Buenas noticias (y algo de incertidumbre) debido a las elecciones en el Perú y en la República Checa
Por Ian Vásquez
Washington, DC—Los ciudadanos de Perú y de la República Checa han rechazado en las elecciones de este fin de semana la izquierda radical.
Los peruanos le dieron 54 por ciento de sus votos al ex presidente Alan García frente al 46 por ciento de votos que recibió el candidato nacionalista Ollanta Humala. García no es ningún liberal de mercado pero por lo menos promete respetar la democracia, las políticas macroeconómicas ortodoxas y promete no reversar el progreso de la economía peruana desde que comenzó a liberalizarse a principio de los 1990s. Por lo tanto los peruanos rechazaron al populismo al estilo Chávez y contribuyeron al rechazo regional en contra del deseo del presidente venezolano de unir a Latinoamérica bajo su liderazgo. Una Latinoamérica más moderada y moderna está formándose entre los países a lo largo de la costa del Pacífico (con la posible excepción de Ecuador) que están optando por el libre comercio con EE.UU.
El hecho de que los peruanos votaron por un candidato que es recordado como uno de los peores presidentes en la historia del Perú (1985-1990) en lugar de votar por Humala revela qué tan profundo es el sentimiento anti-populista—por lo menos entre aquellos que votaron por García. El problema para García y para la gobernabilidad en Perú es que Humala ganó en la mayoría de los departamentos del Perú, principalmente en el interior andino y selvático, revelando así a un país dividido. El partido populista-izquierdista también tiene la mayor representación en el congreso peruano. Desde ya, Humala ha declarado la formación de un frente nacionalista, buscando unir a todas las organizaciones de izquierda. Esto puede mostrar a una democracia en acción pero es una señal de que Humala permanecerá como el principal agitador del próximo gobierno y posiblemente de la estabilidad social y política si es que él sigue el ejemplo del presidente boliviano Evo Morales de forjarse el paso hacia el poder mediante la creación de inestabilidad al instigar huelgas y violencia para lograr sus objetivos políticos. El populismo y la influencia de Chávez no han sido derrotados definitivamente en el Perú.
En la República Checa, los comunistas perdieron puestos en el parlamento y los Demócratas Cívicos a favor del libre mercado ganaron una pluralidad con 34 por ciento del voto. Normalmente, el dirigente del partido ganador, en este caso Mirek Topolanek, formaría un gobierno. Pero las elecciones resultaron en un empate en el parlamento—con los Demócratas Cívicos y sus aliados llevándose 100 puestos y los comunistas y Social Demócratas llevándose los restantes 100 puestos. Es difícil ver como Topolanek formará una mayoría, pero en los próximos días y semanas seguramente habrán muchas negociaciones políticas y las dos partes probablemente decidirán un término medio. Si aquello no funciona, la República Checa tendrá que presenciar otras elecciones en los próximos meses y esperar a que los votantes sean más decisivos en escoger entre las reformas de libre mercado y las políticas euro-socialistas.
Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.