Economía y los cigarrillos
El principio económico fundamental es la ley de la demanda, la cual sostiene que a mayor costo, menos gente está dispuesta a hacerlo, pero si el costo es menor, más gente participará. La ley de la demanda se aplica a cualquier comportamiento y aquí lo aplico a la guerra contra el cigarrillo. Pero dejemos de lado, por el momento, lo relativo a la salud porque no es el tema que aquí examino, sino más bien la manera que la gente responde al costo de algo.
El costo de los no-fumadores de imponer su voluntad a los fumadores en restaurantes, bares o aviones es cero o muy cercano a cero. Sólo tienen que lograr que el gobierno imponga lo que ellos quieren. Cuando el costo de algo es cero, la tendencia es que la gente haga exagerado uso de eso. Usted puede creer que nunca puede haber suficiente aire libre de humo, pero hagamos una pequeña prueba. Digamos que su automóvil se quedó sin gasolina, en algún lugar solitario, en medio de una tormenta y usted me hace señales para que pare y lo ayude. Yo lo hago, pero le digo: “tendré mucho gusto en llevarlo conmigo, pero yo fumo en mi automóvil”. ¿Qué probabilidad hay de que usted rechace mi oferta de ayuda para evitar el humo de mis cigarrillos?
Usted dirá: “pero es que eso es diferente”. No, no es diferente. El precio del ambiente sin humo de cigarrillos no es lo que usted está dispuesto a pagar.
Digamos que usted no deja que la gente fume en su casa, pero durante mi visita le ofrezco pagar $100 por cada cigarrillo que me permita fumar. De manera instantánea aumenté su costo de mantener en su hogar un ambiente sin humo de cigarrillos. Puedo, desde luego, aumentar mi oferta y, según las predicciones de la teoría económica, tarde o temprano le ofreceré un monto que no querrá rechazar, pensando que no vale tanto mantener un ambiente 100% libre de humo.
El ambiente con 100% de humo o 100% sin humo son extremos que probablemente no coinciden con una óptima situación. Cuando el precio es cero, tendremos demasiadas o poquísimas personas fumando. El problema en nuestra sociedad actual es que las leyes han creado demasiados ambientes sin humo y la culpa de ello, en gran parte, la tienen los fumadores, quienes no han creado un costo al aire sin humo de cigarrillos.
Esta regla mía no es absoluta. En algunos casos acepto el aire sin humo a un costo de cero y en otros casos no lo acepto. Todo depende del costo para mí y pienso que los demás fumadores deben hacer lo mismo. Digamos que le pidan que ayude con algún trabajo voluntario. Usted puede contestar: “Sí, si me permiten fumar”. Esta estrategia puede servir para salirse de algo sin tener que decir que no. Simplemente pregunte si dejan fumar.
La lección de economía es que el precio de cero conduce a resultados que no son óptimos y esto no se aplica solamente al cigarrillo. ¿Le gustaría un precio de cero en el supermercado o en la tienda de ropa? Si eso ocurriera, ¿qué cree que va a encontrar en las estanterías cuando usted llegue? Si su contestación es “nada porque la gente se llevaría demasiado” es indicativo que usted sí comprende.
Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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