Veronica Bowers, la CIA y la lucha contra el narcotráfico

Mary Anastasia O'Grady considera que se podrían salvar vidas de inocentes como la de Veronica y su hija Charity Bowers si solo EE.UU. reversara su política de prohibición contra las drogas.

Por Mary Anastasia O'Grady

Entre todas las víctimas que ha cobrado en América Latina la guerra estadounidense contra el narcotráfico, quizás ninguna capture mejor su falta de sentido e injusticia como el asesinato, perpetrado por la CIA, de la misionera cristiana Veronica Bowers y su hija Charity en Perú.

Nadie insinúa que la CIA haya matado intencionalmente a Bowers y su bebé. Fue un accidente. Pero según el republicano Pete Hoekstra, de la Cámara de Representantes de EE.UU., se trató de una catástrofe en ciernes, debido a la forma en que la CIA operó el plan de intercepción de drogas en Perú conocido como el Programa de Negación de Puente Aéreo. Hoekstra afirma que la evidencia que sustenta sus acusaciones se encuentra en un informe clasificado del inspector general de la CIA que él recibió en octubre.

El programa, iniciado por el presidente Bill Clinton, dejaba en manos de la CIA la responsabilidad de identificar a pequeños aviones civiles que podrían estar transportando cocaína sobre Perú en camino a Colombia, y avisarle a la Fuerza Aérea Peruana para que los obligara a aterrizar.

Se pusieron en marcha estrictos procedimientos para minimizar los riesgos para los inocentes. Pero luego de ver el informe del inspector general, Hoekstra —el miembro de mayor alto rango del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes— afirma que es claro que tales procedimientos se habían dejado de implementar mucho antes de la tragedia del 20 de abril de 2001.

Ese día, la familia Bowers volaba en un monomotor sobre el Amazonas en dirección a su hogar en Iquitos. Veronica Bowers llevaba a la pequeña sobre su regazo cuando una bala disparada por la Fuerza Aérea Peruana, bajo dirección de la CIA, alcanzó la nave, atravesó el pecho de la mujer e impactó el cráneo de Charity. El avión aterrizó en el río Amazonas. El marido de Veronica, su pequeño hijo y el piloto sobrevivieron. Ni el avión ni sus pasajeros resultaron estar involucrados de forma alguna en el narcotráfico y los informes iniciales indicaron que el ataque fue un trágico error que no volvería a suceder.

El informe del inspector general examinó el Programa de Negación de Puente Aéreo desde su comienzo en 1995 hasta su fin en 2001 y demoró siete años en completarse. En declaraciones a la prensa, Hoekstra ha señalado que el informe demuestra que en cada una de las 15 oportunidades en las que se derribaron aviones y en las que participó la CIA a lo largo de la vida del programa presentó "violaciones de procedimientos requeridos". El legislador también afirmó que el informe "descubrió que funcionarios de la CIA sabían de las violaciones y las toleraron, fomentando un ambiente de negligencia e ignorancia de los procedimientos".

Igualmente perturbador, señala el congresista, es el hallazgo del inspector general de que luego de la tragedia hubo un intento por encubrir lo que había estado sucediendo en Perú. También ha dicho que el informe establece que hubieron "modificaciones no autorizadas" hechas a los "procedimientos de intercepción encomendados por el presidente por parte de personas que no tenían autoridad para hacerlo" y que "efectivamente no hubo supervisión legal del programa". Además, afirma que "hay evidencia de que funcionarios de la CIA hicieron declaraciones falsas o engañosas al Congreso" y que "la CIA le negó al Congreso, el Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Justicia acceso a hallazgos clave de análisis internos que establecieron y documentaron las violaciones sostenidas y significativas de los procedimientos requeridos".

"Fue una operación deshonesta", me dijo el legislador por teléfono el martes. "Sabían que no estaban siguiendo las reglas y nunca hicieron nada al respecto. Fueron insensibles". Cuando le pedí que explicara más, dijo: "Mi opinión es que se obsesionaron con la misión".

La CIA afirma que el director Michael Hayden ha "reconocido la seriedad de los hallazgos [del informe]" y "se ha comprometido con un proceso que examine temas sistémicos y de responsabilidad que sea tan completo y justo como sea posible". La oficina del presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el demócrata de Texas Sylvester Reyes, no quiere hacer comentarios sobre el informe. Pero Hoekstra está pidiendo que se desclasifiquen más partes del informe y que el Departamento de Justicia analice "si amerita una mayor investigación criminal".

Aún se necesita una discusión más amplia en el Congreso sobre la política de EE.UU. contra el narcotráfico en la región para honrar la memoria de Bowers y su hija y salvar vidas inocentes en el futuro.

Considere el hecho de que la justificación de Clinton para el Programa de Negación de Puente Aéreo fue que el tráfico de drogas era una amenaza para la seguridad nacional de Perú. Por supuesto que lo era: la prohibición naturalmente produce poderosas redes criminales que socavan el imperio de la ley.

Pero como lo estableció un informe de 2001 del Comité de Inteligencia del Senado, los narcotraficantes aprendieron a no ser detectados al cambiar sus rutas a través de Brasil. También señaló que mientras el negocio de la coca en Perú se hizo más pequeño, el de Colombia despegó.

Desde entonces, la prohibición de EE.UU. ha puesto presión sobre Colombia y ahora el problema está resurgiendo en Perú. Los últimos informes indican que carteles mexicanos se están asociando con vestigios la red terrorista de Sendero Luminoso para reconstruir el negocio, volviendo a probar la futilidad de un ataque a la fuente de origen como una forma de minimizar el uso de drogas en EE.UU.

Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 15 de diciembre de 2008.