permitirá desarrollar al país de marras. Y esto nunca pasa, como usted se puede imaginar.
La solución, dice Easterly, es empezar desde abajo, garantizando los derechos políticos de los habitantes. Eso es lo que va a permitir que un país se desarrolle en verdad, y no planes de expertos aplicados gracias a un tirano.
Para quienes creemos que el principal problema que debemos resolver en el mundo es la pobreza, los trabajos de Easterly son de la mayor importancia. Lo son porque se trata de alguien que ha participado de la burocracia internacional desarrollista, y sabe bien de lo que habla, y porque documenta de manera muy acuciosa las historias de los economistas que rara vez podemos encontrar. Si usted quiere saber por qué las maravillosas ideas de cómo crecer mediante ahorro, inversión, educación, instituciones y demás no funcionan, lea a Easterly.
Pero buena parte de quienes se dedican a temas de desarrollo tienen una inclinación estatista y limosnera, posiblemente heredada del izquierdismo que abunda en este tema y de su carácter de religión laica.
Según la tradición, lo que desarrollará a los pobres es el Estado y la ayuda internacional, guiada por un déspota benevolente y una caterva de expertos desarrollistas. Eso no va a pasar, porque no ha pasado en los 80 años en que se ha intentado. Si sólo va a leer un libro de economía en el verano, lea el de Easterly. Lo hará pensar diferente.
Este artículo fue publicado originalmente en El Financiero (México) el 29 de mayo de 2014.