Venezuela, se repite la historia
Por Carlos A. Ball
El llamado “socialismo del siglo XXI” no fue introducido en Venezuela por Hugo Chávez sino antes, por los gobiernos de Acción Democrática y Copei. Chávez sí ha profundizado, acelerado y exacerbado la corrupción, la concentración del poder, la violación de los derechos de propiedad, la “permisología” que impone a toda actividad económica el visto bueno de algún burócrata. La mayor parte de las rentas petroleras se quedan entre los allegados al palacio presidencial, sin favorecer a la ciudadanía ni aumentar el capital invertido. Desde los años 60, las elecciones venezolanas se ganan corrompiendo al pueblo con promesas de mayor redistribución de la riqueza.
El padrino de Chávez se llama Carlos Andrés Pérez, aunque ambos se odian. El 29 de agosto de 1975, el presidente Pérez aprobó la ley de nacionalización petrolera, reservando al estado el manejo exclusivo del petróleo, culminando así el programa iniciado por el presidente Rómulo Betancourt en 1960, con la fundación de la Corporación Venezolana del Petróleo y la creación de la OPEP. Sin esa concentración de la riqueza nacional en manos políticas, Chávez jamás hubiera podido cubanizar a Venezuela porque fue el poder económico del petróleo lo que permitió al gobierno aplastar la libertad individual de los venezolanos, convirtiéndonos en súbditos del Palacio de Miraflores.
El espantoso costo para los venezolanos ha sido mucho más devastador de lo que la gente se imagina. En 1958, el ingreso per cápita de los venezolanos equivalía al 78% del ingreso de los estadounidenses. Esa cifra ha caído precipitadamente desde entonces y por debajo del 30% en el nuevo siglo (Douglas Clement, “Barriers to Growth”, Minneapolis Federal Reserve, diciembre 2006). Por el contrario, en Asia, el ingreso per cápita aumenta en comparación con EE.UU. porque menos intervención gubernamental en la economía promueve la productividad, el ahorro, la inversión y la dedicación al trabajo, mientras que el estatismo promueve la miseria de las masas y el enriquecimiento de los políticos y sus amigos.
¿Quién es hoy el enemigo más temido por Chávez? A los empresarios los tiene agarrados por el bolsillo y los maestros enseñan la versión oficial de la historia patria, según el programa de estudios impuesto por el Ministerio de Educación. Sólo algunos periodistas se atreven a cuestionar “la verdad” emitida por el palacio presidencial. Ellos son los “enemigos” de la patria, según el mandamás.
En su alocución de fin de año, Hugo Chávez señaló al enemigo: Radio Caracas Televisión. Esa gran empresa fue fundada en 1930 por William H. Phelps, quien luego de graduarse en Princeton se casó con una venezolana y se radicó en Caracas. Inicialmente, con el nombre 1 Broadcasting Caracas, fue la primera estación radial en Venezuela y operaba al otro lado de la calle del negocio de mi abuelo materno, de Pajaritos a La Palma, en el centro de Caracas. Su nieto Billy Phelps, quien dirigió la empresa, vivía en los años 50 y 60 al lado de la casa donde nací y viví hasta los 26 años. Con esto admito que no soy imparcial y que siempre sentí especial cariño por la familia Phelps.
En mayo de 1987, yo era director general de El Diario de Caracas, empresa del grupo 1BC y el presidente Jaime Lusinchi condicionó a mi despido la renovación de la licencia de transmisión a RCTV. Fui despedido y la licencia fue renovada por 20 años. Dos días después de mi despido confronté acusaciones por cargos inventados por el gobierno. El juez penal Cristóbal Ramírez Colmenares me dijo en su tribunal: “tengo instrucciones de arriba”. Decidí, entonces, emigrar y habiendo el gobierno conseguido lo que buscaba, los cargos fueron posteriormente revocados.
Chávez y su ministro de Información y Comunicaciones, William Lara, han declarado que la licencia de RCTV no será renovada en mayo. Así, en Venezuela se repite la historia.
Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
© Todos los derechos reservados. Para mayor información dirigirse a: AIPEnet